domingo, 16 de agosto de 2009

Nan Goldin (Washington, 1953)


La necesidad de tener algo a lo que aferrarse después del suicidio de su hermana y del posterior derrumbe familiar por ese hecho, es lo que está en el inicio de la vinculación de Nan Goldin con la fotografía. Tenía 16 años y con aquella primera cámara empezó a retratar a sus amigos del colegio, convertidos ahora en su familia, comenzando una constante en su obra como es la de fotografiar a personas a lo largo de varias décadas de su vida.

Después de pasar por varias familias adoptivas y de completar su formación en Boston, Goldin se traslada a Nueva York donde empieza una nueva fase en su producción artística relacionada con la vida nocturna de una ciudad que nunca duerme y en la que las manifestaciones contraculturales se encontraban en plena efervescencia, y tomando como base a sus propios amigos, sus fotografías empiezan a convertirse en una suerte de crónica sentimental y sexual, en la que destaca la complicidad y el cariño con el que Goldin se relaciona con prostitutas, punkies, homosexuales, travestidos, drogadictos, alcohólicos. Y es que para Goldin hacer fotografías es “una manera de acariciar a alguien, una expresión de cariño.”


La serie de fotografías mas conocida de esta artista, lleva por título The ballad of sexual dependency (La ballada de la dependencia sexual), una proyección de fotografías acompañada por música diversa, y en la que, como explica Ulrike Lehman en su artículo incluido en el libro colectivo Mujeres artistas de los siglos XX y XXI, nos muestra “parejas desnudas en la cama, hombres haciendo el amor o masturbándose, habitaciones vacías, cuerpos exhaustos, mujeres y hombres en bares, dormitorios, baños o automóviles, y, una y otra vez, mujeres delante del espejo.”

Ese motivo de la mujer mirándose en el espejo dará contenido a otra de sus series, la titulada I’ll be your mirror (Yo seré tu espejo), que inició cuando entre en una clínica para desengancharse de su adicción a las drogas. Una serie en la que incluye muchos autorretratos y también muchos de sus amigos afectados por el SIDA, enfermedad que golpeó duramente a su círculo de amigos y sobre la que hizo algunas de las que a mí me parecen las fotos más tiernas y sensibles de esta artista, especialmente aquellas en las que aparecen Gostcho y Gilles en el hospital.


Goldin es una fotógrafa a la que no le preocupan las convenciones sociales al uso, y tal vez por eso, se dedica sus fotos a aquellas personas que buscan otras formas de vida, de convivencia, personas inconformistas, situados al límite de la marginalidad, personas de las que nos hace llegar sus sentimientos, sus almas en ocasiones rotas, su soledad, y todo eso de una forma directa, sincera, valiente. Tan valiente como el autorretrato que se hace después de haber sido golpada por el hombre que era su pareja, fotografía con la que abro este artículo.


“Las relaciones se basan en un esfuerzo constante hacia la intimidad tratando de mantener la propia autonomía. Y esto puede ser peligroso y terminar en violencia. He enseñado mi propia foto tomada un mes después de haber sido golpeada con la intención de no volver nunca más a aquella situación.”

6 comentarios:

Lucía dijo...

Los desheredados y los perdedores tienen su propia voz en estas fotografías.

Y como siempre el Arte, en cualquiera de sus manifestaciones, como tabla de salvación.


Un saludo,

Alfredo dijo...

Es un fenómeno catárquico. Convertir los propios fantasmas o los de los demás en arte. Es fantástico.

Abrazos!!

calamanda dijo...

Nan Goldin es también una apasionante historia.

Un placer como siempre visitarte y
ya estoy de vuelta...por ahora.

Bonita la cita de María Gainza
sobre Mona Hatoum.

Un abrazo.

Alfredo dijo...

Sí que lo es. Para mí también es un gusto volver a tenerte por aquí, aunque ese "por ahora..." deje un rastro de incertidumbre en el ambiente.

Un beso!!

CASANDRA dijo...

Esta fotografa me la llevo para conocerla un poco más.. Estoy aficionandome a la fotografía y realmente creo que su aporte es muy valioso y conmovedor, así como su historia personal.

(voy a visitar a Calamanda, que sí, deja la duda sembrada de su continuidad en ese "por ahora.."
Un abrazo.

Alfredo dijo...

Creo que merece la pena conocer un poco mejor la obra de Nan Goldin, y seguro que no te va a dejar indiferente.

Besos!!