lunes, 16 de junio de 2014

El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (Andrew Dominik, 2007)



Amante como soy del western clásico, reconozco con mucho gusto que el western contemporáneo, digamos desde Sin perdón para acá, con algunas excepciones tipo el remake de los hermanos Cohen de Valor de ley o Appaloosa de Ed Harris que me parecen absolutamente prescindibles, nos encontramos con un puñado de muy buenas películas que han dado al western un nuevo contenido, un aire crepuscular, denso y de mayor detalle psicológico.


En este caso se trata de un western que ha sido calificado como psicológico, una definición que me parece acertada, toda vez que el peso de la película recae en la psicología de un Jesse James fatalista y un Robert Ford atrapado por sus complejos y sus ansias de gloria después de haber crecido leyendo todas las novelas e historias acerca de las “hazañas” de los hermanos Frank y Jesse James, dos de los más famosos bandidos del oeste elevados a los altares de la historia de la mano de la leyenda.


A lo largo y ancho de las praderas, en granjas aisladas y en las calles embarradas de poblaciones con ínfulas de ciudad, se va desarrollando un drama de dimensiones shakesperianas con miedo, celos, un rey que impone su autoridad sobre el pánico, con arranques de ira y con lágrimas de impotencia, de incapacidad de controlar ese algo bestial que lleva dentro.


Por otro lado la admiración desmedida, las ansias de gloria, de convivencia con unos complejos lacerantes, la necesidad de autoafirmación y de inmortalidad, son la otra parte en conflicto y de la conjunción de las dos salen algunos duelos dialécticos de mucha solidez en esta película, se va generando un conflicto que si bien sabemos como va a terminar, no en vano la historia real de Jesse James terminó de la manera que nos adelanta el título, dejando el interés en el proceso por el cual va a ser inevitable ese final que tiene mucho de poético y que genera una suerte de epílogo que acentúa aún más los vértices trágicos de la historia.


Una fotografía excelente, una música muy efectiva con muy poco, un buen guión se conjugan para ofrecernos una película bellamente triste, a ratos incómoda y a ratos excesivamente lenta, sin que eso no reste un ápice a una tragedia que se va desarrollando de forma tranquila, sobria, contenida, con mucho énfasis en los detalles y en la recreación minuciosa de una época en la historia de los Estados Unidos recién salidos de la Guerra de Secesión.



Tragedia a base de unos personajes que viven una existencia vacía de sentimientos, de espiritualidad, de violencia que a veces estalla de forma incontrolada contra chicos inocentes para dar lugar a “la anatomía de un asesinato y de sus consecuencias”, como dice Brad Pitt, actor que da vida a Jesse James, al que da una réplica fantástica Cassey Affleck en el papel de Robert Ford.

2 comentarios:

calamanda dijo...

Brad Pitt en el papel de uno de los más famosos pistoleros en esta película.
No sabían su auténtico nombre, iba siempre de incógnito, apariencias falsas...No la he visto, pero me gustaría.

Alfredo, muy bonita presentación.

Un abrazo!

Alfredo dijo...

Calculo que es una película fácil de encontrar por reciente. Si puedes echarle un vistazo no dejes de hacerlo.

Un beso y gracias!