Amapolas orientales, 1929. |
“Yo me decía: tengo cosas en la cabeza que nada tienen que
ver con lo que me han enseñado, formas e ideas que me son tan familiares, que
responden tanto a mi forma de vivir y de pensar, que no se me ha ocurrido
plasmarlas. Me decidí a empezar de nuevo, a olvidar lo que me habían enseñado y
a aceptar como cierta mi propia visión de las cosas (…) Estaba sola, totalmente
libre, sólo trabajaba para mí misma, era todavía desconocida y no necesitaba
agradar a nadie, sólo a mí misma. (…)”
“Sé que no puedo pintar una flor. No puedo pintar cómo
brilla el sol sobre el desierto en una resplandeciente mañana de verano, pero
quizá pueda manifestar a través del color mi experiencia con la flor o la
experiencia que la flor, en un determinado momento, me ha hecho sentir importante.”
Música - rosa y azul II, 1919. |
“Estoy sorprendida de cómo hay tanta gente que separa la
figuración de las abstracción. La pintura figurativa no es buena mientras no lo
sea en un sentido abstracto. Una colina o un árbol no crean por sí mismos un
buen cuadro, tan sólo porque se pueda ver una colina o un árbol. Todo depende
de la interrelación de líneas y colores, con ella se crea expresión. Para mí
eso es justamente la base de la pintura. La forma abstracta es, a menudo, la
forma más clara para lo indeterminado en mí, que sólo puedo explicar a través
de la pintura.”
“Una flor es relativamente pequeña. Todo el mundo hace
asociaciones con una flor, con la idea de flor. (…) Sin embargo, en cierto modo
nadie contempla realmente una flor. Es tan pequeña –no tenemos tiempos-, pero
para mirar se necesita tiempo de la misma forma que las amistades requieren
tiempo. (…) Entonces, me dije, voy a pintar lo que veo, lo que significa la
flor para mí. Pero voy a pintarla grande para persuadir a la gente de que se
tome el tiempo necesario para contemplarla. Conseguiré incluso que lo hagan los
atareados neoyorquinos.”
Iride clara, 1924. |
“La gran flor blanca con el interior dorado muestra algo de
lo que quiero decir sobre el tema del blanco; aquí, el blanco tiene un
significado totalmente diferente para mí que antes. Si es a la flor o al color
al que le corresponde la mayor importancia, eso no lo sé. Sólo sé que, si he
pintado la flor tan grande, es para comunicar la experiencia que ha surgido de
mi contacto con la flor; ¿y qué es mi experiencia con la flor sino una experiencia
con el color? (…) El color es una de las cosas maravillosas que para mí hacen
de la vida algo valioso, y como ahora reflexiono sobre la pintura, me esfuerzo
en crear con el color un equivalente para el mundo, para la vida tal como yo la
veo.”
“No se puede pintar Nueva York como es, sino más bien como
uno la siente.”
Noche en la ciudad, 1926. |
“Aquí fuera, en estos terrenos baldíos, Badlands, que se
extienden durante millas y millas se ven todos los colores de tierra de la
paleta de un pintor, desde el amarillo de Nápoles pálido hasta llegar incluso a
suaves tonos de verde, pasando por los tonos ocres, naranja, rojo y púrpura.”
“Siempre he recogido flores allí donde las he encontrado, he
recogido caracolas y piedras y trozos de madera donde había caracolas y piedras
y trozos de madera que me gustaban… De la misma forma, cuando encontré en el
desierto los hermosos huesos blancos los recogí y me los llevé a casa… He
pintado estos objetos para expresar lo que significan para mí la amplitud y el
milagro del mundo en el que vivo.”
El árbol Lawrence, 1929. |
“Los huesos parecen conducir al centro de lo que está más
vivo en el desierto, aunque éste sea grande y vacío e intocable y aunque a
pesar de toda su belleza no conozca la amabilidad.”
“El cielo y el terreno son tan monstruosamente grandes y
cada detalle puede apreciarse tan bien que, independientemente del lugar, uno
se encuentra aislado entre cosas muy grandes y otras diminutas, rodeado por una
luminosidad deslumbrante. Todo está al lado, debajo y sobre uno y los relojes
se han quedado parados.”
Desde la lejana cercanía, 1937. |
“Creo que una forma verdaderamente viva resulta
necesariamente del esfuerzo de un solo individuo por representar lo vivo en un
arriesgado viaje del espíritu a lo desconocido en el que ha vivido y sentido
algo que no ha entendido; y de esta experiencia surge el deseo de dar a conocer
lo desconocido, (…) de explicar algo, lo que se siente pero no se puede
comprender totalmente. (…) Creo que esto, en cierto modo, está claro para
cualquiera en el momento de nacer, pero que es destruido en la mayoría de las
personas.”
“Al empezar a pintar los huesos de la pelvis me interesaban
sobre todo los huecos de los huesos; es decir, lo que veía cuando miraba a
través de ellos. Especialmente me interesaba el azul que se hacía visible
cuando mantenía los huesos al sol, dirigidos al cielo, cosa a la que uno tiende
cuando parece tener en su mundo más cielo que tierra: ante el azul parecían más
hermosos, el azul que siempre estará allí, como ahora, incluso después de que
se consuma la destrucción emprendida por el hombre.”
Escalera a la luna, 1958. |
“Un día, cuando volvía en avión a Nuevo México, las nubes
que había debajo de nosotros eran tan extraordinariamente hermosas, espesas y
blancas. Todo parecía tan firme que pensé que podría caminar por encima de
ellas hasta el horizonte si alguien me abriera la puerta. El cielo encima de
ellas era de un límpido azul pálido. El panorama era tan bello que apenas podía
esperar el momento de llegar a casa y ponerme a pintar”.
Era azul y verde, 1960. |
Todos estos párrafos están extraídos de la monografía escrita por Britta Benke y publicada en Taschen.
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