domingo, 6 de octubre de 2013

Julia Margaret Cameron, la fotógrafa prerrafaelita

After Perugino, c. 1860.

Esta vez estamos ante una mujer aficionada a la fotografía que terminaría por influir en fotógrafos profesionales, y a la que se considera como una de las mejores fotógrafas entre los pioneros de este arte. Y eso a pesar de sus inicios tardíos en la fotografía, ya tenía 48 años, cuando hizo su primera instantánea, y a la corta carrera que pudo desarrollar de apenas once años de duración.
Charles H. Cameron as King Lear, 1876.
Nacida en Calcuta (India) en 1815, Julia Margaret Cameron, en el seno de una familia acomodada y numerosa en la que las hijas eran reconocidas por su gran belleza, todas menos Julia, de ahí que algunos autores vean en la actitud de la fotógrafa de buscar la belleza a toda costa una suerte de réplica a ese hecho vital.
Christabel, 1866.
Educada en Gran Bretaña y en Francia, su madre era francesa y de su abuelo se decía que había sido uno de los amantes de María Antonieta, en 1838 regresa a la India para contraer matrimonio con un alto funcionario británico especializado en temas jurídicos y educativos. Cuando su marido cumpla con el periodo de servicio colonial, regresarán a Gran Bretaña para asentarse en el condado de Kent.
Cupid's Pencil of Light, 1870.
Allí, a través de una de sus hermanas, empezará a entrar en contacto con lo más granado de la intelectualidad y el mundo artístico británico de la época, de tal forma que muchos de ellos terminarán por convertirse en modelos inmortalizados por la cámara de Julia gracias a lo cual sabemos cual era el aspecto físico de muchos de ellos.
Idylls, the Parting of Sir Lancelot and Queen Guinevere, 1874.
Hablamos de personajes como William Holman Hunt, Charles Darwin, John Everett Millais, William Michael Rossetti, Edward Burne-Jones, Alfred Tennyson, Robert Browning o Henry Cole. De hecho cuando pase a vivir a la isla de Wright tendrá como vecino a Tennyson al que visitará con frecuencia e irá ampliando su galería de retratados ilustres.
Love, 1867.
Fue en 1863 cuando su hija mayor y su yerno le regalaron su primera cámara fotográfica, con el fin de ayudarla a llevar mejor la ausencia de su marido que había tenido que viajar hasta Ceylán (hoy Sri Lanka) para ocuparse de la plantaciones familiares. Ahí comenzó una relación con la fotografía que la llevó a experimentar de forma incansable, tanto que hacía posar a sus modelos a veces durante horas, hasta conseguir el efecto que buscaba.
My Grandchild, 1870.
Obras que son retratos de hombres y mujeres, y representaciones de escenas relacionadas con la Biblia o con las leyendas artúricas, siempre con un aire romántico muy deudor de las premisas estéticas que estaban desarrollando por prerrafaelitas en sus pinturas. Unas obras poco convencionales no solo por el resultado final de la fotografía, sino también por la intimidad que consigue de sus modelos.
Paul and Virginia, 1874.
Julia Margaret Cameron intentó siempre que sus obras tuvieran la mayor difusión posible, y las agrupó en álbumes que luego regalaba a los amigos o familiares, mientras otras obras las vendía al British Museum y el South Kensington Museum. Fue miembro de las sociedades fotográficas de Londres y Escocia, y su obra fue premiada con varios premios incluyendo la medalla de oro en Berlín en 1866.
Tennyson (Dirty Monk), 1865.
El regreso a Ceylán en 1875 puso fin a la obra fotográfica de Julia Margaret, por las dificultades que encontraba para hacerse con los materiales necesarios para el revelado de las placas. En 1880 fallecería en la isla y su obra, bastante criticada en vida, pasaría a la sombra de la historia hasta que en 1948, Helmut Gershwin escribiera un libro en el que se reivindicaba su figura.

Nota al pie: Ya sólo faltan dos.

4 comentarios:

Natàlia Tàrraco dijo...

No es pintura, en ella se inspira, pero es delicadísima, vaporosa luz, sensual, como el sueño de Alicia en foto a través del espejo, preguntarle a L.Caroll
Para lograr ese efecto hay que emplear técnicas químicas y cámaras que ya no existen, paciencia, labotatorio, duda, no inmediatez.
Exquisita melancolía.
Un beso.

balamgo dijo...

Muy interesante personaje y obra.
Abrazos.

calamanda dijo...

Hola, de manera grata he quedado sorprendida con la biografía, obra y técnica de J.Margaret Cameron, era desconocida para mí y he buscado más sobre ella gracias a ti.
Muy influenciada por la pintura, literatura, Renacimiento,...amigos, y su gusto por el desenfoque, consigue que sus fotografías sean diferentes y especiales y reproduce con sus retratos pinturas reales.

Recuerdos.
Un abrazo.-

Alfredo dijo...

NATALIA: Efectivamente no es pintura pero al mismo tiempo casi lo parece salvando la ausencia de color. En todo caso arte y sentimiento de la mano y mucha paciencia y ganas de aprender y experimentar. Una joya.

Un abrazo!

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BALAMGO: Sí que lo es, desde los dos puntos de vista. Una mujer decimonónica rompiendo moldes.

Un saludo!

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CALAMANDA: La primera vez que vi su obra, no te creas que hace mucho tiempo, yo también tuve esa sensación porque no me esperaba encontrarme este tipo de obras. La verdad es que son fantásticas y con los años no han hecho más que ganar en magia.

Un beso!