miércoles, 31 de octubre de 2007

Día de la Biblioteca

El pasado día 24 fue el Día de la Biblioteca. A continuación reproduzco el texto que Grassa Toro escribió para la ocasión.

¡Anuncio, anuncio! ¡Vecinos, vecinos, los seres y los humanos, anuncio, anuncio!

¡Hemos descubierto la forma de transportar el tiempo! ¡Admirados protagonistas, admirables secundarios de esta realidad, somos capaces de transportar el tiempo!

Después de haber aprendido a meter manzanas en un cesto, el agua en un cántaro, el vino en un pellejo, las monedas de oro en un cofre y las cartas de amor en un sobre lacrado, hoy anunciamos en esta población que podemos llevar y traer tiempo de aquí para allá y de allá para aquí, atravesando desiertos, mares y bosques, sin desparrame, vuelco o pérdida de la sustancia.

¡El tiempo! ¡El tiempo! ¡La señora de las dos piernas! ¡El anciano de las botas! ¡El niño que ha olvidado los pies en casa! ¡La joven de las uñas apasionadas! ¡Todos! ¡Acérquense, acérquense, acabamos de recibir un cargamento de tiempo! ¡Tomen, abran, hojeen, detengan la mirada, dispongan la voz! ¡Dos siglos de mitología griega, dos siglos! ¡Veintiséis años de modernismo! ¡Veintiséis, sí, con cisnes! ¡Disponible la mitad de la Edad Media! ¡No tengan prisa, no agotamos existencias! ¡Hay para todos y siempre hay!

¡Tiempo, tiempo, ponemos el tiempo en sus manos! ¡Hemos encontrado la manera de transportar el tiempo! ¡Cambiamos uno de sus días por un año entero! ¡1927, ofrecemos el 1927 de cabo a rabo! ¡Y si no queda contento, le invitamos a que se lleve el 98, y los mil ciento catorce años anteriores a 1492! ¡Tenemos tiempo de los cinco continentes, de los seis continentes, de los seis continentes, de los continentes que ustedes quieran! ¡Hemos descubierto la forma de transportar el tiempo!

¡El joven del bigote pintado! ¡La niña valiente de las trenzas! ¡La señora antigua de la peluca actual! ¡El señor calvo de solemnidad! ¡Acudan, acérquense, acudan! ¡A la biblioteca! ¡Está abierta! ¡Sin prisa, no corran, no vayan a tropezar! ¡Niños y embarazadas primero, sin prisa! ¡Tenemos libros, discos, películas, periódicos, revistas! ¡No corran, sin prisa! ¡Tenemos todo el tiempo del mundo!

¡Todo el tiempo del mundo!

lunes, 29 de octubre de 2007

Cassandra´s Dream (El Sueño de Casandra, Woody Allen, 2007)

"Es simplemente la historia de dos hermanos atrapados, por culpa de sus ambiciones, en una situación trágica."

Así definió el propio Woody Allen a esta película durante su proyección en el pasado Festival de Venecia. Ciertamente eso es lo que nos pretende contar, una historia de personas atrapadas por su ambición, que quieren dejar atrás unas vidas grises, dejar de ser don nadies y triunfar, ganar dinero. Los protagonistas son los hermanos Ian (Ewan McGregor) y Terry (Colin Farrell), quienes compran un pequeño velero al que dan el nombre de Cassandra´s Dream (nombre de un galgo que resultó ganador inesperado de una carrera, lo que dio un buen dinero a Terry), con el que salir a navegar y recordar los tiempos de su infancia en su Irlanda natal.

Terry es un ludópata con problemas de deudas, mientras su hermano busca dinero para invertir en el campo inmobiliario en California, lugar al que se quiere marchar con su chica, la irresistible y ambiciosa Angela (Hayley Atwell). La solución a sus problemas la ven en su tío Howard (Tom Wilkinson), propietario de varias clínicas de estética, y como buen experto en ese campo, debajo de su apariencia oculta cierto secreto que necesita protección.

El caso es que nos encontramos con otro de esos ejemplos que nos demuestran que el talento del, por otra parte, genial, Woody Allen, es un edificio en pleno derribo, con un guión sin sorpresa alguna (tenemos la impresión de que eso ya lo hemos visto antes y contado con mucho más vigor), con una moralina a ratos francamente insoportable, una dirección simplemente correcta, y unos actores que, a pesar de algunos chispazos, están en cortocircuito permanente.

Salvaríamos la escena del asesinato, en la que si consigue que tengamos algún pequeño momento de tensión, y que está resuelta con bastante elegancia y, por encima de todo, una fantástica banda sonora que firma Philip Glass, que es lo único que consigue sacar del sopor al espectador que ya sólo está esperando a que se enciendan las luces de la sala para poder salir de allí.

En la mitología griega, Casandra, hija de los reyes de Troya, y cuyo nombre en griego significa "la que enreda a los hombres", consiguió que Apolo, a cambio de sexo, le concediera el don de la profecía. Sin embargo, cuando consiguió tener ese don, no cumplió con su parte del trato, lo que enfureció al dios hasta el punto de enviarle una maldición: mantendría el don pero ningún humano creería nunca sus vaticinios. Tal fue así que a pesar de anunciar la caída de Troya, nadie la creyó.

Y eso nos pasa a los espectadores, que no podemos creernos lo que estamos viendo, una tragedia contemporánea en la que los elementos que le darían fuerza, se quedan diluidos, perdidos en un oceáno de intrascendencia del que ni siquiera podemos rescatar algún diálogo brillante, inteligente, de esos a los que nos tiene acostumbrado Allen, perdido el rumbo de forma trágica sólo queda el naufragio.
"La vida es una experiencia trágica. Hay momentos cómicos, pero en esencia es trágica. Siempre quise ser un escritor de tragedias, pero en mis inicios gustó más mi lado cómico. Ahora que soy mayor, me gusta escribir tragedias; reflejan mi visión de la vida, que es pesimista, lúgubre, sin mucha fe en la condición humana." Allen dixit.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Entrevista con Amelia Valcárcel



Amelia Valcárcel es catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED, y acaba de publicar un libro titulado Hablemos de dios, junto a la catedrática de Ética de la Universidad autónoma de Barcelona, Victoria Camps. Lo que sigue es un extracto de la entrevista que apareció en el periódico La Nueva España el pasado domingo 21 de octubre y que está firmada por Javier Morán.

Democracia y religión, ¿irreconciliables?

Los sistemas de legitimación de la religión y de la democracia son completamente distintos. En la democracia hay diálogo, el principio de mayorías y el consenso; y en la religión es un principio divino de autoridad. Ésas dos legitimaciones ni tienen el mismo origen ni pueden llegar a resultados homogéneos. Esto se prueba, sobre todo, en los fundamentalismos y en que los tres grandes monoteísmos tienen una deriva hacia la teocracia, aunque unos han sido más ilustrados que otros y han hecho la paz con la modernidad, que es una fuente de valores distinta. La modernidad obliga a las religiones a tolerarse entre sí, fundamentalmente. Y siguen esos valores cuando se dice que no podemos dejar que la religión suplante a la ley civil ni sea el origen de la ley penal.

¿Acata el catolicismo la democracia?

Hay religiones que esto lo entienden y el crsitianismo lo entiende, poco a poco y con problemas. Pensemos en la diferencia entre el Concilio Vaticano I y el II. Y hay religiones que no han llegado a entenderlo todvía. Mientras no se demuestre lo contrario, el Islam no parece en este momento una religión fácil de ilustrar. Y el judaísmo está en una fase fundamentalista todavía muy fuerte. E incluoso en el cristianismo hay fases fundamentalistas, como algunas iglesias reformadas que no abdican de ser teocracias, y no me refiero a cosas raras como los amish, sino a cosas más cercanas, como sectas evangélicas.

Si la democracia es una regla de procedimiento, una técnica, como usted ha sostenido, ¿dónde estaría la raíz del conflicto con las religiones?

Es una regla de procedimiento, pero es más. No se puede evitar el principio de mayorías, o que todo el mundo tenga derecho a una opinión libre y voto. La democracia es la regla de procedimiento asegurada, pero es más: un sistema de enorme fundamentación en valores.

También las religiones son portadoras de valores.

No, las religiones son grandísimos vehículos normativos. Todas las religiones, sobre todo las más complejas -porque han formado parte de civilizaciones más fuertes-, son vehículos por los cuales la gente aprende las normas de lo que está bien y lo que no está bien. Y esas normas son muy precisas. Ya no es una religión ilustrada como la nuestra, pero incluyen tabúes alimentarios, vestimentarios, y una enorme cantidad de mandatos sobre la relación que deben mantener varones y mujeres, porque eso es primordial para el sostenimiento de toda la estructura social.

¿Futuro del cristianismo?

Dentro de las religiones, el cristianismo ha logrado cotas de entendimiento con la modernidad en algunas iglesias y congregaciones. Y ha sido porque partía de muy buen origen, pero aun con ese buen origen, ha tenido tramos terribles. Berlioz decía que es la religión más amable, más dulce y más bella de cuantas existen, sobre todo desde que no queman a la gente.

martes, 23 de octubre de 2007

Un caso de mala prensa (Arturo Pérez Reverte)

Pues nada. Que estaba hace cuatro días sentado en un banco al sol, y en ésas se acerca un enano al que los reyes magos debían de haberle traído un equipo de Terminator, o de Men in Black, o de lo que sea, un artilugio a base de mochila sideral y ametralladora ultrasónica. Y sospechando sin duda que yo era un alienígena infiltrado, el pequeño cabrón va y me apunta y me larga a bocajarro una ráfaga de luces de colores y sirena, pi-po, pi-po, y luego se da a la fuga, el canalla, mientras yo intento desesperadamente recuperarme de la taquicardia. Y me digo hay que ver, colega, algunos prometen ya de criaturas. Ése, por lo menos, tiene clara su vocación. Seguro que de mayor le gustaría ser artillero serbio.

Luego me puse a meditar lo injusta que la Historia ha sido con Herodes. Naturalmente, los niños españoles de ahora, gracias a la esforzada gestión cultural de los ministros del ramo, saber perfectamente quién es el príncipe de Bel Air, pero ignoran por completo quién fue el rey de Judea, e incluso desconocen qué diablos era Judea. Además, aquellos cuatro best seller que escribieron san Mateo y sus colegas cuando el publicano decidió cambiar las finanzas por la literatura, se han caído estrepitosamente de las listas de ventas, entre otras cosas porque con agentes literarios como monseñor Setién o Farol Wojtila –cada uno en su estilo–, cualquier escritor va de cráneo. Aunque lo asistan Wordperfect 6.0 y el Espíritu Santo.

Pero volviendo a lo de la injusticia con Herodes, nunca se ha considerado, quería yo decirles, el aspecto positivo del asunto. Porque hay niños que son la leche. Además, tanto hablar de la matanza de los inocentes y que si Herodes por aquí y por allá, pero vete tú a calcular cuántos de esos inocentes iban a seguir siéndolo durante mucho tiempo. Porque Hitler, y Radovan Karadzic y Pinochet, por citar sólo a tres hijos de la gran puta, digo yo que también habrán sido inocentes algunos meses, las criaturas, hasta que un día decidieron poner manos a la obra para aliviar el censo. Y es que nunca se sabe.

