martes, 19 de abril de 2011

La ola (Die welle, Denis Gansel, 2008)



En el año 1967, en la Cubberley High School de la localidad californiana de Palo Alto, el profesor de historia Ron Jones se propuso hacer un experimento para hacer entender a sus alumnos el funcionamiento de los mecanismos que conducen a una sociedad a convertirse en totalitaria, en respuesta a una serie de preguntas que sus alumnos le habían planteado acerca del holocausto y la posición que la sociedad germana de aquellos años había adoptado al respecto.

El experimento duró cinco días, a lo largo de las cuales el movimiento al que se le dio el nombre de La Tercera Ola (The Third Wave), alcanzó unas cotas que obligaron al profesor a parar ese experimento al ver que se le iba de las manos. Sobre ello, en 1981, el escritor Morton Rhue escribió una novela con el mismo título.


Ahí está el origen de la película de este cineasta alemán que ya había desgranado algunos de los entresijos de las formas de inculcar el nazismo en los jóvenes en su obra Napola (2004), en la que nos mostraba la crueldad que se aplicaba a los chavales en esas escuelas dirigidas a formar a las futuras élites del Reich de los Mil Años.

Esta vez, Gansel da voz a un profesor de pasado anarquista (cinco años de comuna en Berlín) y que va a clase ataviado con camisetas de los Ramones, al que le toca dar clase durante una semana acerca de la autocracia. Ante el escepticismo que muestran sus alumnos acerca de un posible resurgimiento de fórmulas totalitarias en una Alemania vacunada tras la Segunda Guerra Mundial, decide demostrarles lo equivocados que están.


A lo largo de los días de clase el grupo, de la mano de su profesor, va dando pasos hacia la conformación de un grupo, La ola, en el que se eliminan los signos de la identidad individual, se da voz a todo el mundo y se va convirtiendo en una familia en la que se hace cualquier cosa por uno de los suyos y los demás son seres extraños, especialmente aquellos (dos chicas) que se dan cuenta de la deriva que toma la situación y deciden plantarles cara.

Los de fuera son los enemigos y cualquier cosa que les pase está justificada porque no pertenecen al grupo, y el mensaje y la estética que van adoptando consiguen atraer a más jóvenes e incluso la dirección del centro, viendo la nueva disciplina de los chicos, no duda en apoyar.


Como dice el propio director “el sistema fascista es tan pernicioso psicológicamente que fácilmente puede generarse en cualquier otro sitio y momento”. Gansel mira a la cara a los mecanismos que favorecen el nacimiento de los grupos neonazis (igualmente aplicables a cualquier otra ideología de corte radical) y nos deja ese poso de inquietud ante un virus que parece que solo está esperando a que se den las condiciones necesarias para expandirse como una pandemia.

“Más aún, y es ahí donde la cinta hace más daño, en un contexto sociopolítico tan degradado como el actual en el que, qué miedo, se dan casi todos los requisitos históricos (crisis económica, perspectivas laborales bajo cero, emigración masiva, crisis en la identidad nacional...) que sostienen el surgimiento de las utopías totalitarias” tal y como se puede leer en la web del periódico 20 minutos.

4 comentarios:

MANOLO C dijo...

verias veces la ciencia ficcion adelantanto que la unica forma de salvar el planeta era librarlo del hombre...yo creo que la naturaleza evoluciona y supervive a cualquier especie, incluido el hombre.
felicidades por tu blog.

Alfredo dijo...

Estoy contigo en que la naturaleza va sobrevivir siempre, incluso al hombre, pero puede ser que lo haga dramáticamente transformada. La única naturaleza que parece incapaz de cambiar es la humana, me temo.

Gracias por tu visita y por el comentario.

Siempre bienvenido.

PACO HIDALGO dijo...

Ví la película poco después del verano pasado, y pensaba ponerla en 1º de bachillerato este año, pero no lo voy a hacer. No sé si los alumnos están suficientemente maduros para experimentos de este tipo. Hay determinadas cosas que se le pueden a uno escapar de las manos, como en la película. Pero es necesario verla y encarar este tipo de situaciones. Feliz semana santa, Alfredo.

Alfredo dijo...

Coincido contigo en que puede ser una buena película para utilizarla en clase para alumnos de Bachillerato, aunque tienes razón en que depende del grado de madurez de los chavales. De todos modos, creo que bien dirigidos pueden entender el planteamiento.

Aprovecha el descanso.