Muro de Berlín. |
“Las calles son nuestros
pinceles, las plazas nuestras paletas”. Esa frase se la atribuye al poeta y
dramaturgo georgiano Vladimir Maiakovsky (1893-1930), en el contexto de la
Revolución Rusa de 1917. Una frase que nos sirve para empezar a marcar las coordenadas
definitorias de la trayectoria de esta sala expositiva, la número 20, incluida
dentro del proyecto de comisariado colectivo La Exposición Expandida.
Keith Haring. Nueva York. |
En las líneas siguientes
voy a tratar el tema del arte urbano en su connotación política, sin entrar en
cuestiones acerca del origen de la palabra o de los posibles antecedentes
históricos de esta forma de arte eminentemente ciudadano, relacionándolo con el
contexto que le da sentido y marco, como es de los muros de la ciudad y como
estos acogen una fórmula artística que ha venido a modificar, al menos así lo
creo, radicalmente la relación entre arte y vida, entre el arte y el
espectador.
Equipo K2S |
Desde el momento en el que
los artistas callejeros, dejemos de lado a los gamberros urbanos que esconden
tras pretensiones artísticas lo que únicamente es suciedad, se apropian de los
espacios públicos están incurriendo de forma deliberada o no, en una actitud
política, reforzada aún más cuando utilizan los sprays para dejar impresos
mensajes de calado social, mensajes de protesta ante lo establecido o incluso
cuando no son más que una suerte de advertencia de que se está entrando en un
territorio, en el solar controlado por una banda urbana o por un grupo de
población determinado.
Jeff Aerosol. |
La apertura de este
artículo con la afirmación de Maiakovsky, ya nos pone en la pista de la
importancia tradicional que se ha dado a la calle como vía fundamental para
trasladar pensamientos, instrucciones o consignas al resto de conciudadanos.
Son muchos los ejemplos que podemos encontrar al respecto empezando por el
viejo continente, por uno de los lugares más masacrados por el terrorismo como
es Irlanda del Norte.
Mural católico en Derry. Irlanda del Norte. |
Allí tanto unionistas como
católicos han venido utilizando a lo largo de los años, las paredes de los
edificios para levantar pinturas murales de grandes dimensiones con los que
recordar a los muertos respectivos, lanzar consignas o dejar mensajes de
resistencia o, como había mencionado en el caso de las bandas callejeras,
delimitar territorios de tal forma que cualquier ciudadano que pasar por las
calles y viera esas pinturas, sabría de forma inmediata si se encontraba en un
barrio católico o en uno protestante.
Mural unionista. Irlanda del Norte. |
Si por un bando se
glorificaba al IRA y se lanzaban mensajes de resistencia, por el otro, la
constante aparición de banderas británicas y los nombres de las distintas
facciones terroristas protestantes, en una suerte de diálogo sectario que no
venía más que a incidir aún más en las diferencias entre ambas comunidades, al
mismo tiempo que reforzaban los vínculos internos en el seno de cada una de
ellas.
Palestina. |
El periódico Palestine Monitor se hacía eco en un artículo fechado el 8 de marzo del año pasado, de la
intención de Anas Maraqa, en ese momento en busca de editor, de publicar un
libro titulado History of Palestine Through Graffiti (La historia de Palestina
a través del graffiti). Según recoge el periodista anónimo, Maraqa en las
calles de las poblaciones palestinas “hay un montón de cosas escritas en las
calles palestinas, la gente las deja allí, y hablan de cosas que ocurren en
Palestina o fuera de ella”.
Palestina. |
Señala poco después que
durante la primera Intifada “los luchadores por la libertad escribían mensajes
para estimular a las masas”, y en el año 2006 la contienda política entre Hamas
y Fatah también tuvo su traducción en los muros palestinos. Termina diciendo
que “a través del graffiti puedes saber qué es lo que está ocurriendo aquí. El
graffiti es diferente en Hebrón que en Ramallah. En Nablus te puedes encontrar
con algo totalmente diferente en el campo o en la ciudad porque cada uno se expresa
de una forma diferente”.
