miércoles, 30 de julio de 2008
Jeff Koons (York, Pennsylvania, 1955)
lunes, 28 de julio de 2008
Capercaillie, la música del urogallo escocés
Coisich a ruin
Resumir la importancia musical de Capercaillie (urogallo en gaélico) es una aventura ciertamente condenada al fracaso, por la enorme calidad de los miembros que integran la banda, y por el impresionante legado discográfico que nos ha dejado después de más de 20 años de andadura. Con esta salvaguarda por delante, voy a ofrecer unas pinceladas sobre un grupo clave para entender la historia musical escocesa con proyección internacional.
Karen Matheson, Donald Shaw y Marc Duff, junto con otros tres músicos que terminaron por abandonar el grupo, son el núcleo fundacional de Capercaillie. Todos ellos vienen de la música tradicional escocesa, cuyos temas siguen cantando, la mayoría de las veces en escocés, y muchos de los cuales fueron aportados por Karen quien los aprendió a su vez de su abuela, Elizabeth MacNeil, quien fuera una reputada cantante en las islas del norte de Escocia; mientras que Donald Shaw, marido de Karen, proviene de las bandas de bailes tradicionales, una de las cuales dirigía su padre de quien aprendería a tocar el acordeón, y todo el repertorio de jigas, reels, lamentos, y música vocal que forman la parte fundamental del folclore escocés.
Era el año 1983, cuando se produce el nacimiento de Capercaillie, y al año siguiente de su fundación logran autofinanciar su primer disco que llevó por título Cascade, un primer trabajo grabado y mezclado en tres días, y donde todavía no se aprecia casi nada del estilo que dará vida al estilo Capercaillie, grupo que va a recibir una incorporación muy interesante, cuando el violinista Charlie McKerron entre en la formación incorporando con él la variedad de temas que se dan cita en al costa este del país.
Skyewalking Song
Crosswinds, el disco que editan en el 87 se puede considerar como la clave de la carrera musical del grupo, y no sólo porque les abrió las puertas de los Estados Unidos, sino porque el grupo ya empieza a definir un estilo personal en el que se dan cita la tradición con la modernidad, digamos, para entendernos, que dejan el toque folclórico de su primer trabajo, y ya entran en el terreno del folk, ese en el que los temas tradicionales reciben un barniz de modernidad de la mano de instrumentos electrónicos y arreglos que le dan un aire novedoso a unos temas puestos al servicio de auténticos virtuosos.
Manus Lunny, otro músico de nivel impresionante, entrarán en el grupo en el 88, y será su hermano Donald, otra figura absolutamente imprescindible en ese panorama musical, el encargado de producir Sidewalk, Delirium y Secret People. Donald ya tenía tras de sí una trayectoria musical más que consolidada, después de tocar con bandas tan imprescindibles y míticas como Planxty, Moving Hearts o la Bothy Band, y ya había sido productor de Clannad.
Hookannoy
Poco a poco, Capercaillie se va introduciendo en la electrónica, y aparecen elementos que les llevan al rock, pero también a rozar conceptos más propios de la new age, todo ello con el apoyo impresionante de la voz de Karen Matheson, quien ha editado varios discos en solitario, que se ha convertido en la seña de identidad más clara de esta formación que ya ha anunciado que Calling it a Day (expresión inglesa que se refiere a retirarse cuando aún se está a tiempo), será el último trabajo discográfico ya que han decidido disolver el grupo por la cantidad de compromisos que tienen sus diferentes miembros, y una vez que finalice la gira que están llevando a cabo a lo largo del verano el grupo ya sólo se volverá a reunir para sacar a la luz ese último disco, y Capercaillie ya entrará por la puerta grande en el terreno de lo mítico, y algunos podrán decir con legítimo orgullo aquello de "yo estuve en aquel concierto de Capercaillie, y sabéis qué, todavía tengo la piel de gallina".
Fisherman's dream
viernes, 25 de julio de 2008
David Lachapelle (Fairfield, Connecticut, 1969)
miércoles, 23 de julio de 2008
Premio
Mafalda: Por compartir momentos personales mostrando una gran vitalidad y también un fino sentido del humor, muy próximo al personaje de cómic que le sirve de faro.
Y estos son de momento mis ganadores.
lunes, 21 de julio de 2008
Gerhard Richter (Dresde, Alemania, 1932)
viernes, 18 de julio de 2008
Cassandra Wilson, el ombligo del sol
"Mírala: el más bello fruto nacido en Jackson, estado de Mississippi. Vestido estampado, botas vaqueras, rubia de peluquería, cascada de rizos, guitarra en ristre, bohemia radiante. Puede haberse formado artísticamente en Nueva York pero todavía huele a tierra roja húmeda, al Río Madre de la música estadounidense."
