La reunión de hoy es un reflejo fiel del inmenso potencial que tiene el teatro para movilizar comunidades y sortear las diferencias.
¿Han imaginado alguna vez que el teatro podría ser una potente herramienta para la paz y la reconciliación? Mientras las naciones consumen sumas colosales de dinero en misiones para la paz en áreas del mundo en violento conflicto, se le presta poca atención al teatro como alternativa individualizada para la transformación y el manejo de conflictos. ¿Cómo pueden los ciudadanos de la madre Tierra lograr paz universal cuando los instrumentos que se emplean para ellos vienen de poderes externos y aparentemente represores?
El teatro permea sutilmente el alma humana atenazada por el miedo y la sospecha, alterando la imagen que tienen de ellos mismos y abriendo un mundo de alternativas para el individuo y por consiguiente para la comunidad. Puede dar significado a realidades diarias mientras previene un futuro incierto. Puede tomar parte de la política en formas simples, directas. Al ser inclusivo, el teatro puede presentar experiencias capaces de trascender preconceptos erróneos.
Además, el teatro es un medio probado para abogar e introducir ideas que sostenemos colectivamente, y por las que deseamos luchar cuando son violadas. Anticipando un futuro pacífico, debemos comenzar por usar medios pacíficos que busquen entender, respetar y reconocer las contribuciones de cada ser humano en el proceso de conducir la paz. El teatro es ese lenguaje universal por el que podemos enviar mensajes de paz y reconciliación. Involucrando activamente a los participantes, el teatro puede hacer que muchas almas deconstruyan preconceptos y, de esta manera, da al individuo la oportunidad de renacer para hacer elecciones basadas en conocimiento y realidades redescubiertas. Para que el trato prospere entre otras formas del arte, debemos dar un enérgico paso adelante para incorporarlo a la vida cotidiana, tratando temas apremiantes de conflicto y paz.
Buscando la transformación social y la reforma de comunidades, el teatro ya existe en áreas devastadas por la guerra y entre pueblos que sufren pobreza o enfermedad crónica. Hay un número creciente de historias de éxito donde el teatro ha logrado movilizar audiencias para construir conciencia y ayudar a víctimas de traumas de post-guerra. Plataformas culturales como el Instituto Internacional del Teatro, que apunta a “consolidar la paz y la amistad entre las gentes” ya tienen existencia.
Es entonces una farsa mantenerse en silencio en tiempos como los nuestros, conociendo el poder del teatro, y dejar que portadores de armas y disparadores de bombas sean los guardianes de la paz de nuestro mundo. ¿Cómo pueden herramientas de alienación ser también instrumentos de paz y reconciliación?
Los conmino en este Día Mundial del Teatro a pensar en esta perspectiva y a adelantar el teatro como una herramienta universal para el diálogo, la transformación social y la reforma. Mientras Naciones Unidas gasta sumas colosales en misiones de paz en todo el mundo con el uso de armas, el teatro es una alternativa espontánea, humana, menos costosa y mucho más poderosa. Puede que no sea la única respuesta para traer paz, pero el teatro debe seguramente ser incorporado como una herramienta efectiva en misiones de paz.
Manifiesto del Día Mundial del Teatro, escrito por la ugandesa Jessica A. Kaahwa.
2 comentarios:
Que grande el teatro...me gustaría ir mucho más de lo que lo hago pero bueno no siempre se puede por tiempo o por dinero que a veces los precios son algo caros no crees?
Besotes!!
Lo de caro o barato yo lo relativizo bastante, porque hay cosas que nos cuestan lo mismo y no lo vemos caro. Una entrada de teatro nos puede costar lo mismo que un libro o que una cena o un par de copas con los amigos, al menos por aquí. Dejo de lado los musicales que tienen otros precios.
Y el teatro, como las otras artes escénicas, tiene una magia que no tiene ninguna otra cosa. Así que: todos al teatro!!!
Un abrazo!!
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