Fallecido prematuramente a los 50
años, suceso en el que tuvo una influencia decisiva su adicción a la cocaína y
la heroína, Bill Evans tuvo tiempo para convertirse en uno de los mejores
pianistas de la historia del jazz, y de dejar una huella indeleble en este
estilo musical abriendo nuevos caminos enraizados en la música clásica europea
de autores como Debussy y Ravel a los que tanto admiraba.
Evans fue una persona educada,
criada en el gusto por la música clásica, y eso siempre lo llevó como base
sobre la que añadir el componente improvisatorio propio del jazz, con escalas,
armonías y construcciones musicales que en su día fueron muy novedosas, y que
hoy son totalmente clásicas y fundamentales para entender la evolución de
diferentes corrientes jazzísticas.
En los años 50 se rompen las big
band que tenían en el swing su base principal, y empieza a nacer una corriente
nueva, el bebop, y en esos años, Evans empieza a poner sus propias bases
musicales en numerosas ocasiones calificada de impresionistas, de la mano de un
músico intelectual, culto y, al mismo tiempo, de una profunda sensibilidad.
Porque Bill Evans es una persona
muy metida en su propio mundo, muy sensible, y muy consciente de lo que él
consideraba sus limitaciones a la hora de tocar, lo que llevará a trabajar de
forma incansable, a luchar contra sí mismo, a tocar, a veces, de forma casi
compulsiva, especialmente después de la muerte de su hermano, también músico,
hecho que le afectó profundamente.
Bill Evans tuvo una aportación
muy importante en el que es el disco de jazz más vendido de la historia, el
Kind of Blue de un Miles Davis con el que tuvo sus discrepancias cuando Evans
le reclamó su parte en los royaltis de dos de los temas del disco, y Miles le
entregó un cheque de 25 dólares. Precisamente en su paso por la banda de Miles
comenzaría la relación de Evans con las drogas.
Después de dejar la banda de
Miles Davis, en 1958, Evans publicará su primer disco, New Jazz Conceptions, en
el que ya se empezaba a vislumbrar que las ideas musicales de Evans iban por
otros caminos distintos a los de la mayoría. Ahí también cambiará la concepción
de instrumentos principales y acompañantes, con un trío de piano, contrabajo y
batería que se convertirá en clásico, y en el que todos los instrumentos tienen
la misma importancia. El disco, a pesar de las buenas críticas y de la calidad
musical que atesora, apenas si logró vender 800 copias.
Eso no fue impedimento para que
la figura de Evans siguiera creciendo y su influencia se extendiera entre los
músicos norteamericanos. Hombre de personalidad frágil, amante del deporte y de
las películas de Disney, y que nunca pudo tocar en Rusia, algo que le hubiera
gustado dado que su madre era originaria de ese país.
Pablo Sanz en un artículo
publicado en el periódico El Mundo resume muy bien la personalidad de Bill
Evans: “Era un hombre huidizo y esquivo, por eso se refugió en el único sitio
donde podía estar solo con sus propias tormentas: en los huecos de una melodía
imposible. En la segunda mitad del siglo pasado cambió el rumbo del jazz,
entregado en ese momento al fuego abrasador del bebop. Asimismo, y casi sin
quererlo, le descubrió al género una nueva alineación revolucionaria, la del
trío de piano, contrabajo y batería, que hoy es padre nuestro de cada día.”
Más información: Apolo y Baco, Diario Público.
Grande Evans.
ResponderEliminarGRACIAS!!! me quedo escuchandolo mientras trabajo (el trabajo acompañada así, es mucho más grato ;)
ResponderEliminarbesos
Interesante entrada!
ResponderEliminarGenial la música.
Un abrazo.
JORDIM: Totalmente de acuerdo con tu valoración. Gracias por dejar tu comentario.
ResponderEliminarUn saludo!
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CASS: Su música es, sin duda ninguna, una gran compañía en todo momento y situación. Es fantástico.
Un beso!
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BALAMGO: Es un auténtico poeta del piano, sus composiciones esconden muchos recovecos para explorar.
Un abrazo!