Llevó tan lejos su gusto por la belleza que se cuenta que
cuando daba una fiesta en su casa elegía a los invitados por su fotogenia. Algo
no tan extraño si empezamos a entender algo de la personalidad de Cecil Beaton
(1904-1980), un dandi de los pies a la cabeza coherente con los ideales
estéticos que animaron su carrera a lo largo de los años, unos ideales en los
que las palabras glamour y dramatismo son claves fundamentales.
Fue su niñera la que empezó a inculcarle el gusto por la
fotografía, dirigiéndole así, seguramente sin saberlo, por una senda que ya
nunca abandonaría. Ella le dio las primeras clases de cómo obtener las
instantáneas y los fundamentos del revelado. Sus primeros modelos fueron sus
hermanas a las que hacía posar adoptando poses teatrales y rodeadas de
lámparas.
Ingresa en Cambridge para estudiar historia del arte y
arquitectura y en 1925 abandona la universidad sin titulación alguna, y después
de unos meses trabajando en la oficina de una empresa de cemento, se lió la
manta a la cabeza y decidió emigrar a los Estados Unidos para empezar allí una
nueva vida profesional ya con la fotografía como anclaje.
Al mismo tiempo empieza a trabajar para Vogue, una relación
que se extenderá hasta los años setenta, y en los años 30 empieza a
experimentar con las sombras en sus fotografías de moda en una aproximación a
postulados artísticos del surrealismo, en un proceso que generar unas
fotografías que, como decía antes, acentúan la elegancia de las modelos con el
dramatismo conseguido a través de la luz y la sombra.
La combinación de sus experiencias europeas con las adquiridas
en los Estados Unidos, darán a luz el estilo sofisticado y elegante con el que
serán conocidas sus obras, centradas sobre todo en los retratos de personajes
de la alta sociedad, incluida la corte británica, y la fotografía de moda o de
estrellas del mundo del cine.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Beaton se
incorporará al Ministerio de Información como fotógrafo, convirtiéndose en uno
de los fotógrafos de guerra más reconocidos, sobre por la fotos en las que
retrató los destrozos causados por la aviación alemana durante sus bombardeos a
las ciudades inglesas. Una de las más conocidas es la de una niña ingresada en
el hospital herida tras un bombardeo y abrazada a su oso de peluche, una imagen
que causó una honda impresión en los políticos y en la opinión pública
norteamericana todavía reacia a implicarse en la guerra.
Como escribe Lourdes Gómez, “la belleza dominó el universo y
el horizonte de Cecil Beaton. El influyente artista inglés, fotógrafo de la
realeza y de las celebridades, además de galardonado escenógrafo, elevó este
término cualitativo a las esferas del arte y la moralidad, equiparando su
significado con perfección, esfuerzo, bondad y autenticidad.”
Beaton trabajó para diseñadores como Chanel, Christian Dior o
Balenciaga, además de ser un reputado diseñador de escenografías para Broadway,
vestuario e iluminación para distintos espectáculos.
Muy interesantes tus publicaciones sobre Fotografía... y en general el blog. Títulos muy sugerentes que animan a leer íntegramente cada entrada. Saludos
ResponderEliminarGracias por el comentario. Siempre es agradable saber que hay personas que encuentran algo de interés en este blog.
ResponderEliminarUn saludo!