Abbiamo amato tanto la rivoluzione, 2013. |
Principalmente
conocido por sus instalaciones en las que combina elementos fotográficos,
arquitectónicos y teatrales, el chileno Alfredo Jaar (Santiago de Chile, 1956),
es uno de los artistas iberoamericanos de mayor influencia en el continente y
fuera de él.
M'illumino d'immenso, 2009. |
Y eso
gracias a una obra que tiene en la reflexión en torno a cómo los medios de
comunicación o los medios de representación, dan sobre los conflictos, las
guerras y los genocidios, situaciones todas ellas a las que parece que nos
hemos terminado por acostumbrar y ya no nos causan mayor impacto.
Chile, 1981. Before Living. |
El
drama de los refugiados de cualquier guerra o catástrofe, la violencia política
o étnica, el bombardeo de imágenes durante los días en los que el asunto
permanece vigente en la agenda de los medios, lleva a pensar si no habremos
llegado ya al límite de la comprensión humana para entrar de lleno en el
terreno de la apatía, de la indiferencia o, lo que sería más grave, de la
aceptación del sufrimiento de otros como algo inevitable y que no nos incumbe
mayormente.
Emergency, 1999. |
En ese
sentido, la obra de Jaar necesita de la una lectura completa, es decir, de
analizar el contexto del que ha salido la obra, las circunstancias que la han
propiciado y que tienen muy poco o nada de amables, en definitiva, de
implicación intelectual por parte del espectador que es obligado a tomar
conciencia, a salir de ese sopor cómodo y alienante en el que se encuentra,
para ver las causas profundas del dolor, del sufrimiento y, con ello, empalizar
y sentir desazón.
The Eyes Of Gutete Emerita, 1996. |
En
1994, Jaar entró de lleno en contacto con el genocidio ruandés, barbaridad
sobre la que trabajó durante seis años. Durante ese tiempo realizó miles de
fotos para llegar a la dolorosa conclusión de que ninguna de ellas, a pesar de
tratarse de imágenes realmente impactantes, lograba, en su opinión, hacer
llegar la magnitud de la barbarie.
This is not America. |
Eso le
llevó a diseñar diferentes instalaciones en las que utilizó fragmentos de esas
fotografías, como los ojos de una mujer o los de un niños supervivientes del
genocidio, reproducidas en forma de diapositiva y luego apilarlas por miles en
el suelo de la sala de exposiciones. Esas miradas llegan de forma directa al
espectador y es imposible que no empiecen a surgir preguntas, la necesidad de
obtener respuestas, en definitiva nace la comunicación.
The Fire Next Time. |
Jaar es
un artista que utiliza el arte para entender el mundo, un mundo que está
convencido que se puede cambiar a través del arte: “No puedo actuar en este mundo si no lo entiendo,
y trato de entender antes de actuar. Quiero cambiar el mundo y no me asusto al
decirlo. Quiero cambiar al mundo porque no me gusta cómo el mundo es. Cuando
era joven no era un artista, era un mago que por siete años estuvo haciendo
trucos y por mucho tiempo pensé que de esta manera podría cambiar al mundo,
pensé que lo haría de verdad, pero fallé y así descubrí el arte. Creo que el
arte puede afectar el cambio, por esto soy un artista”.
Proyecto Dislocación. |
Y añade: “Creo que los artistas somos y
creamos modelos de pensamiento de cómo observar el mundo. En estos ejercicios o
ensayos de pensamientos-como arquitecto que soy- me propongo un programa y como
objetivo de éste siempre está comunicar. Esa es la tarea de un artista:
comunicar. Si buscas la definición de comunicación, verás que no quiere decir
lanzar un mensaje; comunicar se refiere a recibir una respuesta, si no hay
respuesta, no hay comunicación”.
Más información: Wikipedia, Museum of Contemporary Photography, La Tercera, Fundación Telefónica.
2 comentarios:
Amigo Alfredo:
No estoy mucho por aquí últimamente; motivos personales y profesionales me lo impiden, y espero volver con más asiduidad. A veces os visito y hoy no quería faltar para desearte lo mejor en estas fiestas, así como un año nuevo bastante próspero y venturoso, cargado de ilusiones y nuevos proyectos.
Un fuerte abrazo.
Gracias Paco. Mis mejores deseos para ti también y que en 2014 nos leamos con toda la asiduidad posible.
Un abrazo y adelante, siempre adelante.
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