Nacido en el país asiático, se crió en Vancouver (Canadá) y vive y trabaja en Nueva York.
“Terence Koh habla de la frescura de la juventud y de la cercanía del final, de lo bello y lo grotesco, de la percepción subjetiva de las cosas y de identidades culturales, muchas veces entreveradas en multitud de motivos de muy diferente signo. Su obra puede ser grandilocuente y ruidosa pero también serena e íntima.”
“Hay reflexiones sobre la alta y la baja cultura, sobre la historia del arte, sobre la sexualidad y el deseo. En muchas de sus instalaciones, Koh juega con elementos tomados de la estética romántica, el kitsch y, sobre todo, retoma planteamientos minimalistas, una actitud muy frecuente entre muchos artistas de su generación. También hay una clara alusión al consumo, a estrategias mercantilistas basadas en dinámicas de intercambio. Pero si hay algo que subyace a toda su producción y que es visible en la inmensa mayoría de su montajes, es la inquietante presencia de la muerte, la certeza del final, entendido como la única certeza de nuestras vidas.”
“Se vierten nociones de deseo, lujuria y seducción pero es también un mundo de contradicciones pues en él coinciden un buen número de elementos antagónicos: hay espacios vacíos y lugares embotados, estética kitsch al lado de formas clásicas, interpretación del deleite al lado de situaciones dramáticas, minimalismo y opulencia… En Terence Koh se dan cita todos estos opuestos para situar al espectador en un espacio decididamente incierto. Y a todo esto hemos de unir la pasión del artista por el color blanco, elemento homogeneizador en toda esta vorágine.”
“Se trata de una gran sala llena a rebosar de cajas de exposición que parecen peceras. Son unas 1.200 y en ellas el artista ha colocado objetos de todo tipo. Aquí se mezclan objetos encontrados en mercadillos con porcelanas chinas en un enorme totum revolutum. Terence Koh nos ofrece así un buen muestrario, nunca mejor dicho, de la cultura de hoy, una cultura centrada en el consumo, en el intercambio cultural y en la incertidumbre de un mundo agotado. Y lo hace a parir de la recolección de contextos tomados de aquí y allá, de la historia del arte, lejana y reciente, y de los mercadillos de las megalópolis del mundo.”
Estas citas están extraídas de El Cultural.
“Terence recubre todo, por allí por donde pasa, con el aire de magia y misterio dualista que caracteriza su trabajo. Dulce y escabrosa, descaradamente provocadora y elegantemente poética, su actividad imparable es, como pocas, el fiel reflejo de los tiempos que corren para el ser humano, a caballo entre el propio desarrollo interior y la circunscripción a la realidad. Es la capacidad de digerir esa tensión en un sincretismo armónico, la que ha hecho de su obra un personal paradigma, motivo de especulaciones sociales, artísticas y económicas y fuente de inspiración para seguidores, coleccionistas, curadores y autores de todo el planeta.”
“El conjunto, influenciado además por corrientes artísticas de lo más variado de la instalación, el performance o arte acción, lo escultórico, lo pictórico y lo conceptual, se plantea como una experiencia sensorial integral, donde el espacio, los objetos y su disposición, los colores, los tonos y la luminosidad, entran en diálogo con el espacio-tiempo. Entre líneas, trazos de la historia y las culturas y alusiones a momentos específicos de la vida humana como la adolescencia, la madurez o la muerte, abren un espacio para la reflexión en torno al carácter cíclico de la vida, del fin como eterno retorno al principio, desde la subjetiva y universalísima condición del amor como un abarcativo engranaje.”
“Así, Love for eternity representa un acertado itinerario que transita del vampirismo plagiario de asianpunkboy al sampleo referencial de Terence Koh, en una epítome que redunda metáfora vivencial, partiendo de la experiencia ritualizada que guía el quehacer de Koh, hasta materializarse en dimensión transitable e inundada de diálogos y reflejos abiertos. Religión, magia, colapso oriente-occidente, funerales, fiestas, resplandores, alegrías y fracasos, sensualidad y seducción, fragilidad y entereza, componen una particular y abierta sensibilidad donde lo orgánico, lo antropológico, lo queer, el paso del tiempo, el gozo mundano y la elevación espiritual se dan ferviente y sosegada cita.”
Párrafos extraídos del artículo Terence Koh: Lazy vodka Bunny boy, de Alex Brahim que se puede leer en la web revistametal.
4 comentarios:
Inquietante lujo sofisticado, montones de cosas nada, bultos como figuras de pesebre, mofa de la banalidad, un soplo de muerte, vampirismo plagiando, homenajes a Warhol en foto (?) y el inodoro de Duchamp pero en inoxidable ¿aún provoca?
Este Koh, no sé, ¿expuso en el MUSAC de León? Me suena la lámpara de lágrimas.
De nuevo me visitaste en lo de las palabras, gracias, hasta siempre amigo, besito.
Gracias a tí, sigo atesorando información de arte que antes un poco por desidia no leía.
Abrazos.
Inquietante lujuria, mezcla de barroco milimanismo (?¿?¿?) Sofocate, podría decir. Mi respeto hacia el artista. Por suerte existe la muerte, como punto final o seguido (quien sabe...) pero mientras hay vida... pues a exaltarla, en esa dirección siempre me gusta ir.
Sabes que no soy entendida en nada y por eso prefiero dejarte mis pareceres más inmediatos, aunque pueda pecar de tonta, chiflada o simplemente ignorante, jajaj. ya me conoces!!!
besotes y muy buen fin de semana
NATALIA: Artista absolutamente complejo al que cuando parece que le puedes adjudicar un adjetivo, hace un giro y se escapa como una anguila. Diversidad, imaginación, potencia creativa y un microcosmos que da que pensar.
Siempre es un placer cruzarme con tus letras.
Un abrazo!!
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BALAMGO: El arte es un mundo enormemente complejo y yo diría que inabarcable. Nos quedan pequeños descubrimientos, piezas de un puzzle en permanente construcción.
Besos!!
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CAS: Cierto que a veces puede tener tendencias barroquizantes mientras que, por otro lado, reduce algunas de sus obras a lo esencial. La única verdad es su complejidad en todo momento.
Un beso y buena semana!!
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