viernes, 9 de marzo de 2007

Audrey y Cooper


La serie Twin Peaks es susceptible de ser analizada desde múltiples puntos de vista. En un serie de entradas me centraré en la relación que se establece entre Audrey Horne y el agente especial Dale Cooper. El motivo de ello es la encuentro tremendamente fascinante, ya que si bien hay otras parejas con especifidades propias, el acoso al que somete Audrey a Cooper es antológico.

Dos personas absolutamente contrapuestas. Audrey es una chica de 18 años, todavía en el instituto, niña mimada y acostumbrada a salirse siempre con la suya, para lo que no duda en utilizar todo un amplio repertorio de encantos, francamente difíciles de resistir. De temperamento alocado, es rebelde, aunque con la experiencia que vive en Jack El Tuerto, se volverá algo más madura. Desde el mismo instante en que ve al agente Cooper por vez primera, sólo tendrá un objetivo: seducirle. Para ello hará todo lo posible para descubrir pistas que conduzcan hasta el asesino de Laura, afrontando peligros de una forma un tanto irreflexiva, y todas sus armas de mujer.

Cooper, es la cara oculta de la luna. Alguien absolutamente reflexivo, serio, de una inteligencia fría, que no deja que los sentimientos se mezclen con el trabajo, amante del budismo y seguidor del Dalai Lama, y de toda clase de extrañas teorías espirituales y relacionadas con el mundo de los sueños. Un hombre sin secretos (como él mismo afirma cuando Audrey le pregunta si tiene algún secreto), que se muestra tal cual es, pero que tampoco podrá evitar sentirse atraído por la enorme carga sexual que desprende Audrey en todo momento y circunstancia, lo que genera una “tensión sexual no resuelta” que ofrecerá momentos muy intensos a lo largo de la serie.

Audrey no pierde el tiempo y ya en la primera mañana del agente Cooper en el hotel, mientras paladea “uno de los mejores cafés que he tomado en mi vida”, desplegará gran parte de su arsenal para llamar la atención del agente, generándose un diálogo perlado de miradas insinuantes, de sutiles movimientos de hombros, mordisqueo de labios, sonrisas deslumbrantes y un leve roce de manos al final. Todo acompañado por un tema musical fantástico que contribuye a subrayar la sensualidad natural de Audrey.

Este diálogo es el primero que se cruzan ambos personajes. Mientras Cooper está pidiendo su desayuno su mirada se cruzará con la de Audrey y ya solo podrá terminar de pedirlo entre balbuceos. La primera piedra ya está puesta

- Me llamo Audrey Horne.
- Soy de la Oficina Federal de Investigación, agente especial Dale Cooper.
- ¿No le importa?
- Señorita Horne, siendo como creo la hija del propietario del hotel, Benjamín Horne, puede sentarse donde le plazca, pero quisiera añadir, además, que será un placer que se siente conmigo.
- Gracias ¿Ha venido para investigar el asesinato de Laura Palmer, verdad?
- ¿Era amiga de Laura Palmer?
- No exactamente. Venía a cuidar a mi hermano Johnny tres veces por semana. Tiene 27 años y está en tercer grado. Tiene problemas… emocionales. Toda la familia los tenemos. ¿Le gusta mi anillo?
- Muy bonito.
- Todavía a veces me ruborizo. ¿No es interesante? ¿Nunca le duelen las palmas de las manos?

(Continuará)

3 comentarios:

Alfredo dijo...

bien!!!
genial Lynch es lo mejor, y twin peaks es antologica por muchos motivos, uno de ellos es la relacion bien freak entre audrey y cooper, muy buenas tus reflexiones, espero que sigas profundizando en la serie y sus tematicas
saludos!!!
desde chile
alfredo

Noa dijo...

Algo raro hay entre nuestras mentes, porque justo comentas películas que me rondan estos días por la cabeza por una cosa o por otra. En este caso la serie "Twin Peaks".

En su día no la pude seguir, era yo muy pequeña... Así que ahora ha llegado mi momento y estoy poniéndome al día, ya he visto el piloto, la película (no debería haber empezado por ahí, lo se) y dentro de poco me haré con la serie al completo.
Espero llegar al final sin enterarme de la madre de todos los SPOILERS.

Un beso Alfredo!
Y contestando al post de abajo: el gusto es mío ;)

Alfredo dijo...

Esta serie fue el primer bombazo de audiencia de las televisiones privadas en este país, y algunos ingenuos teníamos la sensación de estar viendo lo que tendría que ser la televisión del siglo XXI, algo que ya sabemos que no.

Ahora me voy a centrar en destripar esa relación fascinante entre la adolescente y el maduro que dentro de las relaciones personales de la serie, es de las que más juego da.

Noa, a lo mejor compartimos un universo visual con características comunes, coincidencia, extrañas conexiones como ocurre en la serie a través de otros universos, habitaciones rojas, gigantes, señoras con leño. Según la vayas viendo espero que me vayas contando para cambiar impresiones.

Un saludo para los dos.