Cómete la sopa, cómete la sopa,
cómete la sopa. Cásate con ella, cásate con ella, cásate con ella.
Esas dos frases repetidas
machaconamente llevaban acompañándome desde hacía ya bastantes años, desde que
una noche de un mes que no recuerdo las escuché en un programa que creo
recordar que se llamaba Ars Sonora en Radio Clásica de Radio Nacional de
España. Se me quedaron esas frases y el recuerdo de lo divertido que me habían
parecido aquellos dos tipos que más que recitan disparaban palabras. Con lo que
no conseguí quedarme fue con el nombre de aquel dúo.
Años más tarde, en la sección de
cultura del Telediario de la 1 de TVE (no me pidan si era la edición de tarde o
la de la noche que a tanto no llego), volvieron a sonar esas frases que me
habían venido acompañando durante años. Ahora sí, lápiz y papel en mano tomé
buena nota del nombre del dúo y por fin pude poner identidad a los autores de
aquellas frases y que no era otra que la de Accidents Polipoètics. Y pude
quedar en paz.
Detrás de ese nombre se ocultan o
se desvelan, según se mire, las identidades de los catalanes Xavier Theros
(Barcelona, 1963) y Rafael Metlikovez (Canovelles, 1964), juntos desde 1991 y
en plena celebración de sus primeros 20 años de palabras convertidas
(polipoesía es la etiqueta) en armas arrojadizas impulsadas por un negro
sentido del humor (el único de los sentidos del humor posibles a mi entender),
del que no se escapa ningún aspecto de la realidad cotidiana, desde esas frases
machaconas paternas y maternas con las que hemos crecido, hasta el nacionalismo
sea del tipo que sea, las convenciones sociales y cualquier otra cosa.
Desgraciadamente en este país
cuando se habla de un recital poético la mayor parte de la gente todavía se
asusta, porque eso se ha identificado con una actividad erudita, solo propia
para intelectuales de chaquetas de pana y gafapastas, todo muy sobrio,
contenido y solo accesible a intelectuales de altos vuelos.
Accidents Polipoètics son todo lo
contrario, es poesía cercana, viva, de pie de calle, tanto que han hecho
recitales en plena calle o en mercados de abastos, con espectáculos que han ido
evolucionando hasta el minimalismo. Si en sus inicios, y así lo cuentan ellos
mismos, salían al escenario con los textos serigrafiados en ladrillos que se
rompían al final del espectáculo, o con botellas de butano al hombro, ahora lo
hacen únicamente equipados con un tricornio, una bocina o cualquier otro
elemento sencillo que les ayuda a transmitir la complejidad que se oculta
detrás de una formulación aparentemente sencilla.
Reconocen influencias de Joan
Brossa o Salvat Papasseit, los poetas de la Generación Beat, Gómez de la Serna
o los recitales futuristas y dadaístas, junto con la de humoristas como Gila y
Jardiel Poncela, la televisión, el pop y el mundo de la publicidad. Y si
hablamos de colaboraciones hay están las que han hecho con Luis Auserón, Pascal
Comelade o Jaume Sisa o las teatrales con La Fura dels Baus y Sol Picó.
Denle play y escuchen, escuchen.
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