Dos seres. Distinto sexo. Cruzan el espacio en ausencia de luz. Lentamente. Sin prisa. Sus movimientos son apenas perceptibles en la penumbra. Se encuentran. Luz. Separación. Cada uno a su propio universo. Universos luminosos cercanos y lejanos al mismo tiempo, no se tocan. Los mismos movimientos. Lejanía. Movimientos telúricos. Cuerpos que se arrastran, giran, golpean, en ritmo casi laberíntico. Se encuentran.
Seres humanos convertidos en muñecos, hilos extraños dirigen sus movimientos. Bailan. Despojan a su humanidad de ropajes que les dan una apariencia humana, para encontrar… ¿qué? Tan pegados y tan alejados. Él se marcha.
Ella sola. La luz se vuelve roja. Busca placer adulto solitario. Placer del que venimos y al que vamos. Pasión, descubrimiento, vida, orgasmo liberador de tensiones. Los pies descalzos hollan un suelo negro, mientras la luz se rompe, cambia, se transforma. Los cuerpos se encuentran, caminan al filo de la pasión, buscando, encontrando, se separan. Rechazo, olvido, se da paso a la soledad. Solos en el mundo, ante el mundo, caminando por el filo del abismo.
Él se queda solo. Torso desnudo. Atlante de espalda curvada por el peso… ¿de la culpa? ¿propia? ¿ajena? ¿quién fue el culpable? ¿existen los culpables? El ritmo se vuelve frenético por momentos, prisa, agobio, tensión, sin posibilidad de escapar. No hay nadie, todos se han ido. Sólo un cuerpo medio desnudo que busca y no encuentra.
Ella, vestida, regresa. Apariencia de felicidad. Por un momento todo parece posible, la normalidad, convivencia, sonrisas de complicidad. Alcanzan la belleza y a ella se aferran. Luego salen los egoísmos, cada uno para sí, el otro no importa, los antiguos amantes ahora son enemigos a los que aniquilar. Sonrisas que se vuelven cínicas, que forman la máscara de hipocresía que nos ponemos todos los días por la mañana. Se abrazan, y eso se transforma en agresión. Caricias que golpean, empujan, buscan aniquilar. La belleza se rompe y sólo queda la máscara, la mentira, la hipocresía con las que seguir manteniendo una apariencia ¿humana?
Y el silencio. Varios momentos en los que el silencio cobra vida. Cuerpos que se mueven, agitan, bailan, y la música no suena, poniendo ritmo al silencio, a la ausencia de sonidos que no sean los producidos por el cuerpo en libertad. Acostumbrados al ruido constante, el silencio desconcierta. Silencio interrogante, colgado en el vacío, inquietante en unas vidas que sin ruido parecen nada. "Yo hablo con mis silencios, pero nadie me escucha", leí una vez en un sito imposible de recordar.
Manos que buscan una luz blanca apenas insinuada, cabezas que quieren emerger a la luz, sobras enormes que se proyectan al fondo, en una espesura en la que la luz está proscrita. ¿Hay algo más allá? ¿Para qué buscar más allá si aquí no encontramos? Lejos, cerca; luz, sombra; esperanza, realidad. Elementos de peculiar caja de Pandora que abrimos y cerramos todos los días.
Final. Dos pares de zapatos. Rojos, negros. Es todo lo que queda.
N8 OHX es el título del espectáculo que la compañía gallega de danza contemporánea Pisando ovos, trajo a la gijonesa colegiata de San Juan Bautista el pasado viernes dentro de la programación de teatro y danza Encuentros en Asturias.
Estas son algunas de las sensaciones que recibí.
3 comentarios:
¡Me encantó tu relatooo!!....podía imaginarme todo...tal cual iba pasando.....¡¡¡!!...estoy sorprendida...y con muchas ganas de ver la obra...aunque creo que eso es imposible...:(....peor bueno...tu relato me re gusto!!
¡Besotes y cuidate mucho!
Muy buena esta narración! Lástima que la obra no llega a la Argebtina porque da mucha curiosidad.
Este espectáculo es el primero de esta compañía que se fundó en 2005, y el año pasado presentaron este espectáculo que han estado rodando por España. Si me llega alguna noticia por algún canal (ellos no tienen web aunque en Google aparecen noticias sobre ellos) de que vayan a cruzar el charco os mandaré aviso.
Gracias por vuestros comentarios y un abrazo desde este lado.
Publicar un comentario