Escojo para el titular de este
artículo el epitafio que se puede leer en el mausoleo de la cantante de blues
Bessie Smith (Chattanooga, Tennessee, 1894 – Clarksdale, Misisipi, 1937), cuyo
fallecimiento supuso la primera de las tragedias que azotaron a la música del
siglo XX, abriendo la nómica de cantantes fallecidos demasiado pronto.
Alrededor de las causas de la
muerte de Bessie Smith se ha escrito mucho, se han elaborado varias teorías e
incluso se ha utilizado desde el punto de vista político. Una madrugada,
mientras viajaba en el coche conducido por su novio, Richard Morgan, después de
un concierto probablemente en la cuidad de Natchez, sufrieron un aparatoso
choque por alcance con un camión que se encontraba estacionado en las afueras
de Clarksdale.
Bessie sufrió heridas de mucha
consideración que la dejaron con un brazo prácticamente arrancado, varios
huesos rotos y una hemorragia muy fuerte. Mientras llegaba la ambulancia, fue
atendida por un médico blanco que acertó a pasar por allí camino de una cacería
con unos amigos. Desafortunadamente la cantante no se pudo recuperar del shock
provocado por el accidente y fallecería muy poco tiempo después.
Alrededor de este incidente se
desarrolló la historia de que la cantante negra había sido rechazada en un
hospital de blancos, algo perfectamente plausible en aquellos años, y de ahí la
causa de su muerte, sin embargo, investigaciones posteriores demostraron que el
hospital más cercano era el hospital para negros al que fue trasladada.
Eso no impidió que en 1959,
Edward Albee, en los inicios del movimiento a favor de los derechos civiles que
eclosionaría definitivamente en los 60, compusiera The Death of Bessie Smith
(La muerte de Bessie Smith), como un himno en contra del racismo y la
discriminación racial en los Estados Unidos. Un tema que si bien no parece
haber tenido una incidencia directa, si se vino a sumar al ambiente general que
propició que el Congreso de los Estados Unidos aprobara la Carta de Derechos
Civiles.
La muerte de Bessie Smith con
solo 43 años de edad, fue el episodio final de una vida marcada por la pobreza,
el alcoholismo, la soledad, el desengaño y, como no, por el blues. Un estilo
musical que Bessie empezó a escuchar por las calles de Chattanooga por las que
a los siete años deambulaba cantando por las esquinas mientras mendigaba. Y es
que la vida no era fácil para la octava hija de una familia pobre.
La suerte cambió cuando, a los
nueve años, una de las más conocidas cantantes de los circuitos de música para
negros, Ma Rainey la escuchó y la convenció para irse con ella e iniciar su
carrera musical. La familia no puso muchos impedimentos, tal vez pensando que así
se libraban en casa de tener que alimentar a una boca más, y Bessie empezó una
andadura que la llevó a colocarse como la más grande intérprete de un estilo
musical que si bien tiene muchas “reinas” en su particular Olimpo, solo tiene
una “emperatriz”, título que le corresponde en exclusiva a Bessie Smith.
Con 17 años se producirá otro encuentro determinante en la
carrera de nuestra cantante y que no es otro que el que tuvo con Frank Walker,
responsable de que Bessie se trasladara a Nueva York para grabar la primera de
las 160 canciones que la cantante dejó para la historia. Ese primer tema no fue
otro que Down Hearted Blues, un tema a partir del cual, como escribe Ramón del
Solo, “el mundo del jazz y del blues no volvería a ser el mismo”.
Efectivamente, la voz de Bessie
Smith era tan poderosa y ella aprendió a controlarla tan bien que se dice que
siempre se negó a utilizar micrófonos en sus actuaciones y que incluso
prescindía de la batería para ser ella misma quien marcara el ritmo a sus
músicos de acompañamiento. A su lado tuvo a los mejores músicos del momento
como un joven Louis Armstrong, Coleman Hawkings, Charlie Green, Chu Berry,
entre otros muchos.
La vida de Bessie Smith vino
marcada por el alcohol, una bisexualidad nunca escondida, y un dolor por el
sentimiento racista que se vivía en un Estados Unidos que si bien había tenido
una larga guerra civil para terminar con la esclavitud, al final eso fue
sustituido por una pretendida supremacía blanca especialmente patente en los
estados del sur de los Estados Unidos.
De carácter difícil era propensa
a los ataques de ira cuando no conseguía algo cuando se le antojaba y llegó un
momento en el que su cotización bajó al no poder estar seguros los promotores
de que Bessie Smith iba a estar el día comprometido sobre el escenario. La Gran
Depresión tampoco sirvió para hacer las cosas más fáciles.
Sin embargo, de ella se dice que
nunca olvidó el lugar del que había salido y las condiciones en las que había
desarrollado su infancia, y de ahí que fundara un asilo para indigentes y nadie
que acudiera a ella para pedirle dinero se iba con las manos vacías.
Sus grabaciones le proporcionaron
pingües ingresos que la cantante dilapidó hasta encontrarse con problemas que
la hicieron volver al circuito de clubes de blues por el sur del país. Sin
embargo, y ahí está la paradoja, según fueron pasando los años y su
vulnerabilidad se hizo más patente su voz más profunda era, mayor el alma que
ponía en cada canción, en cada frase capaz de contener una historia completa,
poniendo encima del escenario o en el estudio de grabación toda la emoción de
la que era capaz, y era mucha.
El blues y el jazz cantado tiene
un antes y un después de Bessie Smith, incluso algunas de las más grandes voces
como Billie Holliday, siempre se consideró discípula de Bessie Smith. Años más
tarde, sería Janis Joplin la que reivindicara su figura y se horrorizaría al
saber que la “emperatriz” había sido incinerada y enterrada en una lápida sin
nombre. Puso en marcha una colecta para construir un mausoleo adecuado a la
grandeza de Bessie Smith, la mujer que “jamás dejará de cantar.
Fuentes consultadas:
2 comentarios:
Esa voz me rompe, me hiere. Ya te dije sobre Bessie, ya supe de su vida, ya la dibujé a mi manera.
Nunca me cansa escucharla aunque duele.
Gracias por el mensaje.
Besito.
NATALIA: Efectivamente una voz de esas en las que flota toda una vida complicada, dura y todo eso está en sus canciones. Impresionante sin duda ninguna.
Un abrazo!
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