miércoles, 10 de abril de 2013

Esther Ferrer: “Mi obra es un tipo especial de minimalismo basado en el rigor de lo absurdo”



Nacida en 1937, sus inicios artísticos la vincularon al grupo de vanguardia, primero musical pero luego abierto a otras manifestaciones artísticas, ZAJ. Esa pertenencia que mantuvo hasta 1996 cuando el Reina Sofía dedicó una amplia exposición a este grupo, y el hecho de conocer de primera mano las enseñanzas de John Cage y de recibir, por consiguiente, la influencia del movimiento Fluxus, son las coordenadas básicas de la obra de Esther Ferrer.

Una artista que se ha movido especialmente en el terreno de la performance, una forma de trasladar a los espectadores algunas de sus preocupaciones fundamentales como son las relacionadas con la mirada, el tiempo, el espacio y la presencia.

Una mirada entre artista y espectador que puede llegar a disolver los territorios entre uno y otro, resultado del juego de visiones cruzadas que se generan en el momento en el que uno y otro son conscientes de las respectivas presencias, lo que genera una suerte de juego transformador del papel de cada uno en la performance.

Un tiempo vinculado al propio tiempo de duración de la obra, de la partitura, pero también a la propia sensación de paso del tiempo de la artista y del espectador, un tiempo que transforma la esencia de las cosas y de las personas.

Un espacio que puede ser cualquier espacio, no tiene porque desarrollarse la forma artísticas siempre en un espacio de los considerados como habituales, sino que la misma calle puede formar parte esencial de la performance. Una actuación que cambia, se transforma en función del espacio y de la sensación que en cada momento siente y experimenta la artista.


Una presencia básicamente efímera, destinada a pervivir de forma precaria únicamente en la mente de un espectador que únicamente verá la obra una vez y luego la recordará cada uno a su manera. La magia de lo efímero.

Pocas veces utiliza Esther Ferrer los objetos y cuando lo hace es al modo duchampiano, es decir, objetos normales y corrientes, de poco valor, convertidos ahora, porque así lo decidimos los espectadores con nuestra mirada, en obra de arte.


Y el sonido o el silencio, que nunca es tal sino que siempre hay sonido bien sea natural o producido por los humanos, al modo de John Cage. Un sonido que la artista puede producir por medio de alguno de esos objetos cotidianos o que se cuela sin pedir permiso desde un exterior en permanente bullicio.

Todo influye, todo cobra sentido, todo se integra incluso cuando se disgrega en sus fotografías al modo de autorretratos a través de autofotografías de distintas partes de su cuerpo, o en instalaciones que nacen, cobran forma y, finalmente, desaparecen para ser levantadas de nuevo en otro lugar, en otro tiempo, con otra mirada, con otros materiales.


5 comentarios:

PACO HIDALGO dijo...

Obra auténtica de performance la de Esther Ferrer, que no deja indiferente y busca la implicación del público en su trabajo. Es bastante interesante. Abrazos, Alfredo.

Natàlia Tàrraco dijo...

Es como la caracola, la espiral que da vueltas sobre sí misma y sus fetiches y su mundo expuesto.
Tendría que verlo para acabar de gustarme. Besitos muchos.

Celia Álvarez Fresno dijo...

La creatividad carece de límites.
Las percepciones son tan diferentes, dependiendo de quien mire una obra, que todo el abanico que el Artista desea trasmitir, a menudo de cierra, o se abre aún más de lo esperado.

Un abrazo.

calamanda dijo...

Hola!,
no olvidaré su nombre, es muy interesante el vídeo y ella lo explica muy bien, y no le gusta improvisar.
La importancia de la idea y el concepto, sobre todo, y cuando ella quiere, pocos elementos y simples, imágenes fijas o en movimiento y nosotros espectadores, unos mirando con más atención que otros... La comprensión y el estímulo aquí es difícil y diferente de una persona a otra más que nunca y para mí también es difícil comentar;)

Saludos.
Un beso.-

Alfredo dijo...

PACO: Auténtica y sincera es la obra de Esther Ferrer a lo largo ya de una dilatada trayectoria. Me parece muy interesante su reflexión sobre la mirada entre artista y espectador.

Buena semana!!

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NATALIA: Convencido estoy de que en cuanto vieras su obra con detenimiento, iba a encajar perfectamente con tu espíritu libre.

Un beso!!

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CELIA: Efectivamente, el arte está también o, mejor dicho, fundamentalmente en los ojos del que mira más que en la persona que propone. En este caso, la mirada es algo muy importante.

Un beso!!

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CALAMANDA: Es un poco la filosofía del menos es más, de lo duchampiano, de dar importancia a cosas que normalmente, por cotidianas, no reparamos con detalle en ellas.

Un abrazo!!