“No trato de
imponer ninguna perspectiva musical particular. Quiero que cada una de las
personas que escuchan mis canciones se vean afectadas por ellas de una forma
totalmente personal, y se conmuevan y lean entre líneas lo que dicen las letras
de mis canciones”.
“Mis canciones
salen de algún lugar de mis experiencias personales”.
Dos
afirmaciones del que está siendo el cantante masculino revelación de los
últimos años, y que sólo con tres discos en el mercado (Water, 2010; Be Good,
2012 y Liquid Spirit, 2013), se ha colocado en lo más alto no sólo de ventas
sino también en la consideración de público y crítica, especialmente en Europa.
Gregory Porter nace en
el año 1971 en California, concretamente en Los Ángeles, y es el más joven de
una familia de seis hermanos de madre soltera, que al mismo tiempo, es ministro
en una iglesia, hecho que puso en contacto a Porter muy pronto con el gospel,
base que se aprecia en algunas de sus canciones, apoyado por una voz realmente
extraordinaria. La fuerza de su madre para sacar adelante una familia numerosa,
la ha destacado Porter en alguna de sus canciones.
En relación al
gospel, Porter explica que “descubrí la música con esos cantantes, los
profesionales y los simples feligreses que cantaban. Yo no soy muy religioso
pero mi madre, que trabajaba en una iglesia, me hizo ver que todos ponen algo
de si mismos en cada interpretación. Comprendí que gozan de la misma libertad
que un músico de jazz.”
No en vano
Porter más que un fotógrafo es un pintor musical, como pone de manifiesto Motema Music, un hombre capaz de hacer llegar a través de sus temas muy bien escritos
y llenos de poesía, reposados unos, agitados otros, sus ideas acerca del amor,
los sueños, la cultura o la sociedad, porque nada de lo que ocurre a su
alrededor le es ajeno, y es fácil detectar la energía de barrios neoyorquinos
como Harlem en sus composiciones.
Sus primeras
influencias musicales le llegaron a través de los discos de Nat King Cole, al
que siguieron Louis Armstrong y Ella Fitzgerald, dentro de unos gustos musicales
eclécticos que incluyen a Michael Jackson o The Temptations. Ya como intérprete
los críticos lo están comparando con las voces de Joe Williams, el propio Nat
King Cole, Donny Hathaway o Marvin Gaye. Algo que no está nada mal para un
joven que iba para jugador de fútbol americano al que una lesión de espalda
truncó esa posibilidad. Eso que hemos ganado los aficionados a la música.
Jazz Wise
describió la música de Porter como un conjunto “extraordinario de canciones,
con unas letras líricas y de contenido social, grandes músicos y una voz
increíble”, al mismo tiempo que se pone de manifiesto el bagaje de soul y blues
que está detrás de su forma de entender el jazz apoyado por un grupo de músicos
con Chip Crawford al piano, Aaron James en el bajo, Emanuel Harrold en la
percusión y Yosuke Sato al saxo alto, sin olvidarnos del productor Brian
Bacchus que tiene mucha responsabilidad en el sonido de Gregory Porter.
“Tomé clases
como actor y eso informa mis directos. Un actor tiene que ser bueno cada noche.
Necesita estar dotado de empatía para conectar con el público. Debe creerse su
personaje. ¿Mi personaje? No estaba planeado pero veo que en mis discos siempre
aparece la palabra 'agua'. Creo que estoy invocando a algo poderoso, que se
mueve por leyes propias: llámalo cultura, amor, espíritu”.
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