martes, 3 de julio de 2012

Doc Watson, la leyenda del folk con raíces



Cuando el pasado mes de mayo moría en un hospital de Carolina del Norte, Arthel Lane Watson, más conocido por Doc Watson, el mundo de la música country de los Estados Unidos se quedaba sin una de las figuras de referencia de ese estilo musical. Se quedaba sin una auténtica leyenda musical capaz, como han dicho algunos músicos que tocaron con él, de coger un tema un tema tradicional y hacerlo sonar como si fuera nuevo y tocar un tema recién compuesto y hacerlo sonar como si fuera una pieza antigua.


Doc Watson nació en el seno de una familia de granjeros en la zona montañosa de Carolina del Norte, tierra de músicos y de antiguas canciones, con un padre aficionado a la música e integrante del coro de la iglesia baptista, al que le gustaba poner en un viejo gramófono grabaciones de blues, jazz o country. Su madre se pasaba el día cantando himnos mientras ejecutaba las tareas domésticas y siempre tenía una canción a punto cuando tocaba mandar a los niños a dormir.

Una infección ocular dejó a Watson ciego cuando no tenía más que un año de edad, contrariedad que terminará superando gracias a la música. Siguiendo la tradición de la zona en la que nació, con cinco o seis años se le puso una armónica en las manos para que empezara a introducirse en el mundo de la música, y unos años más tarde, su padre le construirá su primer banjo aprovechando la piel de un gato que había muerto en casa.


Más tarde logrará hacerse con una primera guitarra, unos dicen que después de lograr el dinero cortando árboles en la propiedad familiar y otros que fue un regalo paterno después de prometerle una guitarra si era capaz de aprender por si mismo a tocar una canción. Sea como fuere, el caso es que Doc Watson, apodo que le pusieron a finales de los años 50 en el transcurso de un programa de radio en directo, empezó su camino por las cuerdas de la guitarra hasta convertirse en un intérprete absolutamente original tanto tocando con la púa como con los dedos. De hecho, musicólogos norteamericanos dicen que nunca antes se había tocado la guitarra de esa manera en los Estados Unidos.



El repertorio que aprendió de niño y adolescente en las montañas de la más norteña de las Carolinas, unido la necesidad de atacar con su guitarra las partes de las melodías que correspondían tradicionalmente a violines o banjos, ayudaron a configurar el estilo de Watson mientras tocaba con algunas formaciones de la zona temas de baile. Las esquinas de la ciudad de Raleigh fueron el otro espacio idóneo para los primeros pasos musicales de nuestro músico.

Durante el renacimiento que vio el country en los años 60 de la mano de figuras como Dylan y otros del panorama musical neoyorquino, puso a Watson en la primera línea de este estilo musical, un estilo que estaba convencido que se podía desarrollar perfectamente al margen de las compañías musicales porque formaba parte indisoluble del alma de los habitantes de los Estados Unidos, y esa fidelidad a una forma de entender la música y de inyectar a las canciones la autenticidad que había aprendido en sus montañas, le hicieron un músico muy admirado e influyente.

Una buena parte de su carrera la desarrollará junto con su hijo Merle, hasta que éste falleció en un accidente de tractor en 1985, en lo que fue un duro golpe para Doc Watson del que se recuperó con la determinación que caracterizaba su carácter. “Doc era fiero, pero no en el mal sentido, lo era en el sentido de la determinación”, explica David Holt, un músico que tocó con Watson durante décadas. El mismo Holt explicó que “Doc nunca tocaba algo de la misma manera más de una vez”.

La rapidez en la forma de tocar de los primeros temas de rockabilly o de rock and roll, la necesidad de adaptar las partes del violín o del banjo a la guitarra, eso va a formar parte indeleble del estilo de Doc Watson, un estilo en el que el ritmo es enormemente contagioso y uno se encuentra que sin saber muy bien cómo o por qué, sus pies empiezan a moverse para seguir el ritmo que sale de las cuerdas de Doc. Unas cuerdas que ya no volverá a tocar pero que ahí siguen en las múltiples grabaciones que nos ha dejado y que le aseguran un puesto seguro en el panteón de los inmortales.


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