Con esa descripción tan bella realizada por Diego A. Manrique, me dispongo a desgranar algo del estilo de Cassandra Wilson, la que pasa por ser la mejor cantante de jazz del momento. Nace en la ciudad de Jackson, estado de Mississipi, en 1955, hija de un conocido contrabajista de jazz, y crece entre los discos de Duke Ellington, Thelonius Monk o Ella Fitzgerald, al mismo tiempo que empieza a tocar el piano y la guitarra con nueve años.
El primer hito en su carrera será su traslado a Nueva York, donde entrará en contacto con el M’Base Collective, y se relacionará con el saxofonista Steve Colleman y su grupo Five Elements en la que el funk, el free jazz y el rap se daban la mano. Luego llegará al trío New Air, formado por el multiinstrumentista Henry Threadgill, el contrabajista Pheroah Aklaff y el baterista Steve McCall. Eran los primeros años 80. Cassandra grabará su primer disco propio en 1985, al que tituló Songbook, para el sello JMT, pero no será hasta que la fiche el mítico sello Blue Note, cuando empiece a despegar la carrera en solitario de Cassandra Wilson.
Para ese sello grabará Blue Light Til Dawn en 1993, un disco que fue acogido con absoluto entusiasmo por la crítica especializada, y que se terminó por convertir en la auténtica piedra central sobre la que edificar su posterior carrera musical, a lo largo de toda la cual ha hecho gala de una enorme personalidad subrayada por una voz capaz de adaptarse a una amplia variedad de estilos, hasta conformar una forma de hacer especial, peculiar, que la ha llevado a los altares del jazz para ser considerada a la misma altura que grandes divas como Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan o Betty Carter.
Redemption Song
Cassandra derrocha seducción con su voz de dicción clara, para adaptarla a un repertorio en el que cohabitan con total serenidad sus inicios como cantautora, el jazz y el blues que forman parte de su código genético y cultural, y la reinterpretación de la música sureña, esa que nace de los algodonares, de las marismas, tan cálida como el sol que castiga las pieles negras en el tórrido verano de ese sur que tiene mucho de constructo mítico.
Una cantante que huye de los artificios, de aquello que suene a adorno vacuo, y cuando se la escucha se tiene la sensación de que es una cantante de esas que sabe que la música tiene todo que ver con el sentimiento auténtico, que tiene su cobijo en algún recóndito rincón de eso que damos en llamar alma, una cantante que como dicen por el sur de España, tiene duende. Ella da vida a temas de composición propia, pero también a versiones de temas que cuando toman forma a través de su voz, y de las que se apropia hasta tal punto que nos olvidamos absolutamente de que son versiones. Ella logra que suenen como nunca lo han hecho antes.
En la carrera de Cassandra Wilson uno se puede encontrar de todo. Desde discos en los que explora los orígenes del jazz y del blues del profundo sur de los Estados Unidos, hasta otros en los que explora la conjunción con los sonidos electrónicos, el electro-pop, el funk y otros.
Y vuelvo a tomar prestadas las palabras de Diego A. Manrique cuando escribe: "Frente al escaso vuelo creativo de tanta princesa-del-jazz, Cassandra Wilson inventa confluencias y amasa texturas. Su música tiende hacia un presente orgánico, tapizado por percusiones imposibles, donde el funk suena acústico y los blues se construyen con la materia de los sueños. Según su disco de 1995, ella era la Nueva hija de la luna; luego, Cassandra miró hacia el Ombligo del sol. Ella sabe, ella quiere, ella puede." No hay nada más que añadir.
Harvest Moon
(Artículo publicado originalmente en la revista digital Alenarte)
miércoles, 16 de julio de 2008
Olafur Eliasson (Copenhague, 1967)
lunes, 14 de julio de 2008
Ángel Marcos (Medina del Campo, Valladolid, 1955)
Dentro de las actividades de PhotoEspaña 2008, la galería madrileña de Soledad Lorenzo tiene abierta una exposición con la obra del vallisoletano Ángel Marcos. Concretamente, se trata de una serie de fotografías que tienen como protagonista a esa ciudad imposible que es Las Vegas, nacida de la nada en medio de un desierto y que se ha convertido en una meca laica para todos los adoradores del neón fantasmagórico, de las alegorías de lo kitch, y de los seguidores de placeres efímeros resueltos en un presente que no tiene salida hacia ninguna parte.
