Esta es la tercera serie
televisiva procedente de Dinamarca que he visto, y la sensación es la misma que
ante Forbrydelsen (The Killing) y Bron/Broen (suecodanesa), es decir, la de
estar ante un pedazo de buena televisión, ante una serie imprescindible y con
treinta episodios repartidos en tres temporadas (parece ser que la televisión
pública danesa, responsable de esta serie, dedica más de tres campañas a una
serie) memorables.
Treinta episodios de ficción
política (casualmente la primera temporada se emitió en Dinamarca en 2010 y en
2011 llegaba al poder la primera mujer en la historia danesa), con el
protagonismo absoluto para Brigitte Nyborg, una mujer que logra alcanzar la
máxima jefatura política de su país.
Pero no sólo se habla de
política, sino que se habla de personas, de cómo el poder cambia a las
personas, las relaciones, cómo se puede seguir manteniendo una vida familiar y
sentimental, en medio de la vorágine de una vida condicionada por la trascendencia
que tiene para el país las decisiones que tiene que tomar una mujer que tiene
que lidiar con una frágil coalición gubernamental y navegar en un mundo de
hombres.
La ética en la política, el
idealismo necesario para sacar adelante cuestiones vitales para un país, el
papel de los medios de comunicación, la tentación de los medios de convertir la
información política en un espectáculo, la relación de los políticos con los
medios, la difícil conciliación de la vida profesional y la laboral para las
mujeres (a lo que parece, incluso en esos países nórdicos a los que muchas
veces miramos como ejemplo), son algunas de las muchas cuestiones que se
combinan para cocinar una serie memorable.
Nada es fácil para ninguno de los
personajes de la serie, de la misma manera que nada es fácil en la vida real,
son personajes con aristas, con ambiciones, sueños, y que pasan por distintas
vicisitudes profesionales y vitales. De hecho, me parece tremendamente
atractivo ver un personaje femenino de mediana edad con tanto interés como el
de Brigitte Nyborg, toda vez que no siempre es posible ver este tipo de
personajes especialmente en el cine.
En política como en la vida no
todo vale y la lección de integridad, de sinceridad que deja el personaje de
Brigitte Nyborg es una de los elementos más aprovechables de la serie; el papel
agresivo de la prensa sensacionalista capaz de llevar a las personas a
situaciones insostenibles; los ejecutivos televisivos de nuevo cuño únicamente
preocupados por los índices de audiencia más que en el papel de servicio social
que tienen que cumplir; el papel de los directores de comunicación de los
partidos políticos; los entresijos de las negociaciones políticas; la necesidad
de dejar de lado las diferencias ideológicas para alcanzar acuerdos
objetivamente buenos para el país; en definitiva, la vida y la política, dos
elementos inseparables.
El episodio final de la serie
deja, por un lado, la buena sensación de haber disfrutado de un momento de
buena televisión y, por otro, la tristeza de pensar que una serie así nunca
será posible en nuestro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario