“No persigo ninguna intención, no tengo sistema y estilo”. Eso afirmó el alemán Gerhard Richter, quien pasa por ser uno de los artistas más influyentes del momento, en el año 1966, y que tiene total vigencia después de todo el tiempo que ha pasado. Y es que acercarse a este artista supone adentrarse en una obra tremendamente versátil, de una gran complejidad y que atraviesa diferentes formas de hacer, distintos géneros, de tal forma que es un artista auténticamente inclasificable dentro de ninguna corriente artística definida apriorísticamente.
Richter entrará en la Academia de Bellas Artes de su ciudad natal en 1951, para luego huir a la República Federal Alemana, en 1961, un poco antes de que se levantara el Muro de Berlín, para instalarse en Düsseldorf, en cuya Academia de Arte acabará ingresando. Los inicios de su obra tienen que ver con un claro compromiso político, no en vano había vivido bajo el nazismo, sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial, y terminó por escapar de un país que había caído bajo la órbita del sistema comunista.
En Dusseldorf conocería la obra de artistas como Dubuffet, Giacometti, Fautrier o las aportaciones del grupo Fluxus, una suerte de neo dadaísmo, para más tarde, ya en los 60, conocer el expresionismo abstracto y el informalismo, hasta llegar a formar con Signar Polke y Honrad Fischer-Lueg, el grupo Realismo Capitalista.
El camino que ha ido recorriendo Richter, a pesar de los cambios de rumbo, mantiene una constante homogénea que recorre toda su obra, y que tiene que ver con una mirada que tiene algo de desapasionada y de sombría, en unas obras que saltan de la abstracción a la figuración con total normalidad. Muchas veces, Richter toma imágenes extraídas de los medios de comunicación, de revistas, libros, enciclopedias o de la propia televisión, para construir un universo ambiguo, que aún dando la impresión de ser impersonal, nos hacen llegar una sensación de pesadilla, de que algo malo está a punto de ocurrir.
Richter lo mismo utiliza una sobriedad cromática absoluta, como salta a un colorismo de enorme viveza, del realismo a la abstracción, siempre con la mirada puesta en una realidad cotidiana a la que reinventa en cada una de sus obras y a la que mira desde un escepticismo que luego se traslada a una obra que mantiene la duda como otro de los elementos suyacentes. Actitud que enraíza muy bien con esta era en la que los seres humanos parece que nos movemos en la duda permanente, en un mundo en el que cada vez las líneas están menos claras y en el que el relativismo es el único mapa que puede aportar alguna guía mínimamente útil.
Un pintor capaz de convertir lo extremadamente pequeño, como es la estructura de un átomo de estroncio, en una obra monumental, o de instalar su pintura en los enormes vitrales de la catedral de Colonia.
“No hay mucho que decir, pintar es una forma distinta de pensar. Sería como preguntarle a Einstien qué pensaba cuando estaba desarrollando una ecuación. En realidad no pensaba nada, simplemente hacía ecuaciones y yo simplemente pinto.”
No se, yo no le compraría ningún cuadro. El abstracto no tiene merito, al menos que seas el primero, como Kadinsky o Pollock
ResponderEliminarPues si pudieras no sería mala idea comprar obra de este artista, al margen de que te guste más o menos o nada, aunque no sea más que pensando en el negocio que puedes llegar a hacer.
ResponderEliminar¿El abstracto no tiene mérito? El abstracto efectivamente no tiene mérito si se hace al tuntún, si se hace sin saber lo que se está haciendo. Dentro del buen abstracto intervienen una serie de factores tales como composición, temperatura de color, coherencia tonal y valórica, ritmos, tensiones, masas tonales, distribución de elementos, partes sensibles del soporte, aparejo del soporte, materiales utilizados, cargas, herramientas empleadas... y un largo etcétera.
ResponderEliminarEl problema es que, por ignorancia soberana, se juzga como se juzga al abstracto.
Es una verdadera pena que no se tenga ni se busque tener una mínima sensibilidad para juzgar a maestros como Richter.
Debo deducir de lo que se ha dicho que Rothko y su capacidad de crear sensaciones y contextos cromáticos tampoco tienen ningún tipo de mérito.
En fin, apelo al sentido común para que se trabaje un poco más el criterio a la hora de juzgar arte. Leamos más y hablemos menos.
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ResponderEliminarMuy buen artículo Alfredo. Estoy de acuerdo con Anónimo. Es uno de mis Artistas Favoritos, y uno de los más cotizados del momento. (Una de sus obras se ha vendido en subasta por más de 23 millones de euros). Al igual que Alfredo yo también he escrito un artículo sobre este magnifico artista que comparto con vosotros por si os interesa.
ResponderEliminarGerhard Richter: biografía, obras y exposiciones
ALEJANDRA: Gracias por el comentario y por dejar la entrada a tu blog. He leído el artículo y es muy interesante. Sin duda Richter es uno de los creadores más influyentes y de mayor cotización de mercado, del arte contemporáneo.
ResponderEliminarUn saludo!
Hay algo muy cierto en tu comentario Alfredo, no obedecer a ningun estilo eso es libertad que se expresa.te invito a ver mis obras en artistas de la tierra o en artelista. Exequiel figueroa
ResponderEliminarun abrazo