A poco que sepamos de las vidas de los dos
genios a los que hago compartir titular en este artículo, nos daremos cuenta de
las similitudes existentes entre sus vidas. Los dos fueron genios en lo suyo,
en la música el norteamericano y en la pintura el holandés, ambos compartieron
genialidad y problemas mentales que les terminaron por afectar a su arte, y
éste fue reflejo, a su vez de ese genio torturado más allá de lo que sus
respectivas naturalezas pudieron soportar.
Si a van Gogh la necesidad extrema de
llegar a lo más profundo, a lo más auténtico, a lograr transmitir en el lienzo
todo lo que sentía, todo lo que llevaba dentro, de meterse en la pintura hasta
la médula, en el caso de Eddie Hinton (Jacksonville, Florida, 1944 –
Birmingham, Alabama, 1995), parece haber sido la obsesión por conseguir sacar a
la luz Te Coleman-Hinton Project, un disco que le habría puesto de forma
definitiva bajo el foco del éxito, lo que le terminará por provocar un
desequilibrio emocional, unido a problemas con el alcohol y las drogas, que
terminaron por provocarle un fatal ataque al corazón cuando únicamente tenía 51
años de edad.
Durante toda su vida, Hinton había sido un
músico de un talento descomunal, con una voz negra capaz de cantar soul a la
altura de los mejores cantantes negros, con la mayoría de los cuales había
trabajado a lo largo de su vida como músico de estudio. La lista sería
interminable con nombres como Aretha Franklin, Percy Sledge, Solomon Burke,
Otis Redding, e incluso Elvis Presley. El gusto por el soul y el góspel, parece
que le vino de la mano de su abuelo, predicador de la Iglesia de Cristo, y esos
inicios marcarán decididamente su devenir artístico.
Guitarrista y percusionista de talento,
empezó tocando por los alrededores de Tuscaloosa (Alabama), en grupos como The
Spook o The Five Minutes, hasta que a finales de los 60 llega a Muscle Shoals,
por aquellos años auténtica capital del soul norteamericano, con dos estudios
míticos como los FAME Studios y Quinvy Studio, por los que pasaron todos los
grandes del momento. En el primer de ellos ofrecerá su talento indiscutible,
Hinton, y donde formaría una nueva banda con otros grandes músicos de estudio
conocida como The Muscle Shoals Rhythm Section o The Swampers.
Cuando otros ritmos estaban empezando a
copar las listas de éxitos en los Estados Unidos, Hinton pudo por fin grabar su
primer disco en solitario, Very Extremely Dangerous. Era el año 1978 y las
dificultades económicas por las que pasaba la discográfica Capricorn, unido al
cambio en el gusto del público, hizo que el trabajo pasara bastante
desapercibido, aunque hoy en día es considerado como probablemente el último
gran disco de soul sureño. Ese trabajo llegó después de la decepción de ver
como su proyecto con Coleman no conseguía el apoyo necesario para su grabación,
y cuando su comportamiento confuso, errático, le había apartado un tanto de la
primera línea musical.
Situación a la que no ayudó en absoluto, el
hecho de que con los años terminara abandonando tres sesiones de grabación, que
su vida personal también se viera afectada por la separación de su mujer, y de
un abandono físico. Eso sí, su voz seguía igual que siempre, profunda, rota,
llena de ceniza, de profundidad, y es imposible no tener la sensación de que
cada vez que cantaba, su vida venía a ponerse a su lado y lo miraba de forma
torva, dejando una sombra alargada y un poso amargo de alguien que se sabía
devorado por su propio genio.
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