miércoles, 21 de febrero de 2007

Un lugar en el mundo I



Película argentina dirigida por Adolfo Aristarain en 1991. Galardonada con la Concha de Oro en San Sebastián al año siguiente. José Sacristán, Federico Luppi, Cecilia Roth y Leonor Benedetto, interpretan los principales papeles.

Adolfo Aristarain es un profesional del cine que aprendió el oficio de la mano de gente como Mario Camus, Vicente Aranda o Sergio Leone. Un lugar en el mundo fue su su primer éxito, tanto de público como de crítica, y fue candidata al Oscar a la mejor película extranjera en 1992. Luego vendrían otros éxitos como Martín (Hache) (1997) o Roma (2004).

Un lugar en el mundo es una historia estructurada como si de un western se tratara. Parece una de esas películas del oeste en la que un grupo de ganaderos (en este caso criadores de ovejas) se enfrentan a otro más poderoso que aspira a hacerse con las tierras de los demás utilizando para ello la ayuda de todos los pistoleros que pueda contratar (en este caso aliándose con una multinacional), mientras aparece un vaquero solitario, a la manera de un John Wayne, que viene en ayuda de los más débiles (aunque aquí el final no es el habitual de aquel tipo de películas).

No es baladí que en Un lugar en el mundo, el director hace que sus protagonistas viajen a la ciudad y vean en el cine Eldorado, obra dirigida por el maestro del western, Howard Hawks, en 1966, en la que cuenta una historia de héroes solitarios, dignidad y amistad más allá de las palabras.

Además de un western argentino, la película de Aristarain es la historia del triángulo amoroso que forman Mario, Ana (Federico y Cecilia) y Hans (Sacristán), un cínico geólogo español, con una de las más hermosas declaraciones de amor de la historia del cine (al menos para mi gusto), cuando un borracho Hans le dice a Ana que la quiere pero, al mismo tiempo, le pide que se quede con Mario, que lo suyo no puede ser. Ese momento, unido a la escena de la despedida, señalan dos momentos de una gran intensidad dramática, con unos juegos de miradas minimalistas, de esas que lo dicen todo sin falta de decir nada.

Una película de sentimientos y de derrota (si la guerra está perdida, quiero darme al menos el lujo de ganar una batalla, dirá Mario en un momento determinado), de amor y de dignidad, de valor y de miedo, de renuncias y de amistad.

1 comentario:

. dijo...

y de hallar ese-nuestro lugar n el mundo....que buena crítica has hecho!! La verdad es que hace añoos que vi la peli y por alguna razón tengo algunas imágines rondando por mi cabeza...me gustó mucho "revivirela" en cierta forma con este post...!
te dejo otro comentario en el otro post! jeje....