jueves, 24 de julio de 2014

Daniel Richter: punk expresionista


D.O.A. XL, 2012.

“Sólo había dos cosas que me interesaban. Una era la filosofía y la otra el arte. Y como no tenía la disciplina suficiente como para dedicarme a la filosofía, sólo me quedó el arte”. En el momento en el que tomó conciencia de esa realidad decidió matricularse en la Academia de Bellas Artes de Hamburgo.

Jawohl und Gomorra, 2001.

Cuando Daniel Richter (Eutin, Alemania, 1962) entró por la puerta de esa institución educativa, ya llevaba acumulado un importante bagaje tanto personal como intelectual después de haber formado parte de la escena punk germana diseñando portadas de discos, camisetas, fanzines, y reminiscencias de ese estilo musical, sumado a la obra de pintores como Ensor o Munch, además de los nuevos expresionistas alemanes con los que coincidió en la academia, se notan y mucho en su obra.

Lonely Old Slogan, 2007.

Tenía alrededor de 30 años cuando empieza a pintar sus primeros cuadros, una sobras iniciales marcadas por la abstracción y la combinación estridente de colores, de líneas, en una suerte de confusión no exenta de una lógica muy particular que en alguna ocasión ha sido calificada de “disarmonía agresiva”.

Still.

Las obras de Richter pueden ser muchas cosas pero tranquilizadoras seguro que no, sensación que se acentúa en los cuadros que empieza a pintar en los inicios del siglo XXI, en los que incorpora la figura humana lo que le permite acentuar el expresionismo de sus composiciones con escenas de disturbios callejeros, situaciones propias de estados policiales, punks decadentes, apariciones macabras y fantasmales.

Ohne Titel, 2009.

Todo al servicio de un corpus artístico que refleja bien los miedos de los seres humanos, esa sensación inquietante que se tiene al estar moviéndose en territorios de límites difusos, donde hasta las propias convicciones son difusas, donde los aparecidos, lugares en los que la utopías han desparecido, donde ya no hay nada a lo que asirse y circulamos como sombras de nosotros mismos perdido el rumbo y convertidos en alienados.

Venus, 2013.

Personajes que deambulan, tal vez poseídos por alguna fuerza que no llegan a entender, cazados, están dentro y, al mismo tiempo, fuera, flotan sobre las aguas mientras sus cuerpos presentan cicatrices, personajes por los que la vida no ha pasado en vano y ha dejado sus huellas, tal vez las mismas que la vida ha ido dejando en el cuerpo del propio artista.

Trevelfast.


Para eso utiliza unos colores que “Rechinan, hierven, ululan. Sus combinaciones se sitúan en el delicado borde de lo soportable, al límite entre lo histriónico y lo sulfúrico, evitando la limpidez y recargando allí donde no debe”, como escribe Sema D’Acosta, justo después de destacar que en los cuadros de Richter “no hay escapatoria, sus personajes son seres tristes que se mueven en espacios nocturnos, opresivos; lugares donde el miedo, más que una sensación, es un modo de estar”.

Más información: El Cultural, Ropac [en], Fundación Bancaja, Blouinartinfo [en].

2 comentarios:

casss dijo...

interesante...no hay escapatoria.

buen reportaje!

besos y buen domingo

Alfredo dijo...

Es que estos alemanes cuando se ponen trascendentes… :)

Un besote!!