martes, 14 de septiembre de 2010

En tierra de nadie (No man’s land, Danis Tanovic, 2001)


Tomando como referencia del humor surrealista balcánico a Emir Kusturica, esta película del bosnio Danis Tanovic se inserta de manera muy clara en esa corriente aunque sin ser tan disparatada como las de Kustu. Tanovic demuestra en esta cinta que se puede trasladar el horror de la guerra hasta el espectador, utilizando como vehículo el surrealismo, el humor ácido, y sin necesidad de grandilocuentes escenas de muerte y destrucción.

Valores que le valieron al cineasta el Óscar a la mejor película extranjera en 2001, premio que completo el obtenido en Cannes como mejor guión, el premio del público en San Sebastián, y el César a la mejor película extranjera. Tanovic sabe muy bien de lo que habla, no en vano conoció la guerra de Bosnia como documentalista para el ejército bosnio.


El absurdo de la guerra hace que coincidan en una trinchera abandonada en medio de las posiciones serbias y bosnias, un soldado de cada bando, además de otro malherido al que dan por muerto y al que los serbios colocan una mina trampa de tal forma que si alguien lo moviera estallaría. Ciki y Nino se ven en una situación absurda de tener que buscar una solución que les permita volver a sus puntos de partida para poder seguir matándose.

En ese escueto escenario de la trinchera, y los dos enemigos que no son capaces de ponerse de acuerdo para salir juntos del atolladero, se va construyendo una historia esperpéntica a la que luego se unirán los Cascos Azules (“los pitufos”) incapaces de tomar una decisión coherente enredados como están en un entramado de intereses y presiones internacionales imposibles de comprender, y que obligan a sus soldados a tomar decisiones imposibles en medio de la hostilidad general.


Una crítica hacia la pasividad internacional que se extiende hacia los medios de comunicación internacionales, más preocupados por conseguir una buena noticia que colocar en la conexión en directo con los informativos, y eso al precio que sea posible, olvidando que detrás de los dramas hay personas que sufren, víctimas que no le importan a nadie.

Toda la historia transcurre en un largo y cálido día de verano, donde el tiempo transcurrre de forma lenta, sólo agitado por momentos de violencia puntual con todos empeñados en demostrar que el otro es el culpable de la guerra a golpe de cañón de fusil. El final llega con el ocaso, un ocaso que nos deja un poso pesimista ya que Tanovic no deja resquicio a una esperanza acerca de la convivencia pacífica de los distintos pueblos que forman la antigua Yugoslavia.

Cierro con las palabras del propio director explicando el mensaje que quiso transmitir con esta película: “Quería que la película estuviera repleta de contrastes y elementos inarmónicos. Pero también tenía que mostrar que la falta de armonía y el odio no son naturales y que no aportan ninguna solución. Leí en alguna parte que el amor lleva la armonía a un conflicto sin que ninguna de las partes se destruya. El odio hace justamente lo contrario. Si el odio fuera el principio por el que se rigiera nuestra sociedad no quedaría ningún tipo de oposición en el mundo. Pero, como el fuego y el agua coexisten, creo que es el amor el que dirige el mundo”.

11 comentarios:

Natàlia Tàrraco dijo...

Alfredo, esa idea me recuerda el capítulo que incluyó Ford en "La conquista del Oeste", dos enemigos que se encuentran en medio de la guerra civil, semejante situación, mismo horror, parecidas preguntas, pero en 20 minutos, a lo genial, único, distinto dentro de la trama de aquel film del 62 !Dios Ford!
A ver si veo esta "En tierra de nadie", disparatada visión de lo bélico, cínica, surrealista, con regusto amargo, a lo Kusto...me tienta.

Amigo me llegó periódico, te digo más.
Besos muchos.

calamanda dijo...

Estoy encantada de estar de nuevo
aquí.
Y como ya es habitual encuentro las
nuevas entradas estupendas.

Saludos,
un beso.-

Alfredo dijo...

NATALIA: Gran película esa que citas del maestro Ford, incuestionable. Le relación que hago de esta película con Kustu es por el uso de ese sentido del humor negro y disparatado. El ritmo de esta película nada tiene que ver con el desenfreno que tienen las de Kustu.

Un abrazo!!

*******

CALAMANDA: Bienvenida otra vez por este espacio. Después del descanso veraniego reanudamos contacto.

Un beso!!

PACO HIDALGO dijo...

La vi y me gusto, es casi cine del absurdo, pero no humorístico, sino dramático. Creo que podría ser aprovechable en los institutos. Saludos, Alfredo.

Alfredo dijo...

PACO: Es cierto que no estamos ante una comedia, pero tiene momentos que incluso pueden ser de carcajada que desvelan aún más el dolor que recorre toda la película.

Coincido contigo en que puede ser muy útil para chavales de instituto.

Un abrazo!!

Primavera dijo...

Tambien la considere de absurdos contrastes pero estoy con el director, el amor es el que mueve el mundo, lastima que muchas personas en este caso los grandes que manejan hilos a su antojo, creando conflitos no sepan lo que es amar.
Primavera

Alfredo dijo...

El ser humano, por desgracia, no siempre se mueve por lo bueno que lleva dentro sino por todo lo contrario. Una pena.

Ana Bande dijo...

Buena película, sin duda, con un planteamiento sencillo es capaz de reflejar lo tremendo de la situación, el humor está presente en los momentos más duros...no se salva nadie del ridículo...ni siquiera "los pitufos"...me quedo un rato en tu casa, está genial. Éncantada.

Alfredo dijo...

De "los pitufos" se ríe un rato largo, y también les señala directamente con el dedo. Me alegro de esta tu primera visita que espero que no sea la última. Las puertas quedan abiertas.

Un saludo.

Ana Bande dijo...

pues ya estoy aquí de nuevo Alfredo, es que tenía un pase de dos días..jejejejeje....bueno, voy a seguir fisgando ¡saludo!

Ana Bande dijo...

que buenooooo...palabra de paso anapica...posaesoiba!