Si hace poco en este mismo blog
me posicionaba a contracorriente de la opinión mayoritariamente favorable a la
serie británica Black Mirror, no me queda otro remedio que volver a ponerme a
remar contra la corriente poderosamente favorable a la última novela de Arturo
Pérez-Reverte, un autor del que por otra parte me declaro ferviente seguidor.
Pero como una cosa no quita la
otra, tengo que decir que El francotirador paciente (Alfaguara, 2013) es una
novela efímera, es decir, una historia que no pasará a los anales de las
mejores novelas del autor, además de ser un relato que se lee con apenas
emoción y ni siquiera el final consigue despertar al lector, al menos a mí.
Una historia que se sumerge esta
vez en el mundo del grafiti, ese arte urbano calificado por unos como puro
vandalismo y por otros como una forma de arte contemporáneo, a través de una
experta en arte, Alejandra Varela, embarcada en la búsqueda de un misterioso
grafitero que firma Sniper y del que parece que nadie conoce su rostro, su
verdadera identidad o su lugar de residencia.
Eso no es del todo cierto, ya que
a Alejandra Varela le bastarán apenas tres llamadas de teléfono, tres
encuentros, para conocer todos los detalles de la vida, obra, andanzas y todo
lo que haga falta del misterioso Sniper, lo cual ya deja puestas una bases
bastante endebles.
Por el camino el autor desgrana
algunas reflexiones esta vez sí con interés, acerca de las motivaciones de los
grafiteros digamos de la vía más artística, para llenar la ciudad con sus
mensajes, y sobre algunas imposturas que se viven a diario en el caótico mundo
del arte contemporáneo manejado por fuerzas tan oscuras como las que manejan el
resto del mundo.
En dos tardes se puede dejar
lista la lectura de esta novela, muy fiel al estilo del autor, pero esta vez
huérfana de un calado lo suficientemente importante como para meter de lleno al
espectador en la trama, en las sombras que acogen a los grafiteros, y compartir
con ellos la sensación de peligro o las dudas morales que les acechan detrás de
cada esquina.
Black Mirror, la sigo viendo...(es que con una sola vez no alcanza... ;)
ResponderEliminarEn cuanto a esta novela, el tema es interesante y algo siempre se puede rescatar, asì que tal vez me la apunto para leerla. Este tipo de arte tan espontáneo, me maravilla...
besos
Yo también comparto interés por el grafito, de hecho le ha dedicado un par de artículos al tema. Aún siendo como soy muy fan del autor de esta novela, reconozco que esta no es la mejor suya ni de lejos.
ResponderEliminarUn beso!!