Además, hay otro punto discutible en el asunto de ese fulano, Herodes. Recuerdo que en una película italiana que vi hace años, cuyo título lamento no recordar, el hombre se quejaba de que tampoco había matado a tantos niños como se decía, y de que se había exagerado mucho lo ocurrido en Belén. Y, después de darle vueltas al asunto, no puedo menos que darle la razón. Mateo (2, 16) dice que el tipo "mandó matar a todos los niños que había en Belén y en sus términos de dos años para abajo". Y es ahí donde surge la leyenda negra de Herodes, y donde el observador imparcial no puede menos que darle la razón al pobre hombre. Porque digo yo: ¿cuántos habitantes podía tener "el pequeño lugar de Belén" que citan los Evangelios? Echemos el cálculo. En tiempos de Herodes, un pequeño lugar era eso, un pueblecito, unas cuantas chozas de pastores y campesinos. Según el Espasa, en 1910 Belén tenía sólo 10.000 habitantes, de modo que, si hacemos un cálculo razonable de crecimiento de población, considerando la diáspora y lo demás pero ajustándonos a la densidad demográfica de la época, en el siglo I nos sale un Belén y alrededores habitados por no más de un millar de personas. Y eso, tirando muy a lo bestia. La cifra corresponde a un centenar corto de familias de entonces, más o menos, incluyendo abuelos y nietos con una media de diez personas por familia. Si el calculamos otra media de seis hijos a cada familia y descartamos la mitad como mujeres, nos salen dos o tres hijos varones menores de dieciocho años por cada unidad familiar. Y ahora bien: de doscientos niñatos que, tirando muy por arriba, podía haber allí, ¿cuántos eran menores de dos años? Como mucho, considerando la mortalidad infantil y las expectativas de vida de un zagal de la época, un quince o un veinte por ciento. Eso suma treinta o cuarenta, criatura más o criatura menos. Digamos que treinta y cinco. O sea: lo que se cargan Milosevic o Bill Clinton mientras desayunan, en una hora tonta de bombardeo cualquier día entre semana. Y resulta que, por sólo treinta y cinco niños de nada, Herodes I lleva veinte siglos arrastrando una mala prensa y una fama de genocida del carajo. Y encima muchos lo confunden con su hijo y le atribuyen la cabeza del Bautista, lo de Jesucristo y el –comprensible– lío de faldas aquel con la mala zorra de Salomé, que era como Salma Hayek pero en plan perverso. Y es que, como diría el pobre hombre, hay que ver. Unos cardan la lana, y otros llevan la fama.

Extraído del libro Con ánimo de ofender. Recopilación de artículos entre 1998 y 2001. Alfaguara 2001.

jueves, 18 de octubre de 2007

miércoles, 17 de octubre de 2007

Velada poético musical en Gijón

La asociación cultural Dafne, organiza para el viernes 19, a partir de las ocho de la tarde en el Gallery Art & Food de Gijón (Carretera de la Costa 118), un acto en el que se hará entrega de los premios del X Certamen Dafne de Poesía y Relato Corto.

Coincidiendo con ello, habrá un recital poético-musical en el que intervendrán:

Pablo Valdés (1985) es un músico asturiano que compone e interpreta sus propios temas. Su estilo se puede definir como rock de autor de influencia americana con tintes country y pop. Ha ganado un concurso de maquetas (Pablo Valdés y Los Crazy Lovers) de los «40 Principales». Actualmente, está rodando un vídeo clip con el tema «Amor en vena», canción incorporada en el disco (single) que saldrá a la venta en noviembre próximo. Interpretará en la velada un par de temas en formato acústico: «Sueños locos» y «Aves al vuelo», ambos compuestos por él.

Heradio González Cano, doctor en derecho, abogado, poeta y escritor, fundador del prestigioso «Ateneo de Matagalpa», miembro del instituto nicaragüense de cultura hispánica, que ha recibido numerosos honores por enaltecer la memoria del hijo de Metapa (Rubén Darío) en Buenos Aires, Centroamérica, Miami… con el mismo fervor realizado en el Principado de Asturias, convocando desinteresadamente los actos de 1988 (centenario de Azul); 1998, 90º aniversario de la visita del Panida al mismo bajo Nalón, y «centenario de Rubén Darío en Asturias, 1095-2005», en igual lugar, como en Oviedo. En 1998 publicó el libro «Rubén Darío, siempre…»; en 2006, «Palpitaciones poéticas». Sus palpitaciones poéticas no faltarán en la Velada; Rubén Darío, tampoco. A Heradio le apasiona el tango. Hace unos años, estuvo en Buenos Aires y visitó «la Chacarita / para llevarle, / emocionado, / un clavel rojo / a Gardel…» El poema («Ante Gardel»), nacido de esta visita, está incluido en «Palpitaciones poéticas» (pp. 109-111).

Víctor Luque, cantante y guitarrista de reconocido prestigio, este músico ovetense de espíritu inquieto y nada convencional, tuvo su primera guitarra en 1953, siendo un adolescente, y cuatro años después debutó en la Radio de Oslo (Noruega) con una canción paraguaya. De regreso a España alterna el jazz tradicional, otra de sus grandes pasiones, con la Canción Americana, sin dejar por ello de seguir aprendiendo y difundiendo esta música tradicional.

Coral Dafne, dirigida por Rebeca Velasco. Se creó en marzo de 2002. Su debut: 10 de mayo de 2005 con motivo de la Velada Literaria y Musical Dafne en el teatro de Pumarín (Oviedo). Han grabado un disco, pendiente de editar.
Interpretarán:
· Signore delle chime (Giuseppe de Marci)
· Nabucco (Giuseppe Verdi)
· Te quiero (Mario Benedetti / Alberto Favero)
· Joy To The World (arr.: Jerry C. Smith)
· Good News (Jerry C. Smith)
· Asturias, patria querida (arr.: Manuel y José F. Avello)

Mirian Antelo, coordinadora del Hotel de Asociaciones de Santullano (Ayuntamiento de Oviedo) y cuentista. Presentará la Velada e interpondrá un par de cuentos breves: «El rey de los mentirosos» y «Los peces». Intervino como cuentista (en el sentido no peyorativo de la palabra) en la última edición de la Semana Negra (Gijón) y, el próximo año, contará cuentos en un stand de la «Expo» de Zaragoza, invitada por la Cruz Roja.

Hora y lugar de salida: 7 de la tarde, de la entrada principal del Campus de Humanidades (c/Tte. Alfonso Martínez). Autocar ida y vuelta gratuito. Espicha (20 euros) a las 10,30 de la noche en el restaurante Los Hórreos (La Providencia. Gijón): Más información y reservas: teléfono 690.105036

lunes, 15 de octubre de 2007

Santa Sofía de Constantinopla (532-537)


En el año 328 se produce la fundación de la ciudad de Constantinopla (hoy Estambul) por el emperador Constantino, y en ese mismo año sitúa la tradición el hallazgo de la Vera Cruz, en la ciudad de Jerusalén, a cargo de santa Elena. Ésta enviaría una parte de la cruz al emperador, quien decidiría elevar una iglesia para contener una reliquia tan importante de dedicada a Jesucristo encarnado como la Sabiduría Divina o Hagia Sofía.

Esa primera Santa Sofía no se terminaría hasta el año 360 y de ella se tiene muy poca información. Parece ser que era una gran basílica de dobles naves laterales y tribunas. Más ancha que larga, tendría un atrio manteniendo una estructura similar a la basílica del Santo Sepulcro, aunque de mayores dimensiones.

