miércoles, 4 de marzo de 2009

Andrea Zittel (Escondido, California, 1965)


“Una inundación de estímulos y la presión al consumo son dos de los términos más empleados respecto a la influencia de la cultura de masas sobre el individuo. El primero se arraiga supuestamente en la distracción y la sobrecarga emocional, el segundo en el despertar de necesidades fútiles, deseo de prestigio o superficialidad sin sentido. El ‘arte aplicado’ desenfadado de Andrea Zittel, a primera vista ascético, pero de hecho bastante sensual, puede ser interpretado según el trasfondo de esta discusión. Es como si la artista estuviera en la otra orilla y su ‘mundo artístico’ trivial careciera de cualquier ataque moralizador, crítica apresurada o pesimismo cultural. El tipo de vida que presenta está más bien plagado de aspectos pragmáticos y utópicos, y asimismo respeta la dignidad del individuo dentro de la cultura de masas sin perder de vista el factor deseo.” (Raimar Stange, en Mujeres Artistas de los siglos XIX y XX)


Una artista integral, preocupada tanto por los aspectos arquitectónicos, por el diseño, la pintura, la escultura, las instalaciones. Todo al servicio de un arte que intenta reflexionar acerca de la vida de las personas, de lo que nos rodeamos en nuestros existir diario, eso que nos convierte en animales consumistas y que nos termina creando unas dependencias que nos impiden concentrarnos en lo esencial, en nuestro propio ser.

Cuando Zittel se va a estudiar a Nueva York, las reducidas dimensiones de su apartamento la llevaron a pensar en diseñar un único mueble con el que poder satisfacer todas sus necesidades cotidianas, un mueble que además pudiera, en caso de mudanza, recogerse para volver a montarlo en otro lugar. Con el tiempo irá completando eso con el diseño de vajillas en las que un solo objeto pueda cumplir múltiples funciones, vestidos que con pequeños cambios se pudieran utilizar en cualquier ocasión.


Con sus proyectos de espacios de habitación lo que busca es replantear los esquemas tradicionales, en un proceso de experimentación que surgen de la idea de autonomía, de libertad, para configurar unos sistemas habitables, a la medida humana, lejos de la escala monumental que nos imponen las ciudades en las que desarrollamos nuestra existencia. Algunos de los trabajos de Zittel plantea una oposición entre los espacios desérticos y los urbanos, no planteado en términos de libertad versus opresión sino como una controversia entre las percepciones mentales que tenemos de cada uno de esos lugares.

Es un continuo cuestionamiento de la relación que los individuos tenemos con los ambientes en los que desarrollamos nuestra existencia, ya sean domésticos o sociales. Una vida cotidiana en la que nos rodeamos de un montón de objetos accesorios, ya que si por un momento pensáramos en cuales de las cosas que comparten espacio con nosotros, son realmente esenciales para nuestra existencia, esa nómina sería mucho más reducida de lo que pensamos.


Es la diferencia entre el ser consumidor y el ser ciudadano, en una propuesta en la que no son las cosas que poseemos las que condicionan nuestra existencia, sino que los objetos se adaptan a nuestras necesidades básicas, es decir, se rompe el círculo del consumo compulsivo, de tal forma que puede dedicar sus fuerzas a potenciar la faceta estrictamente humana, es decir, dedicar tiempo a uno mismo.

4 comentarios:

calamanda dijo...

Es cierto que son muy pocas,
poquísimas las personas que quizás
nos dejen una huella para toda la
vida.
Hace dos días no estaba el vídeo disponible,esta noche ya lo he podido ver.
Veo que has disfrutado de un buen espectáculo...
Me he encontrado con este trabajo de Andrea Zittel. Leí que "su trabajo explora la fricción entre el concepto de reglas como externamente preceptivo y su creencia de que los parámetros de articulación dentro de la propia vida puede ser un medio de liberación"
Me ha encantado tu exposición.

Pero realmente te escribo por otro motivo... ya he visto tu trabajo de Friedrich, no sé como no me dí cuenta la primera vez que ví tu blog...Es realmente muy bueno, ya lo dices tú todo de una manera magistral.Yo lo haré a mi manera pero tengo la total certeza que aunque sean distintos no superará el tuyo y encima por si faltaba poco repito tres cuadros de los que tú has puesto; pero a parte de esos tres he elegido algunos más.
Pero la intención es lo que vale, ¿no te parece?...

Un abrazo.
CALAMANDA

Alfredo dijo...

Al ocurrió con Youtube porque incluso la página principal tardaba muchísimo en cargarse. En fin, cosas de la tecnología, preciosa mientras funciona pero cuando se empeña en hacer la puñeta, la hace y bien.

Y no se trata de que un artículo sea mejor que otro, no es eso. Cada uno tendrá su estilo particular, y seguro que de los dos se pueden sacar cosas nuevas, compartir y aprender todos de todos, y estoy convencido de que en el tuyo voy a encontrar elementos que desconocía. Ya tengo ganas de leerlo, y tu intención es la mejor, y cuando me pase a visitarlo lo haré con la idea de encontrar un regalo.

Muchas gracias.

Abrazos!!

Anónimo dijo...

Hola amigo,
Te agradecemos tu especial participación siempre interesante por tu implicación en los temas que vamos tratando.
Nosotras también siempre aprendemos mucho de tí, gracias a estas brillantes entradas capaces de condensar tantísima información en pocas líneas. Concretamente tampoco sabía mucho de esta joven artista americana, capaz de transformar un objeto cotidiano en una obra de arte, haciéndonos reflexionar además en ese consumismo innecesario.
Te mandamos besos multicolores de nuestra parte.

Alfredo dijo...

Un placer pasarme por vuestro lugar para conocer nuevos puntos de vista e intercambiar opiniones, y un gusto teneros por aquí. Esta artista la descubría hace poco tiempo, y me parece que tiene una obra muy interesante para estos tiempos que corren en los que la crisis nos está bajando del consumismo absurdo a fuerza de bofetadas de las buenas.

Besos!!