miércoles, 28 de febrero de 2007

Cartas desde Iwo Jima


"El campo de batalla es tierra de cadáveres de pie; los que están determinados a morir vivirán; los que tienen esperanza de escapar con vida, morirán."

"Nuestros oficiales y nuestros soldados lo saben ya todo sobre la ‘muerte’. Me desagrada acabar mi vida aquí, combatiendo a los Estados Unidos de América, pero quiero defender esta isla el mayor tiempo posible y retrasar las incursiones aéreas sobre Tokio. ¡Ah!, tú has sido largo tiempo una buena esposa para mí y una excelente madre para mis tres hijos. Tu vida será más dura y precaria. Cuida tu salud y vive largo tiempo. Tampoco el futuro de nuestros hijos será fácil. Te ruego que te cuides de ellos después de mi muerte."

El primero de los textos que cito, fue escrito por el general chino Wu Ch’i, que vivió a caballo entre el siglo V y el IV a.C. El segundo párrafo es un extracto de una de las muchas cartas que el general Tadamachi Kuribayashi envió a su esposa Yoko desde la isla de Iwo Jima. Los dos textos creo que sirven para entender algo de la filosofía oriental acerca de la vida y, especialmente, de la muerte.

Precisamente son las cartas que los soldados del ya declinante Imperio del Sol Naciente, enviaron desde las rocas de Iwo Jima lo que da título a la última película dirigida por Clint Eastwood, y continuación de Banderas de nuestros padres, en la que contaba la conquista de la isla desde el punto de vista de los soldados norteamericanos.

En este caso el realizador da la voz a los soldados japoneses, articulada alrededor de una historia que va de menos a más, en la que rompe el tópico del fanatismo de los soldados japoneses a la hora de combatir, y cuya máxima expresión serían los kamikazes, ya que aprovecha para mostrarnos a unos soldados, que al igual que sus enemigos, son seres humanos que tienen miedo y que quieren seguir luchando por la vida, aunque saben que lo más probable es que de Iwo Jima ninguno lograría volver a casa. Esa certeza hace que muchos recurran al suicidio, algo que forma parte de una idiosincrasia muy alejada de nuestros parámetros racionalistas.

La guerra consigue sacar lo mejor y lo peor que los seres humanos llevamos dentro, y eso también nos le enseña Eastwood, quien también se aleja del tópico del valeroso soldado yanky, generoso en la victoria que nos han transmitido tantas y tantas películas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial. Aquí, como en La delgada línea roja los norteamericanos también son capaces de matar a sangre fría y de forma totalmente innecesaria.

En definitiva, una buena película, para mi gusto con un exceso de sensiblería en determinados momentos y con una banda sonora fallida, pero también con escenas realmente conmovedoras como aquella en la que un grupo de soldados japoneses escuchan como su comandante les lee la carta que una madre había enviado a su hijo, enrolado en los marines, y muerto a pesar de las atenciones que le dan los que se supone que son sus enemigos. Para todos era como si aquella carta se la hubiera escrito su propia madre.

Al final, los muertos son muertos y los heridos, heridos sin importar el color del uniforme y el sufrimiento y los deseos de volver a casa son comunes para todos, en eso no hay diferencias.

6 comentarios:

Noa dijo...

Vaya hombre, hablas de la única película nominada al oscar que no he visto todavía. Y eso que adoro a Clint. Le debo una visita al cine, caray.

Volveré a leer tu crítica/reflexión cuando la vea.

Un beso!

Alfredo dijo...

Sin embargo, yo es de las pocas nominadas que he podido ver, porque por una cosa o por otra Infiltrados que era la que más me apetecía se me escapó, y esta no sé por qué se estrenó tan tarde en Asturias y, por ejemplo, todavía no está en Parque Principado.

En fin, que somos una región de tercera lo menos. Seguro que te va a gustar y cuando la veas la comentamos.

¡Pásalo bien! Besos.

Madeleine dijo...

¡Hola Alfredo!

En primer lugar, muchísimas gracias por pasarte por mi blog y dejar tu comentario. Me ha hecho una ilusión enorme, porque acabo de empezar con esto y siemprer se agradecen los ánimos.

Respecto a Cartas desde Iwo Jima, tengo que decir que de las cinco nominadas, me parecía la más redonda y "premiable", pero entiendo que era pronto para volver a darle un Oscar a Clint después de Million Dollar Baby (eso y que era en japonés).

Salvo un par de detalles (algún flashback un poco empalagoso) me gustó como cuenta la historia, y desde luego Eastwood sigue siendo uno mis favoritos (en eso coincido contigo, Noa).

Un beso y a seguir con este estupendo blog (con tu permiso te he incluido en la lista de blogs amigos que he inaugurado hoy).

Alfredo dijo...

Nuska, bienvenida y gracias por tu reciprocidad.

Coincido con vosotaras dos en el gusto por el Clit director, incluso por el actor, aunque no puedo evitar pensar que tiene problemillas con los finales de sus pelis: Million dollar Baby, Banderas de nuestros padres, Medianoche en el jardín del bien y del mal, por ejemplo.

Un beso y vuelve siempre que quieras.

Alvaro G. Loayza dijo...

Iwo Jima nos cuenta una historia de un masivo suicidio voluntario y pese a que el general exhortaba a sus soldados a replegarse cada vez que caía un puesto, era con el gran afán de poder defender la isla un día más. No sé si los soldados, pero todos los oficiales sabían que era una defensa suicida que sólo permitiría a las fuerzas niponas ganar más tiempo. Por tal motivo me parecen realmente pertientes tus citas iniciales haciendo hincapié el la distinta relación que tienen los orientales con la muerte, el suicidio y el honor.
Clint a mi parecer dota a su película de una gran dignidad.
Saludos y una cordial invitación a mi blog!!

Alfredo dijo...

Lo que no cuenta Clint es como los soldados yankis fueron tapiando los túneles sin importarles si había japoneses vivos o no, o como la prensa americana pidió insistentemente el uso de gases para acabar con la resistencia.
Probablemente en uno de esos túneles tapiados se quedó el general japonés cuyo cuerpo nunca fue encontrado.
Gracias por la visita y quedas invitado para volver cuando quieras.