viernes, 5 de septiembre de 2008

Náufragos (Lifeboat, Alfred Hitchcock, 1944)

Una película de catástrofes, un drama psicológico, una sublime metáfora de la Segunda Guerra Mundial. Todo eso, y seguramente alguna cosa más, es lo que se esconde detrás del título de esta película en la que el “mago del suspense” demuestra toda la potencia creativa que llevaba dentro.

En este caso se trata de llevar a la gran pantalla una historia del gran novelista norteamericano, John Steinbeck, autor, entre otras, de Las uvas de la ira, quien también participó en el guión de la película. La historia contaba las peripecias a las que se ve enfrentado un grupo de personas que coinciden en un bote salvavidas después de que su barco fuera torpedeado por un submarino alemán, que también resulta hundido, y cuyo capitán se unirá al heterogéneo colectivo que tendrá que empezar a pensar en cómo salir del atolladero en mitad del océano.

El inicio de la película es absolutamente genial, con esa chimenea que se hunde en el agua y que ya nos coloca en situación con un recurso muy simple pero, al mismo tiempo, totalmente eficaz. Luego empezamos a ver una serie de objetos que flotan en el agua, y a lo lejos un bote salvavidas a la deriva con la figura de la periodista Connie Porter (a la que da vida la afamada actriz teatral británica Tallulah Bankhead, de quien se dice que pasó por dos pulmonías durante el rodaje de la película al tener que pasar tanto tiempo en el agua).

El resto de compañeros de aventura van a ser: Kovac (John Kodiac), marinero; el telegrafista Stanley Garret (Hume Cronyn); la enfermera Alice Mackenzie (Mary Anderson, con la que Hitchcock no hizo buenas migas, y cuando esta le pidió que le dijera cual era su mejor faceta, el director le dijo: Querida, estás sentada encima de ella); Charles Ritterhouse (Henry Hull), rico empresario; Gus Smith (William Bendix), marinero con una pierna herida y con ancestros alemanes; Joe (Canada Lee), un camarero negro que gusta de tocar la flauta (de hecho el sonido que sale de su instrumento es la única banda sonora de la película); la señora Higgins que llega al bote con su hijo muerto (Heather Angel); y el capitán del submarino alemán (Walter Slezak, actor austriaco).

Cada uno tiene una personalidad diametralmente opuesta a la de sus compañeros, destacando especialmente la periodista Constance Porter, quien está más preocupada de conseguir unas imágenes impactantes del naufragio, y de escribir el mejor artículo sobre la tragedia, que por cualquier otra cosa. Poco a poco irá perdiendo todo aquello que la convierte en un personaje distante, frío, cerebral, para dejar a la vista su lado de mujer que se enamora, de mujer capaz de renunciar a todo para ayudar al grupo. Es, sin duda, el gran soporte de la película con una actuación estelar.

Dejando de lado las interpretaciones que tienen que ver con el trasfondo político que se oculta en Náufragos, lo que Hitchcock nos pone delante es un drama psicológico de primera magnitud, de una profunda crueldad y en la que nadie es capaz de escapar a sus instintos más primarios. A lo largo del metraje vamos a asistir a muertes, suicidios, amputaciones, en medio de un juego macabro de poder, de conflictos que amenazan la frágil estabilidad de un bote salvavidas que está en medio del Atlántico.

La tensión irá creciendo hasta el punto de que la violencia verbal y física se enseñorea de esta particular balsa de la medusa, en la que la supervivencia se convierte en algo individual. Los egoísmos provocados por la situación desesperada (hambre, sed, dolor físico, angustias personales con las que viven los personajes…), las conspiraciones, las desconfianzas (tienen que ponerse en manos del capitán del submarino que les ha convertido en náufragos, ya que es el único que tiene conocimientos de navegación), terminan por convertir al bote en un suerte de ataúd flotante en el que el violento estallido final se convierte en inevitable.

8 comentarios:

Fuga dijo...

No recuerdo la película pero después de leer tu fantástico relato de la misma como que ya la ví. Me dais una envidia sana la gente que escribe tan bien, jo, yo soy muy perezosa, dejo enlace ;-), creo que me explico fatal, lo mío es el directo.
No me gustan las películas de tensión, salgo agarrotada del cine, prefiero las comedias románticas ah y con final feliz, ya la vida trae bastantes sufrimiento para pagar por ello y pasar un mal rato. Hay excepciones, por supuesto.

Que tengas un bello fin de semana, la lluvia que se espera mañana ha variado mis planes, jooooo

Alfredo dijo...

Gracias por los elogios, y te animaría a que vieras esta película porque es fantástica y tiene un montón de lecturas posibles, así que es de esas que se pueden ver varias veces, y cada vez se disfruta un poco más.

Yo con las comedias románticas no me llevo muy bien, porque suelen llevar demasiado azúcar. Una excepción podría ser Cuatro bodas y un funeral, que es romanticona, acaba bien (aquello de: ¿crees que si te pido que no te cases conmigo puede convertirse en un compromiso para toda la vida?, es genial) y tiene u gran sentido del humor.

Buen finde y a improvisar que a veces es lo mejor y es más divertido.

Monik dijo...

Uf son de estas películas que te enseña pura y duramente cada uno de los defectos y virtudes del ser humano...las situaciones extremas son espejos muy claros y contundentes..

Besotes!!

Alfredo dijo...

Es en las situaciones límite en las que sale todo lo bueno y todo lo malo que las personas llevamos dentro, y esa es una de las bazas que juega con brillantez esta película.

Abrazotes!!

Estel Julià dijo...

Alfredo,

Sí señor, una muy buena película, recuerdo haberla visto hace muchos, muchos años.

Es una de esas películas que siempre te dejan una huella y la recuerdas a pesar del tiempo transcurrido. Un ejemplo sobre la condición humana y su conducta en momentos extremos. Impactante la actitud del fotógrafo, realmente hace sufrir.
Ufff sí que tiene momentos tensos.

Me encanta Hitchcock, de jovencita no me perdí ni una,es una lástima que este tipo de películas no se repongan en la caja tonta, hay mucho que aprender y disfrutar para los amantes del suspense.

Muy buena entrada. Me ha encantado.


Un abrazo,



Estel J.

Alfredo dijo...

Sin duda ninguna esta película es una obra maestra del cine, y coincido contigo en el gusto por este director del que me acabo de comprar varios títulos de su etapa inglesa, esa que es menos conocida y que, poco a poco, iré haciendo que se asome por aquí.

Besos!!

CASANDRA dijo...

que tal amigo asturiano? cómo ha pasado su fin de semana.? Bueno, tengo idea de haber visto esta película hace muchos años, sin haberle sacado tanto jugo. Coincido un poquito con todo los que han comentado y si bien me acerco a la posición de FUGA, estoy de acuerdo que mucho azúcar en las películas, empalaga. Siempre despertando en nosotras, tu público mayormente femenino, interés por informarnos y ampliar nuestro espectro de gustos e intereses. Gracias y una abrazo.

Alfredo dijo...

Hola Casandra. El fin de semana a partes más o menos iguales de trabajo y descanso. Es verdad que las que os animáis a dejarme comentarios sois todas mujeres, y además de muy diversos lugares, y yo os agradezco mucho que vayáis dejando vuestras opiniones por aquí, ayudando a complementar mis artículos.

Besos!!