"No tuve una
formación visual temprana y nunca me han obsesionado las imágenes. En cambio,
con el paso de los años me he ido dando cuenta de que la música de piano que tocaba
mi padre o los libros que había en mi casa me han dejado una huella importante.
Distintos elementos que se han ido incorporando a mi obra de forma progresiva y
natural tienen su origen en este mundo familiar volcado en la palabra y la
música.”
“Creo que las
palabras son un contenedor perfecto, pues tienen físicamente la medida exacta
de su contenido. La palabra proporciona un registro físico común, un lugar
abstracto compartido al que cada cual puede acceder con su propia memoria. Del
mismo modo, la música es un lugar privilegiado para la abstracción, pues no
genera imágenes descriptivas que bloqueen la posibilidad de ir más allá, algo
que a veces sucede en las artes visuales.”
“Pronto supe
que la escultura me lo daba todo. En primer lugar, la posibilidad de tocar,
algo que para mí es una necesidad. Me gusta que la gente toque mi obra, que
disfrute de esa dimensión epitelial. Pero, paradójicamente, también me atraía
la capacidad que tiene la escultura para fomentar la abstracción. La escultura
forma parte de mi naturaleza y supongo que siempre acabo haciendo escultura,
con independencia del medio que utilice.”
“El dibujo me
interesa mucho conceptualmente. Si quisiera crear una gran colección, sería de
dibujos. El dibujo es el lugar donde realmente se crean tus estructuras de
futuro. Eso es lo que lo define y no la técnica utilizada. En realidad, el
dibujo es un laboratorio, un espacio donde desarrollar ideas con inmediatez y
verificar intuiciones sin ninguna presión de tiempo o de lugar.”
“La escultura
es tan esencial como lo más primitivo de nuestro ser. Los niños empiezan
enseguida a manipular las cosas con sus manos y, en la naturaleza, la formación
de las montañas, las erupciones volcánicas, la solidificación de formas, la
erosión o la transformación del paisaje… todo ello es escultura en estado puro.
Antes, en el estudio, hablábamos de distintos problemas técnicos pero, en
realidad, la escultura es de una gran simplicidad, es como si te miraras al
espejo: tú y tu cuerpo.”
“Somos
fisiológicamente incapaces de experimentar el silencio total. Nuestro propio
cuerpo es el principal obstáculo que nos impide percibir el silencio. No
podemos escapar del rumor que genera nuestro flujo sanguíneo y, sin embargo, no
somos conscientes de él.”
“Valoro mucho
la individualidad, que no el individualismo, el sentido de identidad personal.
Nunca me ha interesado el grupo entendido gregariamente, sino como una
asociación de individualidades. Me fascina vivir en una época en la que se
habla de globalidad, por mucho que en ocasiones tenga connotaciones negativas:
es un arma de futuro extraordinaria porque deja patente que el mundo es un
mosaico de individualidades, como la propia naturaleza. Para mí, un lugar es un
espacio donde ocurren cosas. Así que el cuerpo es un lugar porque las cosas que
vives, sólo las vives tú. Veo a cada individuo como una geografía en tránsito,
una isla con un perímetro de costas perfectamente delimitadas de las que se
puede levantar una carta geográfica perfecta y que está en un océano común que
permite navegar de una isla a otra.”
“Yo creo que
las palabras son un material. Mi aproximación al texto es física. Cuando abres
un libro ves formas que, asociadas entre sí, producen ideas. Pero parece
también como si esas letras estuvieran contra un paredón, permanentemente a la
espera de ser fusiladas. Yo quería hacer una apropiación de esta materia,
liberarla de su prisión y dejar ver su espalda.”
Estos
fragmentos están extraídos de la entrevista realizada al artista por César
Rendueles y publicadas en la revista Minerva.
Más información: Web oficial del artista, Wikipedia, El País, Museo Reina Sofía.