martes, 20 de febrero de 2007

Campos de Londres

- Porque todos somos poetas o niños pequeños en medio de la noche, que luchan por existir.

- No llevamos mucho tiempo por aquí. Y sin embargo hemos encanecido el pelo a la tierra. Parecía poseer una eterna juventud, pero ahora está envejeciendo a un ritmo acelerado (...) Antes vivíamos fuera de la historia. Pero ahora todos somos coterminales. Ahora estamos bien metidos en la historia, en su borde de ataque y el viento ensordece nuestros oídos. Es difícil amar cuando estás preparándote para el impacto. Y tal vez el amor tampoco lo puede soportar y huye de todos los planetas cuando alcanzan este estado, cuando llegan al final de sus respectivos siglos XX.

- ¿La gente? La gente es un conglomerado de sutilezas caóticas, cada una de las cuales vive en su propia cueva. Pasa las horas en amoroso resentimiento y retrospección y experimentos mentales. Junto al fuego del campamento muestra la habitual dosis de exhibicionismo y escucha sus propios gimoteos sobre lo mal que se siente y lo hondo que se está hundiendo. Todos hemos pasado por ello.

- Reímos unas dos veces al año. Casi todos hemos perdido nuestras risas y nos las apañamos ahora con nuestras risas falsas.

- El amor puede hacer que una mujer coja un autobús o puede aplastar a un hombre bajo el peso de una pluma. O deja simplemente que todo siga como estaba ayer y como estará mañana. Así es la fuerza del amor.

El escritor británico, Martin Amis, ambienta esta novela en un año 1999 en el que la amenaza del cambio climático parece que va a cambiar totalmente la faz del planeta. En ese contexto que roza el apocalipsis una mujer busca al que será su asesino mientras un joven escritor norteamericano portador de una enfermedad mortal, se verá subyugado por la historia. La segunda edición de la novela es de 1996. La foto es de Chris Buck.

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