Es posible que si no se es muy
aficionado a la música norteamericana, el nombre de Roger McGuinn no nos diga
mucho, como reconozco que era mi caso poco antes de ponerme a escribir este
artículo. Sin embargo, si hablamos de The Byrds la cosa cambia un poco y más si
añadimos los nombres de los temas Mr Tambourine Man o Turn! Turn! Turn!, dos
temas que forman parte de la memoria musical de millones de personas.
Dos temas que deben mucho al
talento de Roger McGuinn, un guitarrista y compositor que debe su vocación
musical a un hecho puramente casual. El propio McGuinn ha explicado alguna vez
que un día que se encontraba andando en bicicleta cuanto tenía 13 años,
acompañado por una radio escuchó el Heartbreak Hotel de Elvis Presley.
Ahí le vino la necesidad de
empezar a tocar la guitarra y el banjo en su Chicago natal, primero en el
instituto y luego en el recién abierto Old Town School of Folk Music, donde
recibió las enseñanzas que le servirán para poner la base de su posterior
estilo eminentemente personal.
En su forma de tocar destacan dos
aportaciones originales a la forma de tocar la guitarra. La primera denominada
jingle-jangle, es decir la generación de arpegios tocando la guitarra como si
fuera un banjo, y la segunda la relacionada con la forma de tocar del
saxofonista John Coltrane en Eight Miles Away.
Esas dos técnicas las trasladó
McGuinn a la guitarra de doce cuerdas, dando origen a la peculiar forma de
entender el instrumento de este músico cuyo estilo está arraigado en el folk
con influencias roqueras. De hecho fue uno de los primeros en preocuparse por
la influencia que podían tener los Beatles, después de su primera gira por los
Estados Unidos, en la música folk norteamericana, y durante un tiempo incluyó
temas de los británicos en sus conciertos.
Sus relaciones con grandes
figuras del folk de su país, tales como Simon y Garfunkel, Bob Dylan o TomPetty, por citar solo tres, hablan a las claras del tipo de música que ha
venido caracterizando a McGuinn especialmente después de concluir su relación
con The Byrds, un grupo con una fuerte identidad musical y que ha dejado
canciones irrepetibles.
Las canciones de McGuinn, un
hombre que afirma que la Biblia es el libro que más ha influido en su vida, desprenden
optimismo, a ratos teñido de nostalgia, probablemente salido de viejos
recuerdos sobre los que asentar la memoria y, desde ahí, tener una lanzadera
para seguir caminando en pos de los sueños, de la vida, de las razones de cada
cual para continuar adelante.
El caso es que sus temas forman
una banda sonora capaz de acompañarnos en todo momento, en cualquier momento
del viaje vital por carreteras que a veces nos conducen a destinos inciertos,
pero no importa porque sabemos que como compañera de viaje llevamos esa magia
que solo la música tiene, y a la que es inútil resistirse. Ríndanse y
disfruten.
Disculpas amigo por mis ausencias, sigo mejorando muda pero menos. De baja y sin playa de momento.
ResponderEliminarNunca morirá la música folk esa que desde la adolescencia canturreábamos con Pete Seeger. Mc Guinn le añade gotas rock, jazz...buena mezcla, agradable música.
Besitos y gracias por tus desvelos.
Buena música!
ResponderEliminarFeliz verano!
Abrazos.
NATALIA: Nada que disculpar, lo más importante es la recuperación y lo demás es accesorio. Me alegro de que las cosas vayan evolucionando por el camino correcto. Espero que esta música te haya ayudado siquiera un poquito :)
ResponderEliminarUn abrazo enorme!!
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BALAMGO: A mí también me lo parece, y más para estos tiempos de chunda chunda por todos lados.
Un abrazo!