El gusto que siente este director
por los personajes inadaptados ya lo había dejado claro en Taxi Driver, por
citar solo una y también protagonizada por un excelente De Niro. De eso es una
muestra muy clara esta película, Toro salvaje, basada en la biografía del
boxeador norteamericano Jake La Motta, campeón del mundo de los medios en 1949.
Scorsese llegó a filmar esta
película después de haber pasado por un calvario particular en forma de
enfermedad provocada por su abuso de las drogas que a punto estuvo de costarle
la vida. Después de eso y de una crisis de identidad creativa, le llegó la
propuesta, de la mano del propio De Niro, de sacar adelante este proyecto en el
que los dos, director y actor, demostraron tener mucho músculo y mucho talento.
Si desde el punto de vista
actoral, De Niro se vio obligado a engordar 30 kilos y a entrar en la piel de
una personalidad muy violenta, para el director tampoco era sencillo afrontar
una historia de autodestrucción en la que el boxeo se convierte en el camino de
autoflagelación, en el único espacio en el que La Motta podía sentirse en paz
consigo mismo.
La violencia formaba parte
esencial de la vida del boxeador, tanto dentro como fuera del ring, una
violencia sustentada en su falta de adaptación a las normas básicas de
convivencia lo que le lleva a no tener otra forma de relacionarse con los que
le rodean más que a través de una violencia que pasa de lo verbal a lo físico a
la más mínima insinuación.
Para hacernos llegar con toda la
fuerza posible la intensidad de la violencia, del sentimiento de
autodestrucción, en la que vive el personaje, Scorsese rueda la película en un
blanco y negro muy expresionista y mete la cámara dentro del ring de boxeo para
que veamos en primer plano como los golpes impactan contra la cara de los
contrincantes, como vuelan las gotas de sudor y como la sangre llega a salpicar
a los jueces del combate.
La dureza es extrema en las
escenas de violencia doméstica y en las boxísticas, en ese camino que La Motta
pretende que le lleve a la redención, a encontrarse consigo mismo, con su parte
humana cuando todos piensan que no es más que una bestia. En ese sentido es
especialmente impactante la escena en la celda de la prisión en la que golpea
los muros mientras se dice a sí mismo que no es una bestia.
El único anclaje que tiene al
mundo es su hermano, al que encarna magníficamente Joe Pesci, la única persona
a la que respeta y, de vez en cuando, escucha. Sin embargo, su propia
personalidad atormentada le llevará a perder a su hermano después de propinarle
una paliza al pensar, falsamente, que se está acostando con su mujer.
Ese es el principio del fin para
La Motta que no encontrará otra forma de encontrar el respeto por sí mismo que
dejar que Sugar Ray Leonard le propine una enorme paliza en el ring. A pesar de
la sangre y de la derrota, La Motta todavía tiene fuerzas para vanagloriarse de
que Leonard no ha conseguido hacerle morder la lona.
Ese es el final deportivo de La
Motta, que buscará ganarse la vida con un club nocturno, aunque una acusación
de corrupción de menores le llevará a la cárcel, hasta convertir su vida en un
espectáculo actuando como monologuista en clubes de mala muerte. La redención
final le llega cuando puede mirarse al espejo y encontrar que la imagen que
este le devuelve ya no le resulta odiosa.
5 comentarios:
Ayyyyyyyyyyyyyy Alfredo, magistral obra de Scorsese, banda sonora como siempre en él, sublime.
La fotografía en blanco y negro potentísima, la intensa desmenuzación del personaje la Motta, su inicio y degradación !una obra maestra! La he visto por lo menos cinco veces.
Recuerdo una secuencia que me quedó en la memoria como la síntesis más perfecta del boxeo...:la cuerda del ring en primerísimo plano, fondo diluido y ESA GOTA DE SANGRE, que se desliza en la cuerda... De esos instantes emocionantes que hacen enamorarse del cine.
Gracias por traérmela de nuevo. Besitos amigo mío.
Añado, como siempre, también créditos geniales, en este caso un ballet sublime en el ring, contrasentido entre el boxeo y la delicadeza. Operística e italiana música como el origen de La Motta.
Scorsese nunca deja nada en el aire.
Más besitos.
Coincido con Natalia que es una obra maestra, de las mejores de Scorsese, que últimamente no hace obras tan buenas, y una interpretación sobresaliente de Robert de Niro (esto tampoco es novedad). De las mejores películas de boxeo, sin duda. Saludos Alfredo.
Saludos Alfredo,
Siempre ofreces cosas muy buenas...
Abrazos.
NATALIA: Evidentemente coincido contigo en la valoración de esta película y esa escena de la gota de sangre cayendo de la cuerda del ring es de las más dramáticas de toda la película.
Un abrazo!!
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PACO: Sin duda estamos ante una de las mejores películas de deporte en general y de boxeo en particular. La combinación Scorsese- De Niro ha dado resultados magníficos a la historia del cine.
Saludos!!
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BALAMGO: Gracias por esa apreciación.
Un abrazo!!
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