Existen numerosas hipótesis sobre los orígenes del teatro, pero la que más me llama la atención es la que tiene forma de fábula:
Una noche, en tiempos inmemoriales, un grupo de hombres estaban reunidos en una cueva para calentarse alrededor del fuego y contarse historias. De repente, uno de ellos tuvo la idea de levantarse y usar su sombra para ilustrar su relato.
Ayudándose de la luz de las llamas, hizo aparecer sobre las paredes personajes más grandes que los de la realidad. Sus compañeros, deslumbrados, reconocieron enseguida al fuerte y al débil; al opresor y al oprimido, al dios y al mortal.
Hoy en día, la luz de los proyectores ha reemplazado al fuego original y la maquinaria escénica, los muros de la cueva. Y por mal que les pese a algunos puristas, esta fábula nos recuerda que la tecnología está en el origen mismo del teatro y que no debiera ser percibida como una amenaza sino como un elemento aglutinador.
La supervivencia del arte teatral depende de su capacidad para reinventarse integrando las nuevas herramientas y los nuevos lenguajes. Si no, ¿cómo podría el teatro seguir siendo testigo de las grandes apuestas de su época y promover el entendimiento entre los pueblos, si no da él mismo prueba de apertura? ¿Cómo podría jactarse de ofrecer soluciones a los problemas de la intolerancia, de exclusión y racismo, si, en su propia práctica, se negara a todo mestizaje y a toda integración?
Para representar el mundo en toda su complejidad, el artista debe proponer formas e ideas nuevas y tener confianza en la inteligencia del espectador, que es capaz de distinguir la silueta de la humanidad dentro de ese perpetuo juego de luz y sombra.
Y es cierto que de tanto jugar con fuego el hombre corre el riesgo de quemarse, pero también la posibilidad de deslumbrar e iluminar.
Robert Lepage
Québec, le 17 février 2008
World Theatre Day, 27 March 2008
International Message by Robert Lepage
3 comentarios:
Ciertamente el teatro al principio fue una ceremonia religiosa, los griegos.
Jesús
Y ahí seguimos....haciendo de la vida un teatro con aforo limitado a los que son más listos que yo. Que se lo digan a Bush.
Te mandamos besos felices.
La vida está llena de actores que nunca van al teatro. Puede decirse aquello de que la vida es un teatro de orgullo y de error, lleno de desdichados que hablan de la felicidad.
Besos!!
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