Un lugar en el tener la ilusión de que se puede perder todo y se puede seguir manteniendo la dignidad, en el que poder ponerse las luces de neón como ropaje glamoroso que esconda las vergüenzas propias y ajenas, una ciudad que siente un horror patológico al vacío, donde todo es excesivo, ampuloso, de un gusto barroquizante empachante. Unas fotografías en las que la figura humana está ausente o convertida en reclamo de placeres efímeros, inciertos, por los que transitar rápidamente, al ritmo de una ruleta que gira sin detenerse en ningún momento.
Una ciudad sin memoria anclada en un presente permanente, que pone el temblor en la punta de los dedos de unos visitantes que van en busca de su particular tierra prometida, del gran premio de sentirse elegidos por esa pagana divinidad que marca la ley en esa tierra de frontera: el azar. Nada es real, todo está regido por el azar en un territorio propicio para el desconcierto y donde todo se ha convertido en un simulacro de la propia sociedad de consumo.
viernes, 11 de julio de 2008
Basta que me escuchen las estrellas (Producciones Micomicón)
miércoles, 9 de julio de 2008
El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard, Billy Wilder, 1950)
De ahí que tuviera que rodar la película en el más absoluto de los secretos, ya que si la Paramount descubría el pastel lo más probable hubiera sido que no pudiera haber terminado el rodaje. Así, se hizo creer a los estudios que se estaba rodando una comedia de enredo. De ahí la sorpresa general cuando la película se proyecto a los altos ejecutivos, y se cuenta que Louis Mayer, el propietario de la Metro, le dirigió unos cuantos improperios a la vez que le llamaba desagradecido, a lo que Wilder respondió con un lacónico: "te jodes".
El reparto de la película es sencillamente increíble, empezando por una majestuosa Gloria Swanson, que da vida a Norma Desmond, una estrella del cine mudo a la que la llegada del sonido expulsa del firmamento de la industria y ahora vive en una decrépita y excesiva mansión, creyendo que todavía es una gran estrella y que todo el mundo la recuerda. Vive acompañada por su mayordomo, al que da vida el que fuera gran director alemán Erich von Stroheim, quien a raíz del fracaso de Avaricia, tuvo que volcarse en la interpretación, y que en esta película es quien mantiene viva la ficción de Norma.
lunes, 7 de julio de 2008
Lost in translation (Sofía Coppola, 2004)
Tokio como metáfora y como realidad. Sobre ese escenario de la hípertecnológica capital nipona, tiene el acierto Sofía Coppola, de sitúar la historia de dos naúfragos sentimentales, de dos personas que a pesar de estar muy separados por la edad, tienen una actitud de hastío hacia la vida y las relaciones, bastante similar y que les convierte en almas gemelas, en personas condenadas a encontrarse y a comunicarse en un lenguaje que va más allá de las palabras, hecho de miradas, de gestos.
Otra no menos increíble Scarlett Johansson, le da la réplica desde una veinteañera, graduada en Filosofía, que viaja a Tokio acompañando a su marido fotógrafo, y que tiene en la soledad y el desconcierto dos incómodos compañeros de viaje, mientras se pregunta por el sentido de su matrimonio (acaso no lo tenga en absoluto), y por el camino que tiene que seguir en la vida. Durante su soledad en la habitación de un hotel despersonalizado, mira la ciudad desde la ventana de su habitación y la soledad viene a estar a su lado, mientras la ciudad bulle de vida y de personas extrañas.
viernes, 4 de julio de 2008
Donna Hightower, del Sur profundo a los altares del jazz.
Stormy Weather
I've Got You Under My Skin
Lullabye of Birdland
miércoles, 2 de julio de 2008
Elmer Batters (Milwaukee, 1917, California, 1997)
En esa frase pronunciada por el propio Elmer Batters está recogida la esencia de su trabajo fotográfico, y es que los pies y las piernas femeninas fueron su obsesión constante durante los aproximadamente 40 años que duró la carrera artística de este fotógrafo autodidacta y absolutamente personal, en cuya obra se reúnen aspectos eróticos, fetichistas, y una calidad artística que tardó en ser reconocida.
En los 80 Elmer Batters tuvo que dejar, por problemas con la vista, su carrera, y en los años 90, poco antes de su muerte, vería como su colega Eric Kroll, sacaba sus fotografías del olvido con la publicación en la revista Leg Show, y, poco después saldrían a la luz dos libros con sus fotografías titulados From the tip of the toes to the top of the hose (1995), y Legs that dance to Elmer’s tunes (1997)