domingo, 24 de marzo de 2013

Jelly Roll Morton: “Yo fui el inventor del jazz”



Así se presentó en numerosas ocasiones este músico genial que también tenía la costumbre de autodefinirse como el “mejor pianista del mundo, no uno de los mejores, simplemente soy el más grande”. Dos frases que hablan perfectamente de una fuerte personalidad forjada en una dura infancia que le llevó, con alrededor de doce años, a tocar el piano en el burdel de una familiar para ganarse la vida después del fallecimiento de su madre y de que su padre desapareciera.



Antes de llegar ahí, Ferdinand Joseph LaMothe o Lamenthe, había nacido en Nueva Orleans en 1885 o 1890, que tampoco está clara la fecha, y pronto empezará a estudiar música, concretamente guitarra, para luego pasarse de forma definitiva al piano. Además de en la casa de lenocinio de su madrina, Jelly Roll tocó en varios de los antros de prostitución del barrio de Storyville. De hecho una de las “profesiones” que nuestro protagonista ejerció a lo largo de su vida, fue la de chulo, además de la de vendedor, jugador o cómico de vodevil.

Antes de recalar en Los Ángeles en 1917, el pendenciero Jelly Roll Morton, había hecho una gira por el sur de los Estados Unidos sin demasiado éxito, pero que le permitió entrar en contacto con otras sonoridades, con otras formas de entender la música, que ayudaron a configurar la forma especial que tuvo Jelly Roll de componer y, ahora sí, llegar a ser considerado como el primer compositor de jazz al dejar sus temas anotados en forma de partituras.

Después de una estancia de seis años en la ciudad californiana, en la que llegó a regentar un hotel con un paisano suyo de Nueva Orleans, dio el salto a Chicago, ciudad que vivía a ritmo de jazz y donde hará sus primeras grabaciones. Trabajos en los que contará con su banda, a la que bautizó como los Red Hot Peppers, dejando tras de sí algunos de los mejores temas de su carrera muchos de ellos convertidos en auténticos estándares del género como son King Porter Stomp, The Pearles, Mr. Jelly Roll, Wild Man Blues o Don’t You Leave Me Here.



Con la depresión, Jelly Roll Morton toma rumbo hacia Nueva York, ciudad que estaba acogiendo a otros grandes músicos, y nuestro protagonista se encontró con que su estilo musical ya se empezaba a considerar antiguo. Él que había sido una figura fundamental en la transición del ragtime al primer jazz, se encontraba desplazado por el swing de las grandes bandas lideradas por figuras como la de Henderson o Duke Ellington.

Su temperamento le impedía integrarse como un músico más en alguna de las orquestas del momento, y termina tocando en clubs de la ciudad de Washington DC, donde le encontrará el gran musicólogo norteamericano Alan Lomax con el que realizará las muy renombradas grabaciones para la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Una serie de sesiones en las que Lomax puso a Morton delante de un piano, un micrófono y una botella de whisky para dejar para la posteridad los sonidos del jazz más cercano a la fuente original.

Eso fue en 1938 y tres años después Morton fallece en los Ángeles, muy poco tiempo antes de que su figura alcanzara la consideración que se había ganado en vida.



4 comentarios:

PACO HIDALGO dijo...

Gran pianista, algo egocéntrico, pero grande entre los grandes, sin duda. Que tengas buena Semana Santa, Alfredo. Abrazos.

Comprar Libros dijo...

After long time i have seen very interesting story. I also very enjoyed the video during watching. I like it.

Alfredo dijo...

PACO: A veces ocurre que los grandes caen estrepitosamente en el pecado de grandonismo.

Buenas vacaciones!!

comprar libros dijo...

Great story you share here.Thanks for sharing.