Esta vez
dedico mi artículo a una de esas mujeres pioneras en su campo, en este caso la
fotografía, colocándose como una de las figuras de referencia de esa forma
artística, en unos años difíciles para que las mujeres fueran reconocidas por
su talento. Eso no impidió a esta neoyorquina nacida en 1901, convertirse en
una fotoperiodista siempre en la vanguardia de la historia, especialmente
durante la Segunda Guerra Mundial. El parkinson le provocaría una muerte prematura
en 1974, después de obligarla a entrar en los últimos años en una suerte de
semiretirada obligada.
La carrera de
Margaret comenzó convirtiendo un hobby en su profesión, con unos inicios
vinculados a la fotografía arquitectónica y comercial, algo en lo que influyó
que su padre fuera ingeniero e inventor. En esa línea, son muy conocidas sus
imágenes de instalaciones siderúrgicas. De ese mundo industrial, en los años
30, sacará instantáneas de las instalaciones fabriles de la Unión Soviética,
país en el que la cogerá la invasión alemana de la Segunda Guerra Mundial, lo
que la convirtió en el único fotógrafo occidental en el lado soviético.
Previamente,
en los finales de los años 20 y primeros 30, como estaban haciendo otros
fotógrafos norteamericanos, retrató los rostros de la pobreza provocada por la
crisis del 29, con una imagen especialmente llamativa de la fila de
afroamericanos golpeados por la crisis, debajo de un cartel con una familia
blanca feliz y el eslogan: El mayor estándar de vida del mundo.
Con el
conflicto bélico en su apogeo, pasará a formar parte del Ejército del Aire de
los Estados Unidos, y eso la llevará a estar en repetidas ocasiones en primera
línea de fuego, llegando a sufrir, entre otros percances, el hundimiento de un
barco que la transportaba, junto a otros soldados, hacia las costas italianas.
En el tramo final de la guerra, cruzará la Europa arrasada con los tanques de
Patton, y eso la colocará ante los horrores de los campos de concentración
cuando los norteamericanos liberen el campo de Buchenwald.
En el tramo
final de su carrera, retratará la violencia suscitada por el proceso traumático
de separación entre Pakistán y la India, situación que, por otro lado, le
posibilitará tomar una de las últimas fotografías de Gandhi antes de su
asesinato.
Sus
contemporáneos la calificaron como una mujer calculadora y agresiva, al mismo
tiempo impetuosa y decidida, calificativos estos últimos que la propia Margaret
se encargaba de subrayar al no ocultar nunca su ansia por estar siempre allí
donde estaba ocurriendo la historia, y precisamente la historia, agradecida, le
ha hecho un hueco a sus fotografías, testimonios elocuentes de momentos muy
importantes para la humanidad que la han elevado al Olimpo de la inmortalidad.
Más información: Wikipedia [en], Hipertextual, 20 Minutos.
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