Cuando el pasado mes de mayo
moría en un hospital de Carolina del Norte, Arthel Lane Watson, más conocido
por Doc Watson, el mundo de la música country de los Estados Unidos se quedaba
sin una de las figuras de referencia de ese estilo musical. Se quedaba sin una
auténtica leyenda musical capaz, como han dicho algunos músicos que tocaron con
él, de coger un tema un tema tradicional y hacerlo sonar como si fuera nuevo y
tocar un tema recién compuesto y hacerlo sonar como si fuera una pieza antigua.
Doc Watson nació en el seno de
una familia de granjeros en la zona montañosa de Carolina del Norte, tierra de
músicos y de antiguas canciones, con un padre aficionado a la música e
integrante del coro de la iglesia baptista, al que le gustaba poner en un viejo
gramófono grabaciones de blues, jazz o country. Su madre se pasaba el día
cantando himnos mientras ejecutaba las tareas domésticas y siempre tenía una
canción a punto cuando tocaba mandar a los niños a dormir.
Una infección ocular dejó a
Watson ciego cuando no tenía más que un año de edad, contrariedad que terminará
superando gracias a la música. Siguiendo la tradición de la zona en la que
nació, con cinco o seis años se le puso una armónica en las manos para que
empezara a introducirse en el mundo de la música, y unos años más tarde, su
padre le construirá su primer banjo aprovechando la piel de un gato que había
muerto en casa.
Más tarde logrará hacerse con una
primera guitarra, unos dicen que después de lograr el dinero cortando árboles
en la propiedad familiar y otros que fue un regalo paterno después de
prometerle una guitarra si era capaz de aprender por si mismo a tocar una
canción. Sea como fuere, el caso es que Doc Watson, apodo que le pusieron a
finales de los años 50 en el transcurso de un programa de radio en directo,
empezó su camino por las cuerdas de la guitarra hasta convertirse en un
intérprete absolutamente original tanto tocando con la púa como con los dedos.
De hecho, musicólogos norteamericanos dicen que nunca antes se había tocado la
guitarra de esa manera en los Estados Unidos.
El repertorio que aprendió de
niño y adolescente en las montañas de la más norteña de las Carolinas, unido la
necesidad de atacar con su guitarra las partes de las melodías que correspondían
tradicionalmente a violines o banjos, ayudaron a configurar el estilo de Watson
mientras tocaba con algunas formaciones de la zona temas de baile. Las esquinas
de la ciudad de Raleigh fueron el otro espacio idóneo para los primeros pasos
musicales de nuestro músico.
Durante el renacimiento que vio
el country en los años 60 de la mano de figuras como Dylan y otros del panorama
musical neoyorquino, puso a Watson en la primera línea de este estilo musical,
un estilo que estaba convencido que se podía desarrollar perfectamente al
margen de las compañías musicales porque formaba parte indisoluble del alma de
los habitantes de los Estados Unidos, y esa fidelidad a una forma de entender
la música y de inyectar a las canciones la autenticidad que había aprendido en
sus montañas, le hicieron un músico muy admirado e influyente.
Una buena parte de su carrera la
desarrollará junto con su hijo Merle, hasta que éste falleció en un accidente
de tractor en 1985, en lo que fue un duro golpe para Doc Watson del que se
recuperó con la determinación que caracterizaba su carácter. “Doc era fiero,
pero no en el mal sentido, lo era en el sentido de la determinación”, explica
David Holt, un músico que tocó con Watson durante décadas. El mismo Holt
explicó que “Doc nunca tocaba algo de la misma manera más de una vez”.
La rapidez en la forma de tocar
de los primeros temas de rockabilly o de rock and roll, la necesidad de adaptar
las partes del violín o del banjo a la guitarra, eso va a formar parte
indeleble del estilo de Doc Watson, un estilo en el que el ritmo es enormemente
contagioso y uno se encuentra que sin saber muy bien cómo o por qué, sus pies
empiezan a moverse para seguir el ritmo que sale de las cuerdas de Doc. Unas
cuerdas que ya no volverá a tocar pero que ahí siguen en las múltiples
grabaciones que nos ha dejado y que le aseguran un puesto seguro en el panteón
de los inmortales.
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