La iglesia primigenia patrocinada por Constantino sufrió dos devastadores incendios. El primero de origen milagroso cuando el patriarca de Constantinopla, san Juan Crisóstomo fue expulsado de la ciudad por atacar a Eudoxia, esposa de Arcadio, momento en el que originó una llama en su cátedra vacía que afectó a la iglesia y a todas las construcciones anexas. El emperador Teodosio II y su mujer, Eudoxia, fueron los encargados de reparar esos primeros destrozos.

En enero de 532 se produjo la revuelta conocida como Sedición de la Nike, en medio de la cual el pueblo enfurecido incendió un gran número de edificios, entre los que se encontraba, de nuevo, esta iglesia. El matrimonio formado por Justiniano y Teodora, fue quien, en desagravio a la Divina Sabiduría y como una forma de demostrar el poder que tenía el emperador bizantino, levantó la basílica que ha dado renombre mundial a la ciudad.

La Santa Sofía que podemos ver hoy (convertida en mezquita en 1453, cuando la ciudad cayó bajo el dominio turco, poniendo fin al Imperio Bizantino último vestigio del antiguo Imperio Romano), tampoco es la misma que se consagró un 27 de diciembre de 537 (sólo cinco años después de su inicio), ya que la primera cúpula, más baja que la actual, se hundió en el 558 debido a un terremoto, y tuvo que ser sustituida por otra más elevada lo que también obligó a modificar algunos otros elementos de la construcción. Momento en el que se procedió a su nueva consagración el 24 de diciembre de 562, siendo Justiniano ya un anciano.

Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, fue la pareja de arquitectos encargados de plasmar en piedra los deseos del emperador bizantino, quien pedía a sus gobernadores en las provincias que le facilitaran los mármoles y materiales más preciosos, para engrandecer aún más un edificio que fue más allá de todo lo que se había hecho hasta ese momento, ya que si bien existían algunos precedentes, éstos son miniaturas y, ni por asomo, son tan arriesgados como lo fue Santa Sofía.

La gran cúpula central, que sirve para cubrir un espacio de planta cuadrada, se construyó con ladrillos construidos especialmente para esta obra con la arcilla esponjosa de la isla de Rodas, hasta la que se desplazaron dos altos oficiales de la corte justinianea para seguir in situ la fabricación de unos ladrillos especialmente ligeros, ya que una docena de ellos pesaba lo mismo que uno normal. Las tejas tenían la misma procedencia.

Una cúpula de unos 33 metros de diámetro y casi 60 de altura, que apoya en cuatro pechinas y cuatro pilares, ayudados por otra serie de bóvedas y arcos que contribuyen a aligerar su peso, en lo que constituye una gran innovación en relación a la forma de construir de los romanos, quienes utilizaban el muro como elemento sustentante como se puede ver en el Panteón de Roma o en las termas, muros que luego apoyaban directamente en el suelo.


Este elemento está oculto al exterior por un tambor en el que están abiertas una serie de óculos que permiten el paso de la luz al interior, al mismo tiempo que dan una gran sensación de ingravidez al elemento central, a una cúpula que parece suspendida en el aire, colgando de la mismísima bóveda celeste.

El interior, además, fue enriquecido con mosaicos, la mayoría de los cuales fueron tapados con estucos cuando se convirtió en mezquita (momento en el que también se le añadieron cuatro minaretes). A la vista dejaron algunas figuras de ángeles y ocultaron las que tenían que ver con la Virgen, Jesucristo y figuras de apóstoles y profetas, algunas de ellas de hasta cinco metros de altura.

Como dato curioso está el que nos dice que para sostener el culto en Santa Sofía, se destinaron las rentas de 300 propiedades y fincas de los alrededores de Constantinopla.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Mataharis (Icíar Bollaín, 2007)

La directora madrileña sigue consolidando una de las carreras cinematográficas más interesantes de este país con Mataharis, no olvidemos que de su firma han salido títulos como Hola ¿estás sola? (su primer largo en 1995), Flores de otro mundo (mejor película de la Semana de la Crítica de Cannes, 1999) o Te doy mis ojos (2003, con la que Luis Tosar y Laia Marull ganaron la Concha de Plata al mejor actor y la mejor actriz, además de 7 premios Goya).

Otro repaso a lo que se oculta en el profundo del alma femenina, en la que se adentra en esta ocasión con métodos detectivescos, con paciencia, sin prisa, fijando la vista en los detalles convirtiendo a las observadoras en observadas, en elementos a diseccionar para llegar a conocer los detalles de tres historias paralelas, tres relaciones de pareja que están recorriendo caminos tortuosos.

Ellas son Inés (Nuria González), Eva (Najwa Nimri) y Carmen (María Vázquez), acompañadas por Tristán Ulloa, Diego Martín y Antonio de la Torre. Sus vidas se irán interrelacionando con los casos en los que trabajan cada una de ellas, casos que acaban por tomar contacto con sus vidas para generar el conflicto. Elemento clave en todas ellas es la comunicación o su ausencia, hasta el punto de que Carmen terminar por hablar con la televisión o las plantas, rotos todos los puentes de comunicación con un marido que es posible que utilice el trabajo como excusa para no tener que hablar con su mujer. Asistir al desmoronamiento del matrimonio de Sergio, la pondrá delante de su propia ruina sentimental, mientras los frágiles puentes que intenta tender se desmoronan como un castillo de naipes.

Inés se verá envuelta en un caso de espionaje que le hará plantearse hasta que punto merece la pena dedicarse a un trabajo que, en ocasiones, es más sucio que la propia vida. Aquí la pregunta es qué estamos dispuestos a soportar por seguir manteniendo un trabajo en el que seguramente se nos paga menos de los que merecemos, pero que es un sueño hecho realidad. Toma corporeidad aquella frase que dice: tened cuidado con lo que soñáis porque puede convertirse en realidad. El peso del secreto, la falta de confianza para destapar la caja de los secretos acaba por generar un final en el que nada es posible.

