lunes, 15 de octubre de 2007

Santa Sofía de Constantinopla (532-537)


En el año 328 se produce la fundación de la ciudad de Constantinopla (hoy Estambul) por el emperador Constantino, y en ese mismo año sitúa la tradición el hallazgo de la Vera Cruz, en la ciudad de Jerusalén, a cargo de santa Elena. Ésta enviaría una parte de la cruz al emperador, quien decidiría elevar una iglesia para contener una reliquia tan importante de dedicada a Jesucristo encarnado como la Sabiduría Divina o Hagia Sofía.

Esa primera Santa Sofía no se terminaría hasta el año 360 y de ella se tiene muy poca información. Parece ser que era una gran basílica de dobles naves laterales y tribunas. Más ancha que larga, tendría un atrio manteniendo una estructura similar a la basílica del Santo Sepulcro, aunque de mayores dimensiones.

La iglesia primigenia patrocinada por Constantino sufrió dos devastadores incendios. El primero de origen milagroso cuando el patriarca de Constantinopla, san Juan Crisóstomo fue expulsado de la ciudad por atacar a Eudoxia, esposa de Arcadio, momento en el que originó una llama en su cátedra vacía que afectó a la iglesia y a todas las construcciones anexas. El emperador Teodosio II y su mujer, Eudoxia, fueron los encargados de reparar esos primeros destrozos.

En enero de 532 se produjo la revuelta conocida como Sedición de la Nike, en medio de la cual el pueblo enfurecido incendió un gran número de edificios, entre los que se encontraba, de nuevo, esta iglesia. El matrimonio formado por Justiniano y Teodora, fue quien, en desagravio a la Divina Sabiduría y como una forma de demostrar el poder que tenía el emperador bizantino, levantó la basílica que ha dado renombre mundial a la ciudad.

La Santa Sofía que podemos ver hoy (convertida en mezquita en 1453, cuando la ciudad cayó bajo el dominio turco, poniendo fin al Imperio Bizantino último vestigio del antiguo Imperio Romano), tampoco es la misma que se consagró un 27 de diciembre de 537 (sólo cinco años después de su inicio), ya que la primera cúpula, más baja que la actual, se hundió en el 558 debido a un terremoto, y tuvo que ser sustituida por otra más elevada lo que también obligó a modificar algunos otros elementos de la construcción. Momento en el que se procedió a su nueva consagración el 24 de diciembre de 562, siendo Justiniano ya un anciano.

Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, fue la pareja de arquitectos encargados de plasmar en piedra los deseos del emperador bizantino, quien pedía a sus gobernadores en las provincias que le facilitaran los mármoles y materiales más preciosos, para engrandecer aún más un edificio que fue más allá de todo lo que se había hecho hasta ese momento, ya que si bien existían algunos precedentes, éstos son miniaturas y, ni por asomo, son tan arriesgados como lo fue Santa Sofía.

La gran cúpula central, que sirve para cubrir un espacio de planta cuadrada, se construyó con ladrillos construidos especialmente para esta obra con la arcilla esponjosa de la isla de Rodas, hasta la que se desplazaron dos altos oficiales de la corte justinianea para seguir in situ la fabricación de unos ladrillos especialmente ligeros, ya que una docena de ellos pesaba lo mismo que uno normal. Las tejas tenían la misma procedencia.

Una cúpula de unos 33 metros de diámetro y casi 60 de altura, que apoya en cuatro pechinas y cuatro pilares, ayudados por otra serie de bóvedas y arcos que contribuyen a aligerar su peso, en lo que constituye una gran innovación en relación a la forma de construir de los romanos, quienes utilizaban el muro como elemento sustentante como se puede ver en el Panteón de Roma o en las termas, muros que luego apoyaban directamente en el suelo.


Este elemento está oculto al exterior por un tambor en el que están abiertas una serie de óculos que permiten el paso de la luz al interior, al mismo tiempo que dan una gran sensación de ingravidez al elemento central, a una cúpula que parece suspendida en el aire, colgando de la mismísima bóveda celeste.

El interior, además, fue enriquecido con mosaicos, la mayoría de los cuales fueron tapados con estucos cuando se convirtió en mezquita (momento en el que también se le añadieron cuatro minaretes). A la vista dejaron algunas figuras de ángeles y ocultaron las que tenían que ver con la Virgen, Jesucristo y figuras de apóstoles y profetas, algunas de ellas de hasta cinco metros de altura.

Como dato curioso está el que nos dice que para sostener el culto en Santa Sofía, se destinaron las rentas de 300 propiedades y fincas de los alrededores de Constantinopla.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas noches Alfredo estupendo post sobre esta fabulosa basílica de Santa Sofía en Constantinopla, una obra maestra universal que merecería ser galardonada como otra de las Maravillas del Mundo (creo recordar que este año estuvo nominada junto con la Alhambra ¿no?).
Y lo más curioso es que siempre unas y otras religiones borren las imágenes pintadas entre sus paredes o esos símbolos que otras gentes inscribieron allí con todo su cariño y devoción. Es patética esta conducta interesada de los poderes religiosos, sean del credo que sean ¿ no te parece?
Un abrazo!!

Alfredo dijo...

Hola Mila. Independientemente de que tenga la denominación oficial, lo cierto es que se trata de una maravilla absoluta de la historia del arte y de la arquitectura. Cierto que los que vienen detrás siempre intentan borrar las huellas de los que les han precedido, eso es tan viejo como el mundo seguramente.

A las humanos en general nos cuesta convivir con el que es diferente a nosotros, con el que piensa distinto, con el que practica una religión o es laico. Y en esas seguimos.

Un beso!!

Alfredo dijo...

una obra increible...un hito de la arquitectura historica, una pena que no haya quedado entre las nuevas maravillas, tambien siento que no hayan icluido los moais de la isla de pascua...toda una joya historica de mi pais.

saludos

Alfredo dijo...

ALFREDO: No importa que Santa Sofía o los moais no se hayan metido dentro de esa nueva lista que tenía más de propuesta comercial que otra cosa. Las cosas realmente destacables, como son estos dos ejemplos no necesitan de adornos. Brillan con luz propia.

Un saludo!

Anónimo dijo...

es una arquitectura maravillosa ,lo mas triste que en aquel tiempo haya sido quemada .En esos tiempo les era como como un fin religioso,es increible su construccion pero lo mas agradable que se considera y se estudia esta belleza que actualmentase ve como un museo.

Alfredo dijo...

FOURLY: Gracias por la visita y el comentario. Santa Sofía es un edificio excepcional ante el que no podemos evitar maravillarnos por su construcción, y porque haya llegado hasta nosotros como se ha mantenido a lo largo de los siglos.

Un saludo!