lunes, 16 de diciembre de 2013

El francotirador paciente, una novela efímera

Si hace poco en este mismo blog me posicionaba a contracorriente de la opinión mayoritariamente favorable a la serie británica Black Mirror, no me queda otro remedio que volver a ponerme a remar contra la corriente poderosamente favorable a la última novela de Arturo Pérez-Reverte, un autor del que por otra parte me declaro ferviente seguidor.

Pero como una cosa no quita la otra, tengo que decir que El francotirador paciente (Alfaguara, 2013) es una novela efímera, es decir, una historia que no pasará a los anales de las mejores novelas del autor, además de ser un relato que se lee con apenas emoción y ni siquiera el final consigue despertar al lector, al menos a mí.

Una historia que se sumerge esta vez en el mundo del grafiti, ese arte urbano calificado por unos como puro vandalismo y por otros como una forma de arte contemporáneo, a través de una experta en arte, Alejandra Varela, embarcada en la búsqueda de un misterioso grafitero que firma Sniper y del que parece que nadie conoce su rostro, su verdadera identidad o su lugar de residencia.

Eso no es del todo cierto, ya que a Alejandra Varela le bastarán apenas tres llamadas de teléfono, tres encuentros, para conocer todos los detalles de la vida, obra, andanzas y todo lo que haga falta del misterioso Sniper, lo cual ya deja puestas una bases bastante endebles.

Por el camino el autor desgrana algunas reflexiones esta vez sí con interés, acerca de las motivaciones de los grafiteros digamos de la vía más artística, para llenar la ciudad con sus mensajes, y sobre algunas imposturas que se viven a diario en el caótico mundo del arte contemporáneo manejado por fuerzas tan oscuras como las que manejan el resto del mundo.


En dos tardes se puede dejar lista la lectura de esta novela, muy fiel al estilo del autor, pero esta vez huérfana de un calado lo suficientemente importante como para meter de lleno al espectador en la trama, en las sombras que acogen a los grafiteros, y compartir con ellos la sensación de peligro o las dudas morales que les acechan detrás de cada esquina.

2 comentarios:

casss dijo...

Black Mirror, la sigo viendo...(es que con una sola vez no alcanza... ;)

En cuanto a esta novela, el tema es interesante y algo siempre se puede rescatar, asì que tal vez me la apunto para leerla. Este tipo de arte tan espontáneo, me maravilla...

besos

Alfredo dijo...

Yo también comparto interés por el grafito, de hecho le ha dedicado un par de artículos al tema. Aún siendo como soy muy fan del autor de esta novela, reconozco que esta no es la mejor suya ni de lejos.

Un beso!!