Retrato riendo. |
Pensamos en la capital austriaca finisecular, todavía capital del Imperio Austrohúngaro, un joven de familia bien rebelde hasta el punto de ser expulsado de todas las instituciones educativas, creciendo en plena Sezession con Gustav Klimt como figura artística de referencia, amigo de Arnold Schönberg influyente compositor musical padre de la atonalidad, y de su esposa Mathilda, seis años mayor que él con la que tendrá un idilio hasta que el marido descubrió el pastel, retiró todo su apoyo al joven pintor y este, después de quemar parte de su obra, terminó suicidándose poniendo así fin a una corta pero muy intensa carrera artística que le llevará a las puertas del expresionismo.
La familia Schönberg (1908) |
La agitación interior del artista es muy palpable en parte de una obra en la que los paisajes, los retratos y los interiores, al menos de las pinturas que se conservaron, son los tema fundamentales y dentro de cada uno de esos temas, podemos encontrarnos con visiones artísticas muy diferentes.
Mathilde Schönberg y su hija. |
Así, vemos retratos de Schönberg y de su esposa e hija, que tienden al realismo, retratados en habitaciones interiores de su casa perfectamente reconocibles, y con una especial atención a unas miradas que parecen ver más allá del espectador, como si pudieran atravesar la materialidad de nuestros cuerpos y vagar por espacios vedados a los simples mortales. Miradas sin duda inquietantes.
Retrato de grupo (1908) |
Otras veces, veremos como esos retratos se convierten en machas de color, en los que es prácticamente imposible adivinar los detalles de los rostros, convertidos en máscaras, casi al modo del belga Ensor, y además difuminadas, sobre cuerpos donde las ropas tiemblan, parecen desplazarse de un modo caprichoso y uno espera que en cualquier momento, toda la composición se venga abajo, todo se diluya.
Autorretrato (1901) |
En sus autorretratos (se suicidó ante el espejo que había utilizado muchas veces para pintarse a sí mismo), lo mismo aparece como un ente blanquecino sobre un fondo azul oscuro, casi negro, imponiendo su figura y rodeado de una suerte de aura, quien sabe si como un mensaje pidiendo ser salvado de las sombras interiores que le acompañaban, mientras que otras veces ríe como un loco en un desvarío sobre un fondo de pinceladas cortas, rápidas, oscuras.
Lago Traunsee (1907) |
Y los paisajes, unos en los que no parece descabellado pensar en la influencia de Van Gogh, en los que utiliza el color de una forma muy personal, muy valiente, unas veces con pinceladas largas, muy cargadas de color, que convierten la paz del lago Traunsee, en cuyas proximidades tenían su casa los Schönberg, en algo inquietante. Era 1907. Al año siguiente se destapará el romance, y Mathilda optará por seguir con su marido, y Gerstl por el suicidio.
2 comentarios:
Me gusta más cuanto tiene unas pinceladas más definidas, la verdad, aunque sus cuadros parecen despedir un poco de tristeza O,o
Parece que nunca fue una persona muy asentada psicológicamente y eso se ve perfectamente en su pintura.
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