Eva, por su parte, se ha visto convertida en una súper mamá, una mujer trabajadora que tiene que ocuparse de sus dos hijos, uno de meses, mientras su pareja, de nuevo “agobiada” por el trabajo deja que sea ella la que cargue con el mayor peso de la familia. Además, Eva descubrirá que él oculta algo que no le ha contado y que pone la relación en el límite. Deja abierto el interrogante acerca de si en una pareja cada uno de sus miembros se puede guardar parcelas propias, si se puede mantener una relación en la que no se sepa todo del otro.

Tres historias reales como la vida misma, en las que las protagonistas no empuñan armas, ni participan en espectaculares persecuciones por una ciudad de video clip, ni utilizan gabardinas, ni se enfrentan a malos malísimos con estética de video juego. Ellas se mueven por los recovecos de la vida con su frágil humanidad por bandera, conducen cochecitos de bebé, esgrimen como arma una lista de la compra, e intentan mantener sus relaciones a flote, en algún caso más allá de toda esperanza.

lunes, 8 de octubre de 2007

Shortbus (John Cameron Mitchell, 2006) (yI)

Película peculiar por varias razones. La primera porque la elección de los actores se hizo por medio de un casting que se convocó vía Internet, entre otras cosas, porque el director tenía claro que ningún actor con cierto renombre querría participar en una película que habla de sexo con tanta sinceridad. De hecho, cuando ya tenía los actores elegidos y se había empezado a trabajar sobre la historia, dos de ellos decidieron descolgarse del proyecto por miedo a truncar sus carreras.

También es interesante el proceso de creación de la película, ya que el director quiso implicar a los actores al máximo, de tal forma que el guión fue creciendo a partir de una serie de improvisaciones creadas por ellos mismos. Para ello, el director alquiló un loft en Nueva York y allí los tuvo viviendo juntos y trabajando durante todo el tiempo de ensayos y de rodaje. La protagonista, la actriz chino-canadiense, Sook-Yin Lee, tuvo que demandar al gobierno canadiense por despido improcedente cuando la despidieron de la emisora de radio en la que trabajaba, en el momento en el que se supo cual iba a ser el argumento de la película. Sook-Yin consiguió que los tribunales declararan improcedente el despido.

La película también estuvo a punto de naufragar por problemas económicos, ya que nadie quería meterse a producir una película que contaba una historia en la que el sexo está siempre presente. Sólo gracias al apoyo de significativas figuras de la industria cinematográfica, pudo el director recaudar los dos millones de dólares que costó. Al final el premio a tantos desvelos vino de la mano de un estreno, fuera de concurso, en el Festival de Cine de Cannes donde fue muy aplaudida.


Este película reúne a una terapeuta sexual, Sofía (Sook-Yin Lee), que es incapaz de tener un orgasmo. A su consulta acude una pareja de homosexuales, James (Paul Dawson) y Jaime (PJ DeBoy) quienes se están planteando abrir su relación a una tercera persona. Éstos descubren el problema de Sofía y le recomiendan que visite un local que se llama Shortbus, donde se reúne gente sin inhibiciones para charlar, tomarse una copa, y practicar diferentes modalidades de sexo, dentro de un ambiente de total respeto y tolerancia. Allí, Sofía conocerá a una dómina bisexual, Severin (Lindsay Beamish), incapaz de mantener una relación normal con otras personas lo que le impide tener esa vida "normal" que le gustaría tener.

A pesar de la presencia evidente del sexo, esta película no va sólo de sexo, sino que se utiliza como un vehículo para hablar de cosas más profundas, como la soledad, la inadaptación, los deseos ocultos que todos llevamos dentro, de inseguridad, de miedo. Como dice uno de los personajes: "ahí hay mucho dolor". Son personas que viven en el Nueva York post 11-S, y que tienen puestas sus esperanzas en sentir amor. Ya lo dijo el director: "Todo tiene que ver con el amor o con su ausencia".


Película que aunque tiene escenas francamente prescindibles como una autofelación, eyaculación incluida, o una micción en la bañera (ambas al principio de la película), totalmente prescindibles, por otro lado tiene algunas de las escenas de mayor ternura que yo he visto en el cine en una historia en la que los personajes se desnudan emocionalmente, nos ponen delante sus traumas, sus miedos, que también pueden ser los nuestros, que los convierten en sus peores enemigos y que encuentran cobijo en la colectividad, en ese abigarrado conjunto de personas que se dan cita en Shortbus, donde todas esas cosas carecen de importancia y nadie juzga a nadie.

El uso de los colores también contribuye a esa atmósfera especial que tiene la película, transformando los valores tradicionales que les otorgamos. Así, las escenas que transcurren llenas de luz son en las que salen a la luz los fantasmas de los personajes, mientras se mueven en un mundo sin líneas que seguir, perdiendo el camino. La noche, la sombra, el rojo, el negro, dar forma al placer, a esos momentos en los que los senderos aparecen con mayor claridad. Una banda sonora fantástica redondea la sensibilidad y el humor que empapan a toda la cinta.

Shortbus (John Cameron Mitchell, 2006)


- Si tuvieras superpoderes ¿cuáles serían?
- El de hacerte interesante.

- ¿Te entristeció?
- Sí.
- ¿Por qué?
- El tiempo no se detuvo y no estaba sola.

-Pero, claro está, Nueva York es el lugar donde vienen todos para ser perdonados. ¿Qué has hecho? Dime, ¿cuál es tu pecado? Seguro que no es nada grave.
- ¿Cómo puede saberlo?
- Bueno, sé que hiciste cuanto pudiste. Pero imagina que has crecido aquí como yo. El hogar es el que menos perdona. Es verdad. Dijeron que no hice lo suficiente para prevenir la crisis del sida porque estaba en el armario. No es verdad. Hice cuanto pude. Tenía… Tenía miedo. Y fui impermeable. Sabíamos tan poco entonces. Pero sé todavía menos ahora.

- No me llamo Severin.
- ¿Cómo te llamas? Dilo bajito, dímelo al oído.
- No puedo.
- Bien, si no puedes decirlo, escríbelo. (Lo escribe en un papel)
- Jennifer. Un nombre precioso. Jennifer. ¿Y tú apellido? (Lo escribe y se lo da) ¿Aniston? Jennifer Aniston. Hay sitio para dos en el mundo. Bien hecho, no pasa nada. ¿Lo ves? Todo va bien. Buen trabajo, Jennifer.

- Mi querido y difunto amigo Lotus Weinstcok siempre decía: "Antes quería cambiar el mundo, ahora me conformo con marcharme con dignidad."

