domingo, 15 de abril de 2012

Forbrydelsen, segunda temporada



No sé si es que todavía estoy bajo el influjo de la lectura del libro El cine según Hitchcock firmado por François Truffaut, un libro absolutamente imprescindible para los amantes del cine en general y del realizado por el mago del suspense en particular, pero lo cierto es que en las dos temporadas de esta serie danesa he tenido muchas veces la sensación de que el espíritu del británico está detrás de esos primeros planos de los rostros, las miradas principalmente, de los personajes, de la recreación en algunos detalles concretos por momentos determinados, y en esas personas más o menos corrientes que se ven afectadas por un acontecimiento que va a truncar sus vidas y les va a convertir en personajes a su pesar, del drama.


E incluso en la presencia de alguna ocasional falta de verosimilitud, creo yo que buscada, para hacer avanzar la acción, al modo de cómo sir Alfred entendía el cine un arte en el que no todo tiene que ser explicado de forma clara al espectador, sino que hay elementos que necesariamente hay que sacrificar sin ningún remordimiento aún a pesar de la opinión de los “verosímiles”, como Hitchcock denomina a los que criticaba su falta de verosimilitud en determinados momentos. Eso sin dejar de lado el asunto del falso culpable tan caro al director británico y que en Forbrydelsen se pone muy de manifiesto.


Dicho esto y después de haber dejado ya expuesta mi opinión acerca de una primera temporada realmente magnífica, añado que la segunda no me ha parecido a la misma altura dramática especialmente. No se produce esta vez el mismo nivel de implicación emocional con la travesía sentimental de unos personajes que se ven colocados en situaciones extremas en las tres líneas narrativas que nos vuelve a ofrecer la serie.


Esta vez se trata de una decena de capítulos dedicados a desentrañar el asesinato de los miembros de un pelotón del ejército danés que parece estar implicado en una matanza en Afganistán. El jefe de policía, Brix, mandará llamar a una Sarah Lund “desterrada” en la policía de fronteras para que eche una mano en las investigaciones que se ponen en marcha.


Policía, ejército y política, con una actuación al menos oscura de algún miembro del gabinete ministerial, se cruzan en una trama que se deja ver con interés, con un final de cada capítulo que le dejan a uno las ganas de ver inmediatamente el siguiente y en los que el personaje de Sarah Lund es la piedra angular de todos ellos, esta vez algo peor acompañada que en la temporada precedente.


De hecho es Lund el personaje con el que más podemos llegar a sentir empatía, viendo de nuevo su misantropía, su incomodidad hacia todo lo que sean las relaciones personales, un personaje que parece condenado a moverse siempre entre tinieblas, en noches de persecución al borde de lo fatal y en subterráneos al límite de la explosión. La situación personal de Lund llegará esta vez a un punto de no retorno que nos hace pensar, al menos a mí, que para ella no hay posibilidad de salvación y los que hayan visto la serie creo que entenderán a lo que me estoy refiriendo.


Parece ser que en Dinamarca se estrenará la tercera temporada, esta vez ambientada en el mundo de las finanzas, el próximo mes de septiembre, así que habrá que esperar un poco para seguir caminando al lado de Lund sin decir nada, solo en silencio, sin un gesto apenas y dejando que su mirada nos vaya llevando hacia el camino de un bien teñido de mal.

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