La intrahistoria elevada a la categoría de historia. Algo que se me viene a la cabeza inmediatamente después de ver esta más que buena película argentina, la cuarta de la filmografía de Burman, galardonada con dos osos de plata en el Festival de Cine de Berlín del 2004, uno como Gran Premio del Jurado y otro al Mejor Actor, para Daniel Hendler que da vida al protagonista, Ariel Makaroff.
Una historia que se desarrolla fundamentalmente en una galería comercial del barrio bonaerense del Once. Una galería anclada en el tiempo, en el que los comerciantes forman una gran familia y en la que se dan cita judíos, italianos, coreanos, peruanos; todo un crisol social realmente fascinante.
Todos ellos van sobreviviendo a la cambiante situación argentina como pueden, y entre ellos se mueve Ariel, un joven veinteañero que ayuda a su madre con el negocio de lencería que les permitió salir adelante cuando su padre desapareció por causas que iremos descubriendo a lo largo de la película. Vemos a un protagonista que busca su propia identidad, que se siente atrapado en la vieja galería comercial y quiere salir para Europa. Eso le obliga a buscar un pasaporte polaco (sus abuelos, judíos, eran de esa nacionalidad), lo que dará origen a uno de los momentos más divertidos de la película, cuando Ariel se entreviste con un responsable diplomático polaco para conseguir su pasaporte.
Es una búsqueda de una identidad personal formada también a partir de la ausencia del padre, de sus problemas para relacionarse con las mujeres, de su incapacidad para terminar la carrera de arquitectura, y alrededor de todo eso va surgiendo una red de pequeñas anécdotas que van haciendo que salgan a la luz algunas verdades pero también algunas mentiras. Siempre con un tono humorístico con rasgos agridulces y lleno de honestidad y de sensibilidad.
Una historia pequeña sobre un microcosmos de conflictos casi domésticos que, al mismo tiempo, contiene una riqueza profunda, una mirada irónica sobre el mundo que rodea a ese grupo humano al que apenas si vemos fuera de su galería empeñados en sobrevivir a un mundo cambiante. Ariel terminará por encontrar su verdad particular, y eso le exigirá iniciar otro camino totalmente diferente en el proceso traumático de construcción de su identidad, que muy bien puede ser la de todo un país.
Si la ven tengan la paciencia de ver los títulos de crédito hasta el final. Hay una pequeña sorpresa.
4 comentarios:
la que se subia a las alturas no era yo, ajjaja, yo soy la fotografa, ejejje esa es mi musita particular ( mi prima) se presta para todo.
gracias por visitarme
tremenda película. vi la trilogía, y las tengo como favoritas. me gusta tu manera de explicarla... el protagonista es uruguayo,encantador, y muy personal. me vinieron ganas de verla nuevamente. un beso.
Gracias Alfredo por tus posts, porque para mí siempre suelen ser fuente de algo nuevo, que despierta en mí cierta apetencia a conocer..
Y más en esto del cine, pues reconozco que soy una gran inculta. Y no porque no me guste, sino que por circunstancias me he ido fijando más en otras cosas. Y por qué no, ahora que puedo, me apetece empaparme. Así que no dudes, que la veré...
Un beso
SAHIRA: Lamento la equivocación. Mira que poner en peligro la integridad de tu prima jejejeje. De todos modos, las fotos están chulas.
Abrazos!!
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CASANDRA: No sabía que el prota era uruguayo, de hecho, yo creo que es la primera vez que veo un trabajo suyo, lo mismo que del director, así que ha sido todo un descubrimiento.
Besos!!
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SO: Si te gusta el cine que cuenta historias cotidianas, que trata sobre las vidas de las personas, entonces esta película seguro que te gusta. Ya me dirás.
Un abrazo!!
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