domingo, 14 de abril de 2013

Nicholas Nixon: Sinceridad impulsiva



Allentown, Pennsylvania (1982)
Paisajes urbanos, retratos que dejan traslucir el paso del tiempo, la dignidad que se oculta o se evidencia, según se mire, en la enfermedad o en la vejez, parejas en su intimidad y la luz, siempre la luz, son constantes en la obra de este artista nacido en Detroit en 1947 y radicado en la ciudad de Boston.

Bebe y Clementine, Cambridge (1985)
Precisamente cuando Nicholas Nixon se trasladó a esa última ciudad, fue cuando inició sus fotografías de paisajes de la ciudad, muchas de ellas tomadas desde la altura de la azoteas, en una suerte de intento por aprehender las dimensiones de una nueva ciudad, de un nuevo espacio vital.

Las hermanas Brown (1976)
Antes de eso había dado comienzo a una de sus series fotográficas más aclamadas, y que es la titulada The Brown Sisters, en la que las protagonistas son su mujer y sus tres cuñadas, a las que siempre coloca en el mismo orden en las imágenes, lo que permite apreciar el paso del tiempo por las cuatro.

Blackboard (1998)
Al verlas es imposible que el propio espectador no empiece a acordarse de esas fotografías que todos tenemos inmortalizando distintos momentos vitales, y que cuando un día nos da por mirarlas no podemos por menos que pasmarnos ante los cambios que nos ha ido provocando el paso del tiempo.

Covington, Kentucky (1982)
La sinceridad impulsiva con la que el propio Nixon define su acercamiento a sus retratados, le llevó a dejar los paisajes urbanos y empezar a buscar nuevos campos fotográficos en los barrios de los exteriores de Boston. Barrios populares, cuando no marginales, en los que hay una vida distinta, un desarrollo humano con claves distintivas a las que Nixon se aproxima con respeto, dejando margen a las personas y los lugares, casi pidiendo un favor para poder obtener sus instantáneas.

Jin, Ben y Cian Crowley, Boston (2006)
Ahí viven gentes de color, hispanos, en viviendas modestas y con vidas modestas. Extrarradios en plena naturaleza en los que las parejas aprovechan para declararse amor eterno a las orillas del río, al fresco de la sombra nada sorprendidos por la presencia del fotógrafo convertido en vértice invisible del triángulo.

Taunton Avenue, Massachusetts (1979)
Cuando empezó a retratar a enfermos de SIDA, la reacción a su trabajo no fue positiva. Sensación que paulatinamente fue cambiando y ahora se incluyen sus fotografías entre lo mejor de su producción. Personas llegadas a una edad avanzada o con una enfermedad terminal, adquieren gracias a su mirada, una gran dignidad, una humanidad más profunda mientras el tiempo sigue su camino implacable.


4 comentarios:

calamanda dijo...

Hola, he quedado sorprendida con la idea de N.Nixon de seguir el envejecimiento paulatino de cuatro mujeres durante 30 años de forma gradual y siempre colocadas en el mismo orden, es una idea genial.
No conocía a este artista.

Las fotografías en blanco y negro siempre las encuentro maravillosas, más si están bien realizadas, su luz es preciosa.

Saludos.-

balamgo dijo...

No lo conocía, pero me ha impresionado también su técnica. Su B/N es realmente único.
Gracias por el magnífico post.
Un abrazo.

Ana dijo...

Magnificas fotos reflejo de la vida con sus buenos y malos momentos.Te felicito. Saludos

Alfredo dijo...

CALAMANDA: El blanco y negro le da a la fotografía y al cine una atmósfera muy especial y convierte a la luz en una gran protagonista. Sin duda lo prefiero al color.

Un abrazo!

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BALAMGO: Como amante de la fotografía que eres seguro que has apreciado la obra de este fotógrafo en toda su dimensión. Tiene una obra fantástica.

Un saludo!

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ANA: Efectivamente, nada es ajeno a la cámara de Nixon, y de momentos vitales de todo tipo construye una suerte de poesía visual.

Abrazos!