- ¿Qué pasa?
- El puto niño rico pijo de Jesse es la relación más duradera que he tenido.
- Te mereces mucho más, Jennifer.
- Gracias, aún no puedo contestar a ese nombre.
- Lo siento.
- Ya no puedo más. Sólo quiero tener una casa y, no sé, un gato al que pueda acariciar, ¿me entiendes? (Llora) Perdona.
- No te disculpes, me alegro de que me lo cuentes. Quería que lo dijeras.
- Ahorraré todo lo que gane y me dedicaré al arte durante un año, sólo a eso.
- Puedes hacerlo.
- Pero todo es tan caro, joder. ¿Qué pasa si no tengo para vivir en Nueva York? ¿A dónde iré, a Fresno?

- ¿Estás bien? ¿Por qué lloras?
- Recuerdo lo que escribía cuando tenía 12 años. Sigo buscando lo mismo.

- ¿Te alegras de haber llegado a esto, joder? ¿Todo esto porque querías sentir algo? Duele no sentir nada en la vida.

viernes, 5 de octubre de 2007

Programa escultórico del Partenón

Reconstrucción del Partenón Nashville (Tennessee, USA)

Si el Partenón (447-438 a.C.) es un edificio complejo por las correcciones ópticas que se introdujeron en su construcción, no lo es menos si lo analizamos desde la óptica del programa escultórico que para él se diseñó y ejecutó, repartido por los tímpanos, las metopas y los frontones. Programa que ha llegado bastante mutilado, ya que la mayor parte de la misma se encuentra hoy en día en el Museo Británico.

Los frontones, nos cuentan el nacimiento de Atenea y su lucha con Poseidón. En las metopas nos encontramos representados cuatro grandes temas: la gigantomaquia en el lado este, la amazonomaquia en el oeste, la centauromaquia en el sur, y escenas de la guerra de Troya en el norte (narrada por Homero, duró 10 y terminó con la conquista de Troya por loas aqueos). El friso bajo la columnata, alrededor de todo el templo, representa la procesión de las Panateneas, las jóvenes atenienses que llevan un velo al templo. Todo ello marca una gradación desde los dioses, para luego pasar a los héroes y terminar en los humanos, pero también un secuencia cronológica que va desde los tiempos en los que Cecrops y Erecteo eran los únicos habitantes de la roca, pasando por el periodo durante el cual se produce la unificación del Ática, para llegar hasta los tiempos contemporáneos del siglo V, con la procesión de las Panateneas.

Jinetes del friso oeste. British Museum (Londres)

Todo el programa escultórico está salido de la mente del escultor Fidias, lo mismo que el estilo general que aúna vida y movimiento alcanzando las más altas cotas de perfección conocidas hasta ese momento. Los dioses notan los esfuerzos, se doblan, se adaptan al espacio que el escultor ha preparado para ellos, inmortalizados de una forma que aún hace más presente su naturaleza divina o heroica, según los casos, pero en todo momento parecen dotados de un alma humana, como si se nos quisieran presentar como ejemplos para los hombres, unos ejemplos, claro está, fuera del alcance de las limitadas fuerzas de los humanos.

Dioniso. Fidias h. 447 a.C. British Museum (Londres)

En el frontón oriental se representaba, tal y como nos cuenta Pausanias, el nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus. De ese conjunto sólo se conservan las de los extremos, las Horas y las Parcas, las deidades del nacimiento y de la muerte, respectivamente. Idea reforzada con la aparición de los símbolos del sol y de la luna por medio de los caballos de Helios que relinchan para anunciar el día, y los de Selene, diosa nocturna, con las cabezas bajadas. Ahí estaba Hefaisto (Vulcano) abriendo la cabeza de Zeus para permitir el nacimiento de Atenea.

Las tres Moria o Parcas. Fidias. British Museum (Londres)

El frontón contrario es la lucha entre Poseidón y Atenea por la posesión del Ática, la escena que ocupa todo el espacio, mientras dioses y héroes asisten al singular combate. Atenea y Poseidón (Neptuno) hacen brotar con la lanza y el tridente, respectivamente, el olivo y el caballo. Entre los que asisten a la contienda, unos corren a anunciar el suceso, mientras que otros ejercen como espectadores curiosos. Al final, Atenea sale victoriosa al considerar los dioses que el olivo era un don más útil para los hombres que el caballo, en una escena que la leyenda sitúa en la misma acrópolis y desarrollada en presencia de Cecrops y Erecteo, quienes pasan por ser sus primeros habitantes, de ahí que aparezcan representados en la escena.

Dioses olímpicos en el friso de las Panateneas. Fidias. Bristish Museum (Londres)

El friso de las Panateneas tiene más de 150 metro de largo por uno de altura, y en él se representa la fiesta que se iniciaba con la concentración de ciudadanos en el Cerámico para subir en procesión a la acrópolis para vestir a la estatua de la diosa con un velo elaborado por dos doncellas consagradas (Ergastine o Trabajadoras). La procesión es contemplada por los dioses del Olimpo, y por los compañeros de Atenea que no se quieren perder el homenaje a la diosa. Los olímpicos están representados de una forma tremendamente humana, incluso Ares (Marte), dios de la guerra, no disimula el aburrimiento que le provoca toda la escena, mientras los demás parecen departir amigablemente, casi como si de una reunión de amigos se tratara. Las ergastine entregan el peplo a los ancianos sacerdotes quienes serán los encargados de entregarlo finalmente a Atenea.

Las Korai llegando al Partenón. Friso de las Panateneas. Museo del Louvre (París)

El cortejo, además de las jóvenes doncellas, incluye a las que llevan los objetos necesarios para la ceremonia, jóvenes, ancianos, a pie o a caballo, y todos ellos individualizados, como si fueran auténticos retratos, lo que le da a este friso un valor social muy importante. La fiesta en honor a Atenea se celebraban en el mes de agosto, cada cuatro años, aunque con un boato menor se celebraban todos los años. Desde la llegada de Pericles al poder y la instauración de la democracia (con todas las restricciones que tenía), el poder ya no es de los dioses sino de los ciudadanos, de ahí que las divinidades tengan un aspecto más humano del que tenían en siglos anteriores.

