Factoría Norte es un grupo gijonés especializado en teatro infantil, categoría en la que logró el premio principal en una de las ediciones de la mejor feria de teatro infantil de España, como es FETEN y que se celebra todos los años en Gijón.
En este caso, el grupo deja de lado esa línea, para ofrecer un espectáculo para público juvenil y adulto que lleva por título Palabras para mujeres, en el que nos ofrece una serie de textos en los que la mujer es la protagonista principal, más concretamente, las situaciones de opresión de diverso tipo que soporta en diferentes culturas y lugares.
Mujeres que luchan por su libertad individual y colectiva, por el derecho a decidir sobre cómo vestirse o sobre su propio placer, por ser respetadas como lo que son, como seres humanos que sienten y padecen, y librarse del papel tradicional que las condenaba (en ocasiones todavía las condena) a ser dependientes de un hombre y a ser ama de casa hacendosa y reposo del "guerrero".
Ese es mensaje de fondo del que al final del espectáculo se nos quiere hacer transmisores a los espectadores, se nos pide que todos contemos esas historias u otras similares para que todos nos impliquemos en esa tarea absolutamente necesaria. Sin embargo, el espectáculo naufraga a lo largo de los 50 minutos que dura el monólogo de Olga Cuervo, quien en ocasiones se dirige a los espectadores como si fuéramos niños (probable reminiscencia de los trabajos anteriores del grupo), con una interpretación plana apoyada en una gesticulación fallida más propia de un público infantil que de uno adulto.
Una vez más, y ya son demasiadas las veces que se ve esto sobre un escenario, para suscitar la complicidad y la risa del público, se recurre a un tratamiento zafio y facilón del sexo con la utilización del estereotipo de ama de casa sin muchas luces que, gracias a un profesor particular de inglés, descubre los secretos que se ocultan detrás de la palabra orgasmo. Otra vez humor del tipo caca, culo, pedo, pis que, sin embargo, sigue logrando su efecto entre una parte del público.
La protagonista está acompañada en el escenario por el músico Eduardo Espina, quien pone el fondo musical a las palabra de la actriz, destacando un tema que podríamos considerar central con ecos al Michael Nyman de la película El Piano, y que acaba por convertirse en lo mejor del espectáculo.
La dramaturgia y la dirección son de Carmen Gallo y Olga Cuervo.
2 comentarios:
Es curioso... Yo nunca hubiese comparado a Darío fo con caca, un culo o un pedo. Sin embargo, usted lo hace. Tampoco hubiese desdeñado al público infantil; tratándolos poco más o menos de subnormales. Además, no compararía jamás al compositor de "El piano" con Eduardo. Pero, pensándolo bien, jamás creí que iba a entrar en un blog de alguien tan prepotente, dañino y superficial como usted...
No comparo al pianista de la función con Michael Nyman, sólo señalo similitudes y siempre favorables a Eduardo.
No trato a los niños como subnormales (¿de dónde saca esa interpretación?)
Y, sobre todo, no me escondo en el anonimato, ni insulto a nadie.
Muchas gracias!
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