lunes, 19 de octubre de 2015

Margaret Bourke-White: El ojo de su tiempo




Esta vez dedico mi artículo a una de esas mujeres pioneras en su campo, en este caso la fotografía, colocándose como una de las figuras de referencia de esa forma artística, en unos años difíciles para que las mujeres fueran reconocidas por su talento. Eso no impidió a esta neoyorquina nacida en 1901, convertirse en una fotoperiodista siempre en la vanguardia de la historia, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial. El parkinson le provocaría una muerte prematura en 1974, después de obligarla a entrar en los últimos años en una suerte de semiretirada obligada.




La carrera de Margaret comenzó convirtiendo un hobby en su profesión, con unos inicios vinculados a la fotografía arquitectónica y comercial, algo en lo que influyó que su padre fuera ingeniero e inventor. En esa línea, son muy conocidas sus imágenes de instalaciones siderúrgicas. De ese mundo industrial, en los años 30, sacará instantáneas de las instalaciones fabriles de la Unión Soviética, país en el que la cogerá la invasión alemana de la Segunda Guerra Mundial, lo que la convirtió en el único fotógrafo occidental en el lado soviético.




Previamente, en los finales de los años 20 y primeros 30, como estaban haciendo otros fotógrafos norteamericanos, retrató los rostros de la pobreza provocada por la crisis del 29, con una imagen especialmente llamativa de la fila de afroamericanos golpeados por la crisis, debajo de un cartel con una familia blanca feliz y el eslogan: El mayor estándar de vida del mundo.




Con el conflicto bélico en su apogeo, pasará a formar parte del Ejército del Aire de los Estados Unidos, y eso la llevará a estar en repetidas ocasiones en primera línea de fuego, llegando a sufrir, entre otros percances, el hundimiento de un barco que la transportaba, junto a otros soldados, hacia las costas italianas. En el tramo final de la guerra, cruzará la Europa arrasada con los tanques de Patton, y eso la colocará ante los horrores de los campos de concentración cuando los norteamericanos liberen el campo de Buchenwald.




En el tramo final de su carrera, retratará la violencia suscitada por el proceso traumático de separación entre Pakistán y la India, situación que, por otro lado, le posibilitará tomar una de las últimas fotografías de Gandhi antes de su asesinato.





Sus contemporáneos la calificaron como una mujer calculadora y agresiva, al mismo tiempo impetuosa y decidida, calificativos estos últimos que la propia Margaret se encargaba de subrayar al no ocultar nunca su ansia por estar siempre allí donde estaba ocurriendo la historia, y precisamente la historia, agradecida, le ha hecho un hueco a sus fotografías, testimonios elocuentes de momentos muy importantes para la humanidad que la han elevado al Olimpo de la inmortalidad.

Más información: Wikipedia [en], Hipertextual, 20 Minutos.

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