lunes, 2 de enero de 2017

The Honourable Woman: ¿Es posible confiar en alguien?




“¿En quién confías? ¿Cómo sabes en quién confiar? ¿Por su apariencia? ¿O por lo qué dicen, lo qué hacen? Todos tenemos secretos, pero, a veces, pocas, algo puede pasar que no te deja otra opción más que revelarlos para que el mundo vea quién eres realmente, tu yo secreto. Pero casi siempre contamos mentiras, ocultamos nuestros secretos a los demás, a nosotros mismos. Así que cuando piensas en ello de esa manera, es asombroso que confiemos en alguien.”




La voz pausada de Nessa Stein, a la que da vida una más que magnífica Maggie Gyllenhall que borda una actuación en la más absoluta de las excelencias, repite al inicio de cada uno de los ocho capítulos de esta serie, una letanía que marca una de las claves de lo que vamos a ver en cada uno de los episodios.




Cantaban Heroes del Silencio “quien no guarda un secreto no es de fiar” y en  la película El escándalo Blaze, la madre del personaje que interpretaba Lolita Davidovic le daba este consejo: "no confíes en un hombre que te diga que puedes confiar en él". Ambas afirmaciones son perfectamente válidas en el caso de The Honorauble Woman, donde si algo hay son secretos y personas que te dicen que puedes fiarte de ellas, todos en medio de un juego sin reglas que se desarrolla en la convulsa zona de Oriente Medio en medio del conflicto entre israelíes y palestinos, un lugar que Nessa Stein intenta ayudar a pacificar por medio de un proyecto educativo y de comunicaciones, después de que su padre hubiera sido conocido como fabricante de armas utilizadas por el estado israelí en sus guerras con los árabes que lo rodean.




A lo largo de los ochos capítulos de esta serie producida por la BBC y Sundance Channel, salida de la imaginación de Hugo Blick, también responsable de la sensacional The Shadow Line, asistiremos con incredulidad a un cruce de intereses que se conjugarán para convertir un proyecto altruista en un elemento crucial de un juego político, en el que los idealistas, sean del tipo que sean, no tienen cabida en un ambiente tan enrevesado y en el que casi nadie tiene la intención de pararlo.




Una serie en la cual los acontecimientos van cayendo lentamente, sin prisa, sin pausa, con un dramatismo contenido que no hace sino acentuarlo, hasta llegar a un paroxismo final en forma de dos episodios en los cuales los sucesos van cayendo en cascada, uno tras otro, como fichas de un dominó, cerrando un círculo maldito en una tierra que parece condenada a no encontrar nunca el camino de la convivencia pacífica.





Otro de los grandes atractivos de la serie es el protagonismo de las mujeres, que aquí no están reducidas al papel de acompañantes del héroe varón, sino que son ellas los auténticos motores de la serie, mostrándose en una espléndida complejidad, mujeres auténticas, sin estereotipos, atractivas o no, ejecutoras o víctimas, madres, esposas, amantes, profesionales, auténticas protagonistas de un destino caprichoso manejado por vientos procelosos mientras intentan mantener un rumbo fijo en medio de la tempestad.

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