Faten Rouissi. Túnez. |
Más recientemente, la
conocida como Primavera árabe ha vuelto a poner de manifiesto la importancia de
la pintura mural, de los eslóganes más o menos improvisados, como así ponen de
manifiesto los periodistas Anny Shaw y Gareth Harris en The Art Newspaper, por
medio de un artículo editado en el último mes del 2011. Artículo en el que en
uno de sus párrafos ponen el acento, hablando del caso egipcio, en la
importancia que están adquiriendo esos artistas callejeros como “agentes del
cambio social” y como artistas procedentes de otros ambientes han empezado a
utilizar la calle para difundir su trabajo y darle así una nueva dimensión
social y política.
Misrata. Libia |
En el caso libio, el
derrocado dictador Gadafi fue el principal objeto de las obras con las que los
opositores empezaron a cuestionar los métodos despóticos del sátrapa
norteafricano, al que identificaron con animales como las ratas o los vampiros.
En Siria se está viviendo
en estos momentos una situación de larvada guerra civil, y las pinturas murales
están sirviendo, una vez más, como vehículos de crítica a la forma de gobernar
de Al-Assad. En este caso la importancia de este tipo de arte se ve aumentada
por el hecho, y sigo citando el artículo mencionado anteriormente, de que “la
revolución empezó en Siria a causa de un mensaje escrito en un muro”. El
eslogan decía: “El pueblo quiere la caída del régimen”.
El Cairo. Egipto. |
Egipto, Libia, Siria y
primero Túnez, son ejemplos evidentes del poder que pueden adquirir imágenes y
palabras, pero que también hablan de lo efímero de un arte cuyas
manifestaciones, al menos las nacidas al calor de un determinado acontecimiento
concreto, son efímeras ya que si una vez sirvieron para galvanizar al pueblo,
para dotarlo de un sentimiento de pertenencia o de unidad, o para despertar la
pasión por la libertad, cuando esas causas objetivas desaparecen pierden
intensidad con la misma velocidad con la que se van destiñendo los colores.
Túnez |
Eso sin olvidar a un voraz
mercado siempre al acecho de oportunidades económicas y capaz de fagocitar a
aquello que una vez nació como una respuesta al sistema. Sin ir más lejos, en
el propio Egipto post Tahrir apareció un graffiti que decía: Make tomorrow
better: Coca Cola (Haz un mañana mejor: Coca Cola).
El Cairo. Egipto. |
Taki 183. Nueva York. Años 70. |
Mucho han ido cambiando
las cosas desde que en 1967 un estudiante de un instituto de la ciudad de
Philadelphia, Cornbread, hizo el que se considera el primer graffiti
contemporáneo con la única intención de llamar la atención de un chica, hasta
que en los años 80 las galerías de arte empezaran a interesarse por incorporar
a estos artistas a su catálogo y la llegada de piezas incluso a las salas de
subasta por las que se han llegado a pagar miles de euros.
Cierro con una cita del
grafitero Banksy extraída de su libro Wall and Piece (2006): “Imagina una
ciudad en la que el graffiti no fuera ilegal, una ciudad en la que todo el
mundo pudiera dibujar donde quisiera. Donde cada calle estuviera decorada con
un millón de colores y pequeñas frases. Donde esperar el autobús nunca más
fuera aburrido. Una ciudad que fuera como una fiesta a la que todo el mundo
estuviera invitado y no solo los agentes del estado o los barones de los
grandes negocios. Imagina una ciudad así y deja de apoyarte contra la pared.
Está recién pintada”.
Completo el artículo con un video de la cadena Al Jazeera en el que se muestra un reportaje acerca de cómo las paredes de El Cairo se han convertido en un soporte artístico.
Completo el artículo con un video de la cadena Al Jazeera en el que se muestra un reportaje acerca de cómo las paredes de El Cairo se han convertido en un soporte artístico.
Banksy. Nueva York. Estados Unidos. |