"Sus mármoles hablan bien claro: Fidias trata de darnos lo eterno en lo tangible, lo permanente en lo que fluye, en la incesante transformación que es la vida. Este profundo realizar la existencia del Ser, en la vana apariencia del No-Ser, Fidias lo manifiesta hasta en los pliegues de los vestidos que cubren sus figuras de dioses". José Pijoán.

Parte del friso de las Panateneas. Fidias. British Museum (Londres)

jueves, 4 de octubre de 2007

Malas noticias para el teatro asturiano

Dos son las noticias que, en mi opinión, vienen a oscurecer un poco más el difícil panorama que presenta el teatro asturiano. La primera es la constatación, después de ver el montaje titulado Lentas pero seguras, de que el grupo gijonés Higiénico Papel está atravesando una seria crisis creativa, después de los dos montajes anteriores igualmente fallidos como fueron Shower Power y King Richard.

Lentas pero seguras es el, hasta ahora, último montaje del grupo, en la que se pretende analizar "a la mujer contemporánea desde una perspectiva inteligente, crítica y constructiva. Un espectáculo amable, divertido y optimista", tal y como se dice en la sinopsis de la obra. Lo cierto es que visto el montaje y comentado con espectadoras contemporáneas, es francamente difícil reconocer en cualquiera de los tres estereotipos a la mujer de hoy.

Tres mujeres atrapadas en diferentes adicciones. Una (inevitable acordarse de Ana Obregón) adicta a la belleza, imagen del estereotipo de rubia de bote y la inteligencia ahogada en el tinte; la segunda, viuda y enganchada a la limpieza compulsiva del hogar; mientras que la tercera es una mujer empeñada en triunfar antes de los 30, que después de dos matrimonios descubre que es lesbiana (aunque lo mismo podría haber descubierto su afición al fútbol, por decir algo) y es adicta al trabajo.

Tres mujeres que se conocen haciendo deporte y entre carrera y carrera, se cuentan sus vidas. Tres actrices que salen al escenario a luchar contra los elementos de un texto que no logra interesar al espectador, aunque hay que reconocer que por momentos se consiguió despertar la risa de una parte del respetable que sigue encontrando gracioso el humor que se relaciona con el sexo, especialmente cuando aparece en escena un falo de plástico transportado en una bolsa de la cadena Mango, lo que facilita uno de los chistes más simples de la obra.

Se sigue un esquema que ya es marca de la casa del grupo, y que termina por hacerse muy visto, con aires de musical a ratos, eso sí con una adecuada selección musical, pero que no termina de encajar bien en el desarrollo de una historia que va con una deriva que no sabemos a donde conduce.

La situación que vive el teatro en una región pequeña como la nuestra, en la que el número de funciones que puede hacer cada grupo al cabo del año no da más que para malvivir, obliga a tener que estrenar prácticamente un montaje al año y eso va en claro detrimento de la calidad. Hay que trabajar muy rápido, sin pausas para tomarse una pausa para reflexionar sobre el propio trabajo, y sobre cual puede ser el camino a seguir, y ya se sabe que las prisas nunca son buenas consejeras y menos cuando estamos hablando de una faceta creativa. El teatro regional necesita que Higiénico Papel vuelva por sus fueros.

La otra mala noticia tiene que ver con la programación teatral que ha hecho pública la entidad bancaria Cajastur para los meses de septiembre, octubre y noviembre, en sus centros de Oviedo, Gijón, Avilés, Mieres, Langreo y Noreña.

El caso es que la Obra Social y Cultural de Cajastur se ha subido al carro de las representaciones de teatro en asturiano. En principio nada que objetar a que se utilice nuestra lengua para hacer teatro, pero sí que se use única y exclusivamente para levantar la fácil carcajada de un público que, por oscuras razones, parece encontrar tremendamente divertido que alguien hable en asturiano encima de un escenario. Para seguir con unas historias absolutamente rancias que se empeñan en hablar de una Asturias que ya no existe, con la que ya no nos identificamos la mayoría de los asturianos (afirmación que me pueden contrarrestar diciendo, y es verdad, que las representaciones en asturiano tienen un enorme éxito de público, pero sin tener en cuenta la avanzada edad del mismo). Una Asturias eminentemente rural, ganadera, atrasada, que se retrata con un romanticismo y unos tintes nostálgicos que poco tienen que ver con una realidad mucho más dura y difícil. El mensaje de fondo es que cualquier tiempo pasado fue mejor, cuando ya sabemos que eso no sólo no es verdad, sino que además es mentira.

Porque los grupos que en Asturias representan obras en asturiano, no ponen en pie algunas de los textos interesantes que están escritos en nuestra lengua, y la degradan dando a entender que es una lengua de campesinos y sólo apta para hablar del ganado, en una actitud que no le hace ningún favor ni al teatro ni a la lengua.

Así, Cajastur programa títulos totalmente prescindibles como Entós… ¿hay tratu?, Un besu por un quesu, Los amores de Ximielga, o De piescos y escayos; títulos suficientemente explícitos para necesitar más comentario. Junto a eso hay otros títulos que se desmarcan de esa tendencia (ni es teatro costumbrista, ni es en asturianoa) como El florido pensil, de Teatro Contraste de Villaviciosa, o Federico, del grupo Kumen, entre algún otro. En todos los casos se trata de grupos de teatro aficionado.

Esperemos que este no sea el principio del deslizamiento de esta entidad bancaria que, por otro lado organiza la programación cultural de teatro, música y cine, junto con el Ayuntamiento de Gijón, más interesante de Asturias, por los terrenos procelosos de un teatro sin interés y que ya no sirve para el siglo XXI, aparte de sus aspectos etnográficos.

martes, 2 de octubre de 2007

El concierto de los peces (Halldór Laxness, 1957) (y III)

Llevaban largo rato discutiendo el asunto cuando entré a la reunión, y aún quedaban bastantes oradores en el turno de palabra. La sala estaba abarrotada de gente, de manera que hube de quedarme de pie al lado de la puerta. Estaba en el uso de la palabra un constructor, un señor de aspecto muy digno, con gran bigote y un poco torpe de expresión, como suele suceder tan a menuco entre los hombres cultos. Decía que consideraba una mala costumbre afeitarse por las mañanas, y que no le parecía nada adecuado animar al común de los mortales a adoptar semejante costumbre. Opinaba que el afeitado era uno de esos esnobismos que se permitían de vez en cuando los hombres cuando iban a acudir a alguna reunión o convite, así como los jóvenes cuando iba a reunirse con otros jóvenes para un solaz digno y decente; y muy especialmente, los mozalbetes bien nacidos que estaban comprometidos oficialmente y salían son sus prometidas, digamos que una vez por semana. Dijo que trabajaban a lo largo del día. En su opinión, puesto que el afeitado público estaba autorizado (por desgracias, dicho sea de paso), debería estar circunscrito y limitado a las horas vespertinas, y sólo habría de permitírseles a aquellos hombres que se vieren precisados de acudir a actos de esparcimiento públicos y reconocidos, que contasen con el correspondiente permiso de las autoridades municipales. No dejaría de ser razonable que se exigiese a tales señores la presentación de un certificado en el sentido de que se veían imposibilitados de afeitarse en sus propias casas.



