Se anuncia para el próximo mes de
septiembre el estreno de la segunda temporada de esta serie coproducida entre
Suecia y Dinamarca, una gran noticia para todos los que hallan visto la primera
temporada de una serie de género nórdico negro, y que sigue la estela de éxito
abierta por Forbrydelsen, esa magnífica serie de la que me ocupé aquí, aquí y
aquí.
Esta vez estamos ante diez
episodios magníficos, lo mismo que el puente que une a los dos países a lo
largo de ocho kilómetros y que termina convirtiéndose en un protagonista más de
la serie, desde el asesinato inicial de una fiscal sueca que aparece justo en
la línea fronteriza entre los dos países. Un cuerpo que en realidad son dos y
que justifica la colaboración entre la pareja de policías protagonistas.
Ellos son Martin Rhode (Kim
Bodnia) y Saga Norén (Sofia Helin). Él un hombre bonachón, con buen humor y con
un largo historial amoroso a sus espaldas, con una visión de las cosas flexible,
mientras que su compañera sueca es todo lo contrario, asocial, dice siempre lo
que piensa sin tener en cuenta las consecuencias, cuadriculada, todo ello
debido a un trastorno por Asperger. Ambos terminan formando una pareja que
pasará a la historia de la televisión por su química y sus excelentes
interpretaciones.
Dos policías que se pondrán manos
a la obra para intentar atrapar a un asesino en serie que busca lanzar mensajes
sociales con cada uno de sus crímenes: la corrupción política, el trato
desigual de los ciudadanos ante la ley, la situación de los sin techo, la prensa amarilla…, vamos
algunos de los males que azotan a todas nuestras sociedades, y que ponen de
manifiesto que las sociedades aparentemente modélicas escandinavas no lo son
tanto cuando se les ponen los aumentos adecuados.
El caso es que la suma de
ingredientes nos deja una serie oscura, inquietante, en escenarios algunos
propios del género de terror en medio de calles desoladas, de una oscuridad tan
profunda como las tinieblas de los seres humanos, de ambientes fríamente
funcionales no se sabe muy bien si unidos o irremediablemente separados por el
ese puente omnipresente.
Ahora mismo se está poniendo en
España la versión norteamericana de la serie, en uno de esos canales temáticos,
en este caso ambientada en la frontera entre Estados Unidos y México, y de la
que dejaré mi comentario cuando termine. Al mismo tiempo, se está preparando
otra versión en este caso franco-británica, con el túnel bajo el Canal de la
Mancha como escenario.
El caso es si primero fue la
novela negra nórdica la que impactó con fuerza en el resto del continente,
ahora está siendo la ficción televisiva la que demuestra que en Escandinavia
también son capaces de hacer magníficos productos televisivos basados en unos
actores de mucho peso, y unos guiones a su altura.
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