La definición que utilizamos para dar título a este artículo la tomamos prestada de la que es una de las voces señeras del jazz ya desde hace unos años. Ella es la norteamericana Stacey Kent en cuya carrera musical el Viejo Continente ha sido fundamental. Y es que fue en Europa donde inició, casi por casualidad, su desarrollo profesional en la música, donde conoció a su marido, el saxofonista Jim Tomlinson, y donde ha visto reconocido su talento con diversos premios incluida la Orden de las Artes y de las Letras de Francia que le fue concedida en 2009.
Después de graduarse en su país, Stacey Kent viajó a Europa, como se puede leer en le biografía que incluye su página web oficial, para estudiar francés, italiano y alemán para alcanzar el master en literatura comparada. Sin embargo, mientras estaba de vacaciones en Oxford entraría en contacto con la Guildhall School of Music, en la que estudió durante un año, conocería al que se sería su marido y empezaría a vivir profesionalmente de la música cantando de forma regular en un local del Soho londinense.
Desde esas primeras actuaciones en público hasta llegar a su primer disco, Close your eyes (1997), empezó a poner las bases de su particular estilo tan valorado por la crítica que no falta quien la coloca a la altura de algunas de las grandes damas del jazz como pueden ser Billie Holliday o Ella Fitzgerald, cada una con su estilo, además de “cantar las palabras como lo hacía Nat Cole, de uno modo claro, limpio, y muchas veces como si se tratara de una conversación con un fraseo perfecto”, en palabras de Jay Livingston.
Los temas que interpreta Kent incluyen tanto versiones de canciones francesas como de estándares del jazz, la bossa nova, canciones en las que los sentimientos están a flor de piel, profundamente románticas y en las que, como ocurre en Breakfast on the morning tram (2007), quiere transmitir la idea de que “sin tristeza no puede existir la felicidad”, como ella misma ha dicho alguna vez. Un disco, este en el que incluye cuatro temas originales, incluido el que da título al disco, con letras escritas por el premio Nobel de Literatura, el japonés Kazuo Ishiguro.
La revista Bang & Olufsen, como se recoge en la web oficial de la cantante, ha escrito sobre la forma de cantar de Stacey Kent lo siguiente: “Su voz se convierte en ocasiones en un susurro, a veces en un murmullo, otras veces es una exclamación, pero independientemente del idioma o del estado de ánimo, los oyentes con frecuencia tienen la sensación de que la música de Stacey ha sido escrita únicamente para sus oídos”.
Ciertamente comparto esas palabras mientras escucho su voz y siento la necesidad de dedicarle toda mi atención, de pararme en medio de lo que esté haciendo para apreciar todos los matices que se van desgranando de su voz, magníficamente apoyada por los instrumentos para sacar lo mejor, lo más profundo del sentimiento, de la verdad de cada frase y que convierten a su música en algo ideal para escuchar con cualquier estado de ánimo, solo o en compañía.
4 comentarios:
Suena estupéndamente...No la conocía así que gracias por descubrírmela!! :D
Es una de esas voces que vienen para quedarse con uno. A mí me encanta.
Buena semana!!
Es verdad que es un mezcla muy interesante de música europea, jazz y ritmos brasileños y suena estupendamente. Volveré a escucharla con más detenimiento y buscar más temas de ellas por ahí. Saludos cordiales, Alfredo.
Es la combinación de muchas cosas con talento y esa voz, esa voz...
Un abrazo!!
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