Sigur Ross. Saeglopur

Los islandeses siempre hemos estado agradecidos al Papa desde que le escribió a Jón Arason [Obispo católico de Islandia, ejecutado por los reformistas luteranos] una carta para reconfortarlo poco antes de que los enviados de un tal Cristian III, criminal alemán residente en Dinamarca, se llevaran a nuestro gran obispo para ejecutarlo. Siempre hemos albergado la idea de que el Papa está por encima del emperador. Pero existe un terreno en el que siempre hemos pensado que sus palabras no se ajustaban demasiado a la verdad, y que en ocasiones incluso eran una pizca ridículas: cuando abre l aboca para decir cualquier cosa relacionada con la fe. Y ahora resulta que estábamos reconociendo a Su Santidad como dotado de infalibilidad en un asunto que, en cierto modo, era una auténtica cuestión de fe, pero que nosotros no habíamos podido presenciar cuando se produjo, como tampoco estuvimos presentes en la salvación del mundo. Ahora nos encontrábamos ante la paradoja de creer un artículo de fe que, indudablemente, se hallaba entre los más difíciles de creer de todos los que, según pensábamos, con razón o sin ella, habían sido objeto de pronunciamiento por parte de Papa alguno.

lunes, 1 de octubre de 2007

El concierto de los peces (Halldór Laxness, 1957) (II)

Antes de dejar de hablar de los méritos de Runólfur Jónsson, no puedo menos que señalar un detalle de su fama que es el que con mayor probabilidad hará que su nombre perviva en la historia; y es que aquel magnífico compañero de mis noches, y hermano adoptivo mío, fue uno de los primeros en ser atropellados por un automóvil; tenía ya cerca de los ochenta años de edad. Y se debió a que, cuando iba con la copa encima, tenía la costumbre de caminar por el medio de la calle, haciendo al mismo tiempo una serie de cosas distintas: blandía una botella, cantaba, charlaba y reía; y siempre iba seguido por una abigarrada tropa de borrachos, vagabundos, perros callejeros, caballos sin dueño y ciclistas; éstos últimos acababan de aparecer, y eran daneses. Los automóviles le preocupaban tanto como una lata cualquiera que encontrase rodando por la calle. Así que si llegase a suceder la gran desgracia de que Runólfur, pariente del Konferensrad, no volviese a asomar por este libro un día cualquiera, y que hasta yo mismo me olvidase de señalar el momento de su desaparición, será porque mi hermano adoptivo pereció bajo las ruedas del primer automóvil llegado a Islandia.




Sigur Ross. Hoppipolla

Por ejemplo, cuando alguien utilizaba al hablar la palabra "caridad", nos sonaba como una especie de referencia frívola, inapropiada e irrespetuosa al devocionario. Nosotros, en vez de "caridad" decíamos "buen corazón" y de las personas "caritativas", como se las llamaba en la lengua de la religión, nosotros decíamos que eran "amables" o que "tenían buen corazón". Tampoco se oía nunca entre nosotros la palabra "amor", excepto cuando unos borrachos o unas criadas rematadamente estúpidas, habitualmente llegadas del campo, se ponían a recitar poemas de algún escritor moderno; tales poemas, por cierto, usaban un vocabulario que nos producía escalofríos al oírlo, y mi abuelo se sentaba sobre las manos, a veces en la cerca de fuera, y hacía muecas y encogía los hombros y las piernas y decía "Ay, vaya" y "Ayayay". Por regla general, la poesía moderna nos sonaba igual que el ruido que se hace al arañar una lona con la uña. "Estar enamorado" no era algo que sucediera entre nosotros, sino que decíamos que a alguno "le caía bien una chica", o que un chico y una chica "andaban encaprichados el uno del otro"; se podía mencionar el cortejo, pero en este tipo de cuestiones no se iba nunca más allá. Yo mismo puedo jurar por lo más sagrado que a lo largo de toda mi infancia jamás oí pronunciar la palabra "felicidad" excepto en labios de una mujer trastornada que vivió un tiempo con nosotros en el entrepiso, pero que no vuelve a aparecer en este libro; no volví a toparme con esa palabra hasta que era ya un mocito y empecé a hacer traducciones en la escuela. Y era ya mayor cuando seguía creyendo que era una palabra extranjera, un barbarismo tomado del danés. En cambio, recuerdo que cuando a mi abuelo le preguntaron en cierta ocasión, en cono más bien compasivo, cómo les iba a los de Akugerd, que habían perdido en el mar a los que ganaban el pan en su casa el año anterior, respondió sin vacilar: "tienen salazón de sobra". Sólo teníamos una respuesta a la pregunta de cómo le iba a alguien: "bah, está gordo", lo que quería decir que estaba bien o, como dirían los daneses, tan feliz. Si alguien andaba mal, se decía como si nada: "bueeeeeno, se le va notando", y cuando la persona de la que se hablaba estaba más muerta que viva, decíamos: "bueeeeeno, anda algo desmejorado". Si alguien estaba para morir de viejo, se decía: "vaya, ya no unta manteca". De quien se hallaba en su lecho de muerte se decía: "sí, va ya por sus últimas comidas, el pobre". De un joven que se iba a morir sin remedio se decía que "no parecía que fuese a peinar canas". De la separación de un matrimonio se hablaba en estos términos: "ya, la cosa no anda del todo bien, me parece a mí". En Brekkukot, cada palabra era valiosa, hasta las más insignificantes.