domingo, 19 de mayo de 2013

Fairfield Porter: Realismo a contracorriente

The Roofs of Cambridge, 1917.


El grueso de la trayectoria artística de Fairfield Porter (1907-1975) se desarrolló en coincidencia con los años de esplendor del expresionismo abstracto. Sin embargo, Porter se mantuvo siempre fiel a su estilo figurativo que definió de forma muy clara la trayectoria de una figura a la que la crítica norteamericana ha empezado a recuperar hace unos años reivindicando su papel como una de las figuras fundamentales de lo que ellos definen como el clasicismo norteamericano.

A Sudden Change of Wind, 1975.

Uno de esos críticos es HiltonKramer, quien encuentra que la trayectoria artística de Porter viene definida por tres cuestiones fundamentales. La primera tiene que ver con el viaje que Porter hizo a Europa a finales de los años 20, después de terminar sus estudios en Harvard. Un viaje pensado para recorrer Francia en bicicleta, y que terminó extendiéndose a Berlín y Moscú.

Henry Sitting in Chair, 1958.

En la capital rusa parece que tuvo la oportunidad de entrevistarse con León Trotsky, encuentro que resultaría clave para la evolución política de Porter hacia postulados de izquierda, y desarrollar una concepción del arte como algo destinado a mejorar la vida de las personas, al mismo tiempo que buscaba un camino que le permitiera conjugar el arte y sus intereses políticos y sociales.

Molly and Walter Barelss, 1959.

Siguiendo con la teoría de Kramer, nuestro artista pensaba que el arte que se estaba desarrollando en los años 30, al menos el más directamente vinculado al modernismo, tenía una esencia excesivamente esteticista, algo que lo alejaba del compromiso social que Porter estimaba como necesario. “En los años 30 a Porter lo podemos caracterizar como un radical en lo político y un conservador en lo artístico”, resume Kramer.

The Bedroom, 1949.

Como tercer hito explicativo, el crítico norteamericano se fija en la pronta relación que Porter tuvo con los grandes maestros europeos. Eso sería durante un segundo viaje por el viejo continente, en 1931, esta vez para visitar los grandes museos y empezar a admirar la obra de pintores como Velázquez, por ejemplo. Con Vuillard y Bonnard entrará en contacto a través de una exposición que tuvo lugar en los Estados Unidos.

The Harbour. Great Spruce Head, 1974.

Del primero llegará a decir Porter que en sus escenas de la vida burguesa “lo que representa parece algo ordinario, pero lo extraordinario está por todas partes”, y añadió que “es concreto en el detalle y abstracto en el todo”. Asimismo admiró el uso del color en un pintor que “organizó los descubrimientos de los impresionistas sobre el color en un todo coherente”, además de “convertir al impresionismo en algo sólido y duradero”.

Wild Roses, 1961.

Con todas esas bases, además de los estudios de filosofía en Harvard y los de pintura en la Art StudentsLeague, en Nueva York, los temas de su pintura van a ser los paisajes rurales de la zona en la que su familia solía pasar las vacaciones, retratos de amigos o familiares, las casas, las flores, aspectos a los que siempre fue fiel y que le llevó a ser el portador de la antorcha de la figuración en medio de las huestes del expresionismo abstracto.

Más información: Artchive, The Art Story, New Criterion.

5 comentarios:

PACO HIDALGO dijo...

Una pintura de factura fácil, sin muchas pretensiones en cuanto al dibujo, pero de fuerte carga social, incluso comprometida, en los años en los que triunfaba la abstracción. Interesante la pintura de Porter. Buena semana, Alfredo.

balamgo dijo...

Me gusta su forma de pintar, es sencilla, pero llega con nitidez al que la observa.
Un abrazo.

calamanda dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
calamanda dijo...

Alfredo, he suprimido mi comentario anterior, había dejado más reducido el texto viendo que no se publicaba y se ha escapado De Kooning donde no debía estar.

F.Porter tiene un estilo muy personal en su obra y sus composiciones me parecen sencillas y diferentes, pero siempre adivino en ellas una afinidad o proximidad con otros artistas.

Saludos.-

Alfredo dijo...

PACO: Todo un clásico para los norteamericanos y viendo su obra y los años en los que la hizo, no me extraña en absoluto. Un pintor a contracorriente.

Un abrazo!

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BALAMGO: Sí que tiene una apariencia sencilla aunque detrás están muchas enseñanzas extraídas de diversas fuentes sobre todo europeas.

Un saludo!

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CALAMANDA: Un pintor que tuvo que tener una gran personalidad para mantener la fidelidad a su estilo en medio de la ola del expresionismo abstracto. Es cierto que en su obra se pueden ver ecos de muchos artistas diferentes.

Besos!