Vista desde el castro de San Chuis. |
Siguiendo el recorrido que iniciamos en la
antigua iglesia conventual de santa María de Celón o Zalón, el siguiente punto
de atención que nos fijamos en el viaje fue la visita al castro de san Chuis,
bastante próximo a la iglesia de Zalón y a poco menos de siete kilómetros de la
capital del municipio, Pola de Allande. Lo más recomendable si no se dispone de
un todoterreno, es dejar el coche al lado de la capilla de san Martín de
Beduledo, e iniciar un paseo de algo más de un kilómetro de longitud para
llegar al montículo de forma triangular que acoge el castro.
Acceso al castro. |
Para los que no estén familiarizados con el
concepto, decir que los castros son poblados anteriores a la llegada de los
romanos a esta parte de la península Ibérica, algo que hace entre los siglos
II-I a.C. Por tanto son poblaciones protohistóricas que se desarrollan desde el
siglo IX a.C., es decir en la Edad del Bronce, siguen vigentes durante la Edad
del Hierro, la ocupación romana y, algunos, incluso en tiempos altomedievales.
Estructura de planta circular. |
Son poblados fortificados, situados en
lugares que les da una buena visibilidad sobre los territorios circundantes, en
las que predominan las viviendas de planta circular a las que se añaden, ya en
tiempos romanos, estructuras rectangulares, hablando siempre en términos
generales.
En el castro conviven distintos tipos de estructuras. |
En el caso de San Chuis, fue localizado por
un carpintero allandés, José Lombardía Zardaín, en 1955, momento el que se
destapó la presencia de uno de los yacimientos emblemáticos de la arqueología
protohistórica. A pesar de varias campañas arqueológicas, no será hasta la de
2006 cuando se lograron dataciones que atestiguan la antigüedad del castro, y
pusieron de manifiesto como la antigua cerca de la Edad del Bronce fue
sustituida en la Edad del Hierro por la muralla de módulos, varios de cuyos
tramos son perfectamente visibles hoy en día. Sistema defensivo reforzado por
la presencia de varios fosos.
Vista general. |
Este castro, ubicado sobre los valles de
los ríos Prada y Abaniecha, es contemporáneo de otros poblados como la Campa
Torres (Gijón), Camoca (Villaviciosa), Os Castros (Taramundi) o el Chao San
Martín (Grandas de Salime). En el interior de San Chuis, los expertos
diferencian entre el llamado “barrio alto” y el “barrio bajo”; en éste último
predominan las estructuras circulares, mientras que en el “alto” son sobre todo
rectangulares.
Muralla de módulos. |
En época romana tendría un papel
relacionado con la minería del oro, un mineral que fue explotado de forma
intensiva a todo lo largo y ancho del suroccidente asturiano, dejando su huella
en la toponimia de la zona. Así, por ejemplo, nos encontramos con el
Montefurado, una montaña en la que se pueden ver las consecuencias de las
técnicas extractivas romanas conocidas como “ruina montium”, la Fana la Freita
o la Cueva de Xan (o Xuan) Rata, que no es más que una galería minera de época
romana, y sin olvidarnos del Río del Oro que también cruza los territorios
allandeses.
Hornacina. |
La
capilla
Al pie del inicio del camino que da acceso
al castro, encontramos la capilla de san Martín, una pequeña construcción de
planta rectangular, cubierta de madera e interior igualmente modesto con un
retablo que recuerda lejanamente al de santa María de Celón, con columnas
salomónicas y remate semicircular, además de una policromía de verdes y rojos,
que se puede ver asomándose a uno de los dos ventanucos situados a los lados de
la portada principal. Beduledo es una pequeña aldea en la que apenas si habitan
unas 25 personas.
Retablo de la capilla de san Martín de